“El problema del sector cultural se resuelve con el plan que Petro prometió. No en esta sordera”: Lucía González, ex-comisionada de la Verdad
11 Abril 2023

“El problema del sector cultural se resuelve con el plan que Petro prometió. No en esta sordera”: Lucía González, ex-comisionada de la Verdad

Lucía González, una de las firmantes de la solicitud pública al presidente Gustavo Petro para que le preste atención al sector cultural.

Crédito: Colprensa

Músicos, actores, escritores, cineastas y gestores culturales se encuentran muy preocupados por la falta de brújula que muestra el Ministerio de Cultura. En una solicitud pública, le piden al presidente Gustavo Petro que los atienda y les preste atención. CAMBIO habló con Lucía González, una de las firmantes e impulsoras del documento.

Por: Eduardo Arias

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Un grupo de más de 600 artistas y gestores culturales que apoyaron al presidente Gustavo Petro le enviaron una solicitud pública para que le preste atención al sector cultural y que cumpla las promesas que hizo en su campaña presidencial, en la que se reunión con alrededor de 3.000 de gestores culturales para elaborar un programa de gobierno en el cual “la cultura tendría el lugar que se merece como fundamento de los valores, los principios, las relaciones y los modos de ser y estar en comunidad. Nos ilusionamos con la posibilidad de que la cultura fuera algo más que un asunto exclusivo del Ministerio de Cultura y se convirtiera en una esencia de todo el gobierno nacional, condición para el logro de la paz”, dice un aparte del documento que remata así: “Hoy parece que nada de esto es la hoja de ruta ni del Ministerio ni del gobierno del cambio”.


Más adelante se lee: “Sabemos que la tarea del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes no se reduce a la promoción y formación de artistas, sino a la generación de nuevas sociedades, de nuevas ciudadanías, de ciudadanos y ciudadanas para la convivencia: es necesario un Ministerio que conozca, reconozca, valore y potencie las múltiples formas de expresión cultural y de construcción de convivencia que se hacen desde las orillas de los mares y ríos, desde las montañas y planicies de nuestra dinámica y dramática Colombia”.


La lista de firmantes la encabeza Lucía González, arquitecta, una muy destacada gestora con una amplia experiencia en el campo social y cultural. Fue directora del Teatro Pablo Tobón Uribe, la Orquesta Filarmónica de Medellín y el Museo de Antioquia (por sólo citar algunos) y fue comisionada de la Verdad. Como ella le señaló a Cambio, en este momento los siguientes cargos del ministerio de Cultura se encuentran en interninidad: ministro, viceministro de la creatividad, coordinador de la oficina jurídica, director de poblaciones, director de estrategia, desarrollo y emprendimiento y director de artes. “¿Qué arquitectura institucional aguanta esto?”, se pregunta.
Para profundizar más en el contenido del documento CAMBIO conversó con ella.


CAMBIO. ¿Cómo se originó la idea de presentarle esta petición pública al presidente Gustavo Petro?
Lucía González.
Esta es una de muchas cartas que se le han enviado hablándole de la urgencia de cumplir su promesa de gobierno, en la que dijo que el ministerio de Cultura sería el Ministerio para la paz, un ministerio para el cambio. Es decir, que el Ministerio de Cultura no sea solamente un ministerio de las artes sino que su tarea sea política, algo fundamental para un país en conflicto. Petro no solamente hizo la promesa. Se generaron unas conversaciones y se hizo un proyecto con mucha gente bastante buena y que hoy no tienen ninguna expresión en el ministerio. No hay un proyecto y el proyecto no puede ser el del señor Jorge Zorro.


CAMBIO. Al leer el documento se siente una gran frustración por parte de quienes lo han firmado.
L. G.
Sí. Un montón de gente, muchas de ellas petristas, parte de ellas del Pacto Histórico, sienten que llegamos con una ilusión, que sentimos que por fin había un gobierno que entendía el papel de la cultura y en realidad ha estado completamente desatendido. Lo que se augura no es bueno.


CAMBIO. ¿Así de preocupante ven ustedes la situación?
L.G.
El irrespeto a Patricia Ariza es un síntoma cierto. La permanencia del señor Zorro como director del proyecto de música, insistir en él sin escuchar todo lo que a Petro se le ha dicho (porque no ha habido ni una sola respuesta), mantenerlo en el ministerio encargado le hace mucho daño a la cultura. Este es un sector que votó masivamente por Petro y que además es capaz de asumir una tarea muy importante por el país. Es muy importante que no quede la idea de que nombrando en propiedad a Jorge Zorro se resuelve el problema. Este se resuelve volviendo sobre un plan que Petro prometió, sobre un proyecto que se construyó en un diálogo cultural con mucha gente. No en esta sordera.


CAMBIO. ¿Además de esa interinidad cuáles son los otros vacíos que ustedes ven?
L. G.
Primero, no se retomó el proyecto de gobierno que se anunció, las promesas de gobierno que se anunciaron. No se ha retomado el plan que se trabajó con la gente en la campaña y que era la base del programa de gobierno de Petro y que realmente está al garete. Patricia Ariza no habló un solo día con el presidente. Y este ministro yo creo que está ese hablando con la primera dama, quien tampoco tiene por qué saber de cultura ni tiene que ser la guía de un proyecto tan importante para el país.


CAMBIO. Desde su experiencia desde la Comisión de la Verdad, el Museo de Antioquia y tantos otros cargos que usted ha ocupado, ¿cuál es esa relación que usted ha encontrado entre la cultura y la construcción de ciudadanía?
L. G.
En el territorio la gente entiende sus prácticas artísticas como un soporte de la cultura, como un soporte de la ciudadanía, como un lenguaje de las comunidades que hace visible, empodera y enriquece nuestra diversidad. Que nos permite reconocernos en la diversidad. Ese ha sido el gran valor del arte en este país, en el que no hay un solo proyecto en la política o en la economía que nos hable de la riqueza de la diversidad. Ese reconocimiento y valoración de la diversidad es un déficit en la cultura de la Nación porque permanentemente nos estamos eliminado entre nosotros por ser distintos.

"La paz se construye reconociéndonos en la diferencia, en la riqueza de la diferencia".


CAMBIO. ¿Cuáles fueron sus impresiones al respecto como comisionada de la Verdad?
L. G.
En la Comisión de la Verdad entendimos que las comunidades tienen hoy una noción muy profunda de su trabajo. Saben que están aportando a construir comunidades, a construir diálogos interculturales muy profundos, a afianzar valores, a formar ciudadanos y ciudadanas corresponsables y eso va desde las más pequeñas organizaciones de barrio culturales que tienen una tarea en este país hasta las grandes organizaciones. Las mismas orquestas y los mismos museos hoy saben que tienen una tarea que no es solamente artística. Una tarea cultural que interpela la cultura y las herencias culturales que nos han hecho tan violentos pero que también potencia las que tenemos y que nos permiten sentirnos orgullosos de lo que somos y del país que somos.

 

Lucía González
Lucía González.


CAMBIO. ¿Cómo se trabajó ese aspecto de la cultura en la Comisión de la Verdad?
L. G.
A mí me dio mucho trabajo en la Comisión de la Verdad posicionar el tema del arte porque la mayoría de los comisionados venían de las ciencias sociales. Pero uno ve que las comunidades se expresan fundamentalmente a través del arte porque no han tenido medios de comunicación. Se ve en los cantos, en las obras de teatro. Se escucha lo que ellos sienten, elaboran, procesan y comunican como vivencia. Las comunidades son conscientes de que más allá de un gozo estético tienen una tarea política y la están asumiendo. Saben que merecen ser reconocidas y valoradas. Aprendimos muchas cosas porque el arte es un lugar del conocimiento. El arte no solamente es un lugar del placer. En las prácticas artísticas uno reconoce los signos de las culturas. Los signos y los símbolos nos dan una idea de qué nos están contando de sí mismos. Dan cuenta no solamente de sus dolores sino también de sus sueños. A través del arte han logrado procesar muchas veces tragedias que han vivido. 

"En el territorio la gente entiende sus prácticas artísticas como un soporte de la cultura, como un soporte de la ciudadanía, como un lenguaje de las comunidades que hace visible, empodera y enriquece nuestra diversidad. Que nos permite reconocernos en la diversidad".


CAMBIO. Cítenos algún ejemplo.
L. G.
Si no fuera por las prácticas culturales muchos de ellos no habrían tenido manera de nombrar lo que les pasó. Por ejemplo las cantaoras en el Pacífico, las tejedoras de Mampuján, los jóvenes creadores del Chocó, los raperos, los punkeros. Más que arte, ellos están generando una expresión política muy profunda que nos permite a los otros reconocer esas vidas, reconocer esas orillas que son tan ajenas para nosotros y es el único lugar que tenemos nosotros para reconocernos. Uno conoce el Pacífico y el Atlántico, a los afro y a los indígenas a través del arte. Así se reconoce esa riqueza de Colombia, ese bosque nativo maravilloso que es Colombia. Entonces un gobierno del cambio no puede darse el lujo de desconocer la potencia y el valor de lo que tiene entre manos y tampoco puede desconocer la ilusión que se generó. El cambio cultural que debe hacer Colombia tiene que fundarse en reconocernos, en valorarnos, en dejar de lado las herencias coloniales que son clasistas, racistas y elitistas.


CAMBIO. ¿Podría usted citar algún, si se quiere, contraejemplo de lo que sucede en el Ministeio?
L. G.
Lo que está haciendo Iván Benavides en el Centro Nacional de las Artes es maravilloso. Tiene claro que la cultura es la esencia de un pueblo plural, de un pueblo diverso que va desde las orquestas filarmónicas hasta las organizaciones comunitarias que tienen pequeños teatros, pequeños grupos de danza donde mucha gente encuentra un lugar que no tiene en la nación. Cuánta gente no tiene un lugar sino en el rap o en el rock, en el punk, en el teatro comunitario. Cuánta gente se salva porque existen esos lugares donde puede expresarse, ser reconocido ahí y presentarse ante el mundo. Son muchos. Son miles. Son millones. Por eso tampoco es la economía naranja que busca que se genere capital financiero, capital económico. El capital social que generan estas organizaciones no hay con qué pagarlo. La contención social y la posibilidad de darles un lugar es impresionante.


CAMBIO. ¿Qué explica esa riqueza, esa diversidad cultural del país?
L. G.
Posiblemente por las diferencias, posiblemente por las distancias, posiblemente por la guerra, en Colombia es particularmente impresionante lo que ha sucedido. No son tan ricos muchos otros territorios latinoamericanos que tienen mucho. Esta cantidad de expresiones culturales es muy particular de Colombia. En todas las esquinas de los territorios rurales y urbanos las comunidades han encontrado en el arte y en la cultura el cobijo necesario para sentirse parte de esta nación, para no perderse, para no morirse de tristeza.

"La cultura es la esencia de un pueblo plural, de un pueblo diverso que va desde las orquestas filarmónicas hasta las organizaciones comunitarias que tienen pequeños teatros, pequeños grupos de danza donde mucha gente encuentra un lugar que no tiene en la nación".


CAMBIO. Se sabe que las comunidades le dan gran prioridad a las expresiones culturales cuando piden apoyo o lo reciben.
L. G.
Yo pongo un ejemplo muy impresionante. Cuando María Emma Mejía fue consejera presidencial para Medellín en el momento en que aquí explotó el narcotráfico, estaban matando a todos esos pelados en las comunas y llegó toda esa cosa tan brutal, yo me decía: ¿Por qué estos pelados piden uniformes para el grupo de danza, por qué estos pelados lo que piden es platica para el coro? Porque realmente es un lugar, un lugar que ellos crean y en el que pueden expresarse, pueden presentarse y representarse ante el mundo. Porque salen de la marginalidad, del ocultamiento en la narrativa del país.  


CAMBIO. ¿Cuál es su impresión del Ministerio de Cultura con respecto a esta visión integral de la cultura que ustedes demandan?
L. G.
El Ministerio de Cultura ha avanzado. Del Colcultura de Gloria Zea con la plata para la ópera a hoy hay un avance impresionante. Desde hace mucho rato el Ministerio de Cultura viene hablando de un ministerio para la paz, de música para la paz, de música para la ciudadanía, de teatro para la ciudadanía. Por esa razón no puede retroceder. No se puede pensar que tenemos que copiarle a Venezuela nada y mucho menos que nos vamos a dedicar a formar músicos para la excelencia. No se puede abandonar lo que hay en los territorios. Eso es lo que va a salvar y lo que viene salvando cotidianamente a esta patria. Pregunten en Bojayá. Una señora me decía: “Yo no puedo contar lo que me pasó yo lo puedo cantar”. Las mujeres de Mampujan no pueden contar sino tejer. Sin contar con el trabajo que han hecho los mismos combatientes de las FARC. Ahí hay mucho que hacer y un potencial muy grande. Ahí también podemos instalar un cambio para la convivencia, un cambio para la paz. La paz se construye reconociéndonos en la diferencia, en la riqueza de la diferencia.

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