Estos son los mejores equipos de la historia del fútbol colombiano. ¿Usted está de acuerdo?

Desde los nonagenarios que aún recuerdan la época de Eldorado y vieron jugar a Di Stefano, Pontoni y Valeriano López, hasta los más jóvenes que acababan de nacer cuando James Rodríguez se consagró goleador del Mundial de Fútbol de Brasil 2014, todos guardan en su memoria algún equipo que los hizo vibrar y que recuerdan especialmente por cualquier motivo: desde recuerdos de una infancia feliz hasta un sesudo análisis jugador por jugador de alguna escuadra memorable.

Determinar los 50 mejores equipos de la historia del fútbol profesional colombiano fue la tarea que emprendió el periodista Mauricio Silva Guzmán junto con su aliado Felipe Valderrama, un investigador nato que lo ha acompañado en proyectos anteriores, entre ellos El mejor equipo del mundo, una historia del Millonarios de la época de Eldorado que fue libro y también documental de televisión.

Para elaborar la lista de equipos que conforman este libro, Silva les pidió la opinión a 50 periodistas deportivos de diferentes generaciones y rincones de Colombia. Con base en esas opiniones escogió los equipos y comenzó la investigación y redacción de las crónicas. Muchas de ellas van más allá del equipo seleccionado. También explica cómo era antes, cómo y por qué terminó esa etapa del equipo y el contexto del momento en que se destacó, cómo estaba la salud del fútbol colombiano, a cuáles equipos enfrentó y otros datos que ayudan a ubicar al lector más allá de un simple enunciado de nombres de jugadores y datos estadísticos.

Silva, periodista con una larga experiencia en áreas como la cultura y el deporte en La Prensa, El Tiempo, Soho, CAMBIO, Don Juan y Bocas ha escrito otros libros sobre deportes, entre ellos Egan, el campeón predestinado, La leyenda de los escarabajos, El 5-0, la trilogía Enséñame a ser héroe, así como ¿Quién mató al Joe? Y El Centurión de la noche (2008), estos dos últimos sobre la vida y obra del genial Joe Arroyo.

Silva tiene una extensa carrera como reportero, cronista y editor para los periódicos, de la que fue editor jefe a lo largo de una década
CAMBIO habló con Silva acerca de este nuevo trabajo suyo.

CAMBIO: ¿Por qué decidió abordar esta empresa?

Mauricio Silva Guzmán: Por nada diferente a querer aprender. Escribir este tipo de textos periodísticos, así, a fondo, es la manera más bonita de instruirse. Y poner en orden todos estos sucesos, hacer posible que sean relatos, es lo que me mueve. Incluso, eso le da cierto sentido a mi vida. Además, siempre quise hacer un libro a profundidad sobre nuestro Fútbol Profesional Colombiano.

CAMBIO: ¿Cuánto tiempo le tomó hacer Los 50 mejores equipos?

M.S.G.: Dos años. En enero de 2023, apenas terminamos El mejor equipo del mundo, le dije a Felipe Valderrama, el investigador con el que vengo trabajando desde hace varios años, que este era el nuevo tema, que este nuevo libro debía estructurarse así y que nosotros no deberíamos definir la lista de Los 50 mejores equipos, sino que la selección debería salir de una encuesta entre los 50 más influyentes periodistas deportivos del país.

CAMBIO: ¿Cómo fue, a grandes rasgos, el trabajo en equipo con Felipe Valderrama?

M.S.G.: De las nuevas generaciones, Felipe Valderrama es el investigador del fútbol colombiano y suramericano más profundo y juicioso que conozco. Sin él no podría haber escrito esto. Es el gran detective de los datos. Basta con decirle, por ejemplo –y esto sucedió tal cual–: “Recuerdo haber oído que Alfonso Cañón, después de ser campeón en el 75, salió mal de Santa Fe”, para que él, a la semana siguiente, apareciera con el artículo de El Tiempo de julio de 1976 en el que está detallada la furrusca entre El Maestrico y los dirigentes de la época de El Cardenal.

CAMBIO: ¿Hubo consensos entre los periodistas que respondieron las encuestas para escoger los equipos?

M.S.G.: En general, sí. Por decir, 41 equipos recibieron 40 o más votos. Eso significa que más del 80 por ciento de los equipos fueron inobjetables para los encuestados. Luego hubo un 20 por ciento que fue muy peleado. Incluso, hubo equipos que, con 28, 26 y 25 votos, se quedaron por fuera de la lista.

CAMBIO: ¿Para usted, que no votó, se quedaron equipos por fuera que le hubiera gustado que estuvieran?

M.S.G.: A mí me hubiera gustado que tres o cuatro equipos hubiesen hecho parte de la lista. De la misma manera, creo que tres o cuatro equipos, que sí quedaron, podrían no haber clasificado. Pero de eso se trata la santa democracia. Y la verdad, todos los equipos aquí escritos tienen sobrados méritos para estar. Todos.

CAMBIO: ¿Se arriesga a decir cuáles formaciones cree que se quedaron por fuera?

M.S.G.: Sin lío. Creo que a esta lista han debido entrar el Bucaramanga de 1960, con La Bordadora Montanini; el Millos de 1984 y 85, con Vivalda, Van Tuyne, Iguarán y Funes; el Junior de 1991, con Javier Ferreira e Iván René Valenciano y, por decir, el Cali de 2015 con Santos Borré y Preciado. Ninguno de esos equipos fue campeón de la Liga, pero tuvieron estrellas de excepción y marcaron para siempre a sus hinchadas y a la prensa.

CAMBIO: ¿Y para usted, cuáles equipos podrían haber salido?

M.S.G.: Más allá de la importancia de sus gestas, que son innegables, creo que por la calidad de su juego podrían no haber clasificado el deportivo Pasto de 2006 o el Millos de Russo de 2017. La verdad es que, no solo me acogí feliz a las votaciones, sino que escribí las 50 crónicas con total convicción.

CAMBIO: Las 50 crónicas, todas, sin excepción, cuentan cómo se armaron, cómo brillaron y cómo se desbarataron cada uno de los 50 equipos. ¿Eso fue a propósito?

M.S.G.: En principio, no. Pero mi amigo Álvaro Andrés Cuéllar, que fue el primer lector de estos textos, me hizo ver que era clave que siempre se supiera cómo se desbarató cada equipo. La parte del éxito e importancia de cada equipo se daba por sentado, pero, gracias a él, tomé conciencia del “nacimiento, vida y muerte” de cada uno de estos equipos de “época”. Eternamente agradecido con Alvarito, un santafereño, bien santafereño.

CAMBIO: ¿Es fácil conseguir información confiable, sobre todo de épocas ya lejanas? ¿Sí hay una documentación completa?

M.S.G.: Sí que la hay, entendiendo que hay un jugoso registro de la prensa de la época. Así, al confrontar las versiones periodísticas, se llega a una cierta verdad. Sigo creyendo que hacen falta muchos más investigadores como Valderrama. que no se queda en el marcador del partido, sino que va por el giro inesperado de los sucesos: una genialidad, una expulsión, una pifia, una llamada, un dirigente loco, en fin. Ahí está el éxito de una buena investigación.

CAMBIO: Algo que llama la atención del libro es que si se lee de corrido el lector termina leyendo una historia muy completa del FPC. ¿Usted lo ve así?

M.S.G.: Completa nunca va a ser. Pero creo que, en 470 páginas, sí dejamos un buen testimonio de lo que ha sido nuestro fútbol porque no solo hablamos de los grandes equipos, sino de los estilos de juego, de cómo se paraban, de cómo ha evolucionado el FPC, de cuáles eran sus rivales, de las anécdotas y particularidades de sus estrellas. Es precisamente por eso que este libro lo hicimos cronológicamente, porque era importante reseñar los cambios que cada época aportó a nuestro fútbol profesional colombiano.

CAMBIO: ¿El fútbol colombino es muy particular?

M.S.G.: Profundamente. Algo que nos llamó la atención es que el campeonato colombiano es uno de los torneos que más formatos ha tenido en la historia del fútbol: el mejor del ‘todos contra todos’; el ganador del Apertura versus el ganador del Finalización; que triangulares; que cuadrangulares; que hexagonales; que octagonales; que dos puntos de bonificación; que 1,75 puntos; que un punto; que medio punto; que 0,25 puntos… ¡Una recocha! Y ahí, en la feria de los formatos, en los excesos en busca de taquilla, se entiende algo que sigue idéntico, y eso es que el peor enemigo de los clubes colombianos en los torneos internacionales es el propio torneo colombiano. Los equipos no pueden cumplir en ambos frentes porque los directivos de todas las épocas han llenado el año de partidos. Y siempre, pero siempre, nuestros clubes reventados.

CAMBIO: ¿El fútbol colombiano ha sido tan malo como muchos creen o tan bueno como otros lo ven?

M.S.G.: De ambas. Muy a pesar de toda la demencia que ha significado el fútbol en nuestro país, el FPC ha escrito capítulos magníficos, varios de ellos de altísimo nivel. No se le olvide que aquí brillaron y desplegaron lo mejor de su arte figurones como Pedernera, Di Stéfano, Pontoni, Rial, de Freitas, Moreno, Iroldo, Corbatta, Dida, Lima, Devani, Loayza, Sekularac, Verón, Scotta, Cueto, Funes, Cabañas, Falcioni, Gareca, Goycochea, Pérez, Viera, Cano, Armani, solo por nombrar algunos de los grandes refuerzos extranjeros que la ‘descosieron’ en nuestra Liga.

CAMBIO: Y de los nuestros también hay mucho qué decir.

M.S.G.: La lista es enorme, pero digamos así: Cobo Zuluaga, Turrón Álvarez, El Caimán Sánchez, Carlitos Arango, Maravilla Gamboa, Gallegol Ramírez, Willington Ortiz, Alfonso Cañón, Jairo Arboleda, El Teto Díaz, Arnoldo Iguarán, El Pibe Valderrama, Freddy Rincón, René Higuita, La Gambeta Estrada, El Tren Valencia, Miguel Calero, El Tino Asprilla, El Gordo Valenciano, Óscar Córdoba, Víctor Hugo Aristizábal, Iván Ramiro Córdoba, Faryd Mondragón, Mario Alberto Yepes, Teo Gutiérrez, Juanfer Quintero o Lucho Díaz, por nombrar a algunos, que no es decir poco.