‘Fortuna’, una novela para armar
2 Marzo 2025 07:03 am

‘Fortuna’, una novela para armar

Crédito: Colprensa

El dinero es una fantasía en la que todas las personas creen. Y el capital financiero es una ficción de esa ficcion. De esto último trata 'Fortuna', la novela del escritor argentino Hernán Díaz, quien vive en Nueva York y escribe en inglés. El canal HBO ya compró los derechos de la obra para realizar una serie audiovisual.

Por: Luis Fernando Afanador

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Nunca había leído una novela sobre el dinero. Había leído, eso sí, párrafos memorables sobre el dinero en algunas novelas. En Los siete locos, de Roberto Arlt; en Plata quemada, de Ricardo Piglia, donde los atracadores de un banco queman el dinero. Una escena perturbadora. Arriesgar la vida para luego quemar el dinero. Nadie entiende, ni la policía entiende. El dinero no se quema. Quemarlo implica destruir una ficción en la que todos creemos. Porque, como se mostrará en Fortuna, la novela que nos ocupa –por cierto, escrita también por un argentino– el dinero es una ficción: “El dinero. ¿Qué es el dinero? Bienes de consumo en forma de pura fantasía… El dinero es una mercancía fantástica. Una fantasía. Ni lo puedes comer ni te abriga, pero representa toda la comida y toda la ropa del mundo. Por eso es una ficción. Y eso mismo lo convierte en un patrón con el que valoramos todas las mercancías… Así pues, si el dinero es una ficción, el capital financiero es la ficción de una ficción”.

Fortuna (el título original en inglés es Trust, más significativo, por cuanto alude a ´confianza´ y a ´fondo´), versa sobre el capital financiero, ese que se mueve, come, crece, se reproduce, enferma y puede morir, el “capital que engendraba capital que engendraba capital”. Su protagonista, Benjamin Rask, proviene de una familia de tabacaleros y azucareros, y se ha convertido en el hombre más rico del mundo, en el país más rico del mundo –estamos en Nueva York, en los años veinte– porque vendió todas sus propiedades y se dedicó a especular en la bolsa. Descubrió que el capital financiero es más “limpio”, que cuanto mayor es la operación, más lejos está de los detalles concretos: “No le hacía falta tocar un solo billete ni relacionarse con las cosas y la gente a las que la transacción afectaba. Lo único que tenía que hacer era pensar, hablar y quizás escribir. Y el ser vivo se ponía en marcha, dibujando hermosos patrones de camino a una abstracción cada vez mayor”.

Rask parece haber descubierto el secreto para acumular capital no originario, ´incontaminado´ de esclavitud y de explotación. Y para sobrevivir a los constantes ciclos que produce el capitalismo. En efecto, Rask será el único que sale airoso del famoso crac de 1929, lo que lo convierte en una leyenda, para bien y para mal. Es un hombre austero, antisocial, el cual, más por seguir las convenciones, beneficiosas para sus intereses, se casa con Helen Brevoort, una mujer brillante, culta, educada en Europa, proveniente de una familia burguesa de Albany, venida a menos. Helen Brevoort, ahora Helen Rask, con infinitos recursos a su disposición, se dedica al mecenazgo y a la filantropía, y organiza selectas veladas musicales con grandes directores e intérpretes en su mansión del Upper West Side de Manhattan. Benjamin Rask, a quien le gusta controlar todo, logra construir una relación perfecta con ella –un buen pacto, diría él– hasta que aparece la enfermedad mental de Helen, heredada de su padre. Una locura que se escapará a sus cálculos y a sus previsiones.

Fortubna

Sin embargo, este es apenas el primer libro. Lo que hemos leído es la novela titulada Obligaciones, escrita por Harold Vanner. Una narración que a juicio de Andrew Bevel, el magnate ´real´, tergiversa por completo su vida y la de su esposa, Mildred Bevel, la esposa ´real´. Por eso, indignado con las falsedades que contiene la novela de Vanner, ha decidido escribir la ´verdad´, una autobiografía, titulada Mi vida, que constituye el siguiente libro de Fortuna. El tercero será otro, titulado Recuerdos de unas memorias, firmado por Ida Partenza, una muchacha de Brooklyn, hija de un inmigrante anarquista italiano, contratada como escritora fantasma por Andrew Bevel, para ayudarle a escribir su autobiografía. Allí nos contará otra historia sobre el millonario y nos hablará de su fascinante vida. El cuarto libro, Futuros, son los diarios de Mildred Bevel, encontrados muchos años después entre sus papeles y que hacen parte del Archivo Bevel. La voz silenciada, cómo no, había escrito su propia versión. Y su reivindicación como mujer. También, para decirlo en términos de justicia transicional, ella es quien hace las mayores contribuciones a la Verdad –con mayúscula– de la novela.

Cuatro puntos de vista, cuatro libros escritos sobre los mismos ´hechos´, cuatro géneros (novela, biografía, crónica, diario) y estilos muy diversos. No podemos escapar al dinero; tampoco podemos escapar al lenguaje. Tal es la premisa. Vivimos inmersos en los símbolos. La literatura, que a su vez es una ficción, puede crear ficciones dentro de la ficción: metaficciones. Matrioskas, puestas en abismo, narraciones dentro de la narración. Juegos de realidades y ficciones. Literatura y dinero, equiparados, terminan siendo los dos grandes temas. Finalmente, Fortuna es un puzzle que los lectores, convertidos en detectives, deben armar. Una obra que con gusto hubieran suscrito Nabokov, Borges y Joyce, por la escritura paródica de sus varios libros: a la manera de Henry James; a la manera de una hagiografía de un hombre rico; a la manera de una gran crónica periodística; a la manera de un diario de Virginia Woolf.

La novela del siglo XX empezó con un gran ímpetu de experimentación que fue decayendo hasta casi desaparecer en el siglo XXI. La narración se volvió más lineal y menos ambigua. Ya no se necesita que Umberto Eco haga claridad con su Obra abierta. Es cierto, la experimentación por la experimentación puede terminar en vacuidad. Pero no olvidemos que Henry James y William Faulkner abrieron otra senda a la novela modernista: revolucionar el punto de vista con varios narradores e intensificar la ambigüedad, sin desterrar a los personajes y a la trama. Por todo eso, hay que leer y celebrar esta novela sorprendente.

“Todo lo sólido se desvanece en la ficción”, hubiera dicho el padre anarquista de Ida Partenza, parafraseando a Marx. Qué par de personajes maravillosos. Y bueno, si HBO compró los derechos de Trust para una serie es que algo muy cautivador vieron en su trama.

Hernán Díaz
Fortuna
Anagrama, 2024

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