Gimnasio Poni Club: así es el primer gimnasio inclusivo para deportistas de la comunidad LGTBQ+ en Colombia

Crédito: Cortesía: @poniclubgim

27 Enero 2025 03:01 pm

Gimnasio Poni Club: así es el primer gimnasio inclusivo para deportistas de la comunidad LGTBQ+ en Colombia

CAMBIO habló con los fundadores y gestores de este lugar, el único gimnasio inclusivo y con enfoque cuir en Colombia: un oasis y refugio para más de 250 personas.

Por: Juan Francisco García

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No hay un solo espejo ni máquina alguna para medir el peso, la saturación o la grasa en el cuerpo. En sus paredes, en lugar de consignas militares sobre el sacrificio y la apariencia, en vez de imágenes de hombres marcados o mujeres rubias y esbeltas, se lee, en clave de grafiti y en letras color pastel: "Gimnasio Poni Club". El primero y el único con enfoque cuir en Colombia. 

La idea se materializó en Bogotá, en una casa del tradicional barrio Palermo en la que por muchos años funcionó una sastrería, gracias a Ari Vélez Oliveira, cofundador y gestor. Años atrás, Vélez se salvó de una profunda depresión que le explotó en Australia –lejos de todo, en el revés del huso horario y en plena pandemia– por haber dado en suerte con el Poni Club GYM de Melbourne. 

Al regresar, juntó sus ahorros y se la jugó, junto a Dré Malambo, cofundador y entrenador, a montar, inspirados y apoyados por la sede de Melbourne –que les donó el logo y recursos–, el Poni Club de Bogotá. 
Para entender cuál es la vocación de un gimnasio que abrió sus puertas para servir de oasis y de refugio para la comunidad LGTBIQ+ y las personas con cuerpos por fuera del canon hegemónico, CAMBIO fue hasta el gimnasio para conversar con sus fundadores y gestores. 

"En Poni Club no le copiamos a la política de cancelación"

CAMBIO: ¿Qué significa que el Poni Club tenga un enfoque cuir?

Dré Malambo: Para mí es llegar a un espacio donde tienes que preocuparte porque sabes que no vas a ser cuestionada o irrespetada por tu identidad de género, tu expresión de género tu orientación sexual. Es un espacio en el que no vas a tener que dar explicaciones de nada al respecto. Y que, además de esto, vas a estar en un espacio en el que se celebre tu existencia. 

Ari Vélez Olivera: Lo cuir se puede ampliar a un espacio en el que todo se puede. Ser trans y ser cuir es de alguna forma decir “no importa todo lo que me enseñaron, no importa lo que me condicionaron a hacer, yo puedo inventar el mundo que quiera, para mí y para mi comunidad”. Lo cuir engloba lo “disca” y lo gordo, es un lugar en el que solo vienes a estar bien, a parchar. 

CAMBIO: ¿Cómo se relaciona su espacio con las personas heterosexuales CIS? ¿Son bienvenidas y, de ser así, cuál ha sido el recibimiento?

Ari Vélez Olivera: La mayoría de las clientas son mujeres CIS. Tanto heterosexuales como bisexuales u homosexuales; no es una pregunta que hagamos. Acá no nos tienes que firmar un formulario en el que se consignen tu orientación sexual o de género. Aunque sí hay una prevención en tener hombres heterosexuales en el espacio, tenemos unas reglas claras sobre el espacio: no es permitida ninguna expresión discriminatoria. No queremos comentarios no pedidos sobre el cuerpo, la apariencia, etcétera, y por supuesto no es un espacio para morbosear. 

En Poni Club no le copiamos a la política de cancelación; más bien buscamos entablar diálogos, reparar lo más posible y llevar a cabo procesos formativos. Lo más duro es el tema de la gordofobia. En nuestras redes sociales los comentarios más ofensivos son a raíz de esto. “Un gimnasio al que no voy a perder peso, ahora sí que vi todo”, escriben. 

La comunidad del Gimnasio Poni Club
Comunidad del Gimnasio Poni Club. Cortesía: @poniclubgim 

CAMBIO: Los gimnasios convencionales están atravesados por la competencia, ya sea contra uno mismo, o sobre todo contra uno mismo. ¿Cuál es la aproximación de Poni Club sobre la competencia?

D.M.: El enfoque de El Poni es marcadamente hacia el disfrute. Así, las competencias en las que participamos son parte del proceso, pero no la parte primordial. Este año creamos una competencia que está muy por fuera de lo que la mayoría de las personas considerarían competencia. 

Fue una competencia de la modalidad de Balance Board, en la que lo que importó fue la comunidad, el apañe, que los que vienen se conocieran entre sí. 

Gimnasio Poni Club
Dinosaurio en Gimnasio Poni Club. Cortesía: @poniclubgim

A.V.O.: La palabra clave para nosotros es juego. Todo el entrenamiento, desde el calentamiento, está atravesado por el juego. Y lo mismo buscamos en las competencias. Si bien queremos ganar, no entramos en la lógica de “arrasar” al otro.

D. M.:  Para explicar nuestro espíritu, siempre hablo del Ultimate. En este deporte, incluso en las grandes competencias, lo que más importa y más valor tiene es el espíritu de juego. El disfrute, el fair play, el bienestar de los y las jugadoras. El premio real de competir es que se crea una comunidad y una red de apoyo. 

CAMBIO: Ya con dos años activos, ¿qué han visto en el ecosistema? ¿Hay más gimnasios como El Poni o siguen siendo pioneros?

A.V.O.: Si bien hemos visto equipos de fútbol con enfoque cuir y disidentes muy interesantes, como La Equipa, no hemos visto gimnasios como El Poni. En ese sentido, creo que fuimos y seguimos siendo pioneros. 

CAMBIO: Hablemos del equipo de fútbol de El Poni. Históricamente los equipos han funcionado con dinámicas jerárquicas y patriarcales, ¿cómo se manejan las dinámicas de su equipo?

D.M.: Una de las cosas que le aprendimos a La Equipa es a jugar sin capitanía. Como un acto simbólico. Tratamos, cuanto sea posible, de que sea un espacio en el que tomamos decisiones conjuntamente. Además de que todas las personas juegan en cada partido, buscamos que lo hagan por la misma cantidad de tiempo –aunque las que por más tiempo van jugando orientan al resto del equipo–. En todas las decisiones que podemos socializar; todas las personas tienen la misma voz y voto. 

CAMBIO: Antes de empezar la entrevista contó que El Pony Club Gym en Australia le salvó la vida. Al traerlo a Colombia, ¿qué revelaciones les ha traído? 

D.M.: Para mí ha sido muy importante acercarme más a personas disca (con discapacidad) y entender muchas cosas que el deporte trae como imposición: en sus tiempos, en sus exigencias, en los supuestos de cómo se deben hacer las cosas. Ha sido muy valioso darse cuenta de que todas las personas necesitamos nuestros propios tiempos, así como espacios que nos hagan sentir seguras y con confianza; y que para que esto se dé hay que estar haciéndose todo el tiempo preguntas que permitan que estos espacios sean posibles. 

También ha sido muy revelador para mí ver las maneras en las que se tejen redes de apoyo a través de estos espacios que transforman muchas vidas individuales. Fue comprobar cómo El Poni salva la cotidianidad de muchas personas, incluida la mía. Uno podría pensar que El Poni es muy pequeño, sin mucho impacto, pero al conocer la comunidad te das cuenta de que, es todo lo contrario. Mucho más de lo que pude imaginar alguna vez.

Equipo de Fútbol Poni Club
El equipo de fútbol de Poni Club. Cortesía: @poniclubgim

A.V.O.:  Para mí los temas gordos han sido increíblemente revolucionarios en mi entendimiento del mundo. Creo que las luchas gordas tienen mucho en común con las luchas trans. Que las personas con cuerpos gordos conviven con un montón de imposiciones en un cuerpo que la mayoría del tiempo es difícil de habitar. Y es un cuerpo que igual necesita conectarse con partes que han sido negadas durante muchos años. Una gran revelación de El Poni es que todo el mundo, tenga el cuerpo que tenga, necesita disfrutar como una condición básica para habitar el mundo de maneras más tranquilas. 

Creo que para las personas trans ese disfrute se ha centrado mucho en el mundo de la fiesta, en donde ya no tienes que performar como en el día. Aunque la lógica de la fiesta es súper importante, siento que encontrar espacios fuera de ella para socializar y encontrarse es muy vital. 

CAMBIO: Yendo a lo más crudo: ¿qué tan difícil es la sostenibilidad?

A.V.O.: Es muy difícil. Depende de muchas cosas que nos divierten, la regularidad en las clases, por ejemplo; y otras cosas horribles, como publicar en Instagram y mantenerse vigentes en el algoritmo. Todos los meses hemos podido por lo menos pagar el salario de Dre y la manutención del espacio, excepto un mes en el que no publicamos durante 15 días y en el que simplemente no hubo plata. Lo más difícil es eso y conectar a personas que no conocen el gimnasio y enterarlos de lo que acá sucede. 

Nos ha funcionado tener organizaciones aliadas que pagan una mensualidad para que sus empleados disfruten de El Poni. 

CAMBIO: ¿Cuánta gente está en la comunidad de El Poni Club?

D.M.: Si nos ceñimos al formulario que al venir por primera vez llenan las clientas, somos más de 250 personas. 

CAMBIO: ¿Qué tensiones perciben y qué espacios ganados han sentido con respecto a las personas trans y el deporte?

D.M.: El deporte nació como una actividad de hombres blancos y ricos. Eso ya dice mucho. Con el paso de los años, las minorías empezaron a luchar por su participación, como fue el caso de las personas negras. Luego vinieron las luchas de las mujeres, y ahora el debate va en el derecho de las personas trans. Si seguimos la lógica, es evidente que no tiene ningún sentido que le nieguen a un ser humano el acceso a hacer deporte. Pero en la realidad esto sí pasa y hay muchas barreras y hace falta mucho tiempo para que se dejen atrás las discriminaciones. 

A.V.O.: Así como en un momento se consideró que, por genética o lo que sea, las personas negras tenían una ventaja sobre el resto y por eso no debían participar, va a pasar lo mismo con las mujeres trans. La pregunta que me parece interesante es ¿qué es lo justo en una competencia deportiva? Lo cierto es que, por un lado, el debate solo importa con respecto a las mujeres trans, pues los hombres trans parecen no preocuparle a nadie; y por otro, es claro que no hay estudios concluyentes, repetidos, significativos sobre las supuestas ventajas de las mujeres trans. Además, el alto rendimiento es menos del 1 por ciento de los deportistas. Lo realmente grave está en la privación de acceso en los espacios comunitarios, escolares, familiares. 

CAMBIO: Fuera de estos oasis de inclusión para las personas de la comunidad LGTBIQ+, ¿son optimistas de un cambio afuera, en la ciudad, con respecto a las violencias que sufren las disidencias?

A.V.O: En enero ya iban como diez personas de la comunidad asesinadas, y de esas posiblemente seis eran personas trans... Así que no, no soy optimista. El Estado, pues... sí es importante que garantice los derechos mínimos, pero se viene una ola de ultraderecha que nos está respirando en la nuca y que está siendo ya un gran retroceso. El género es un tema tan complejo, pone entre dicho tantas cosas, que siento que faltan muchos años para de verdad ver un cambio. Aunque soy optimista por espacios como estos, de cuidado, con el deporte en el centro. 

D.M.: Las cifras no dejan optimismo, pero justamente la forma de sobrevivir es crear estas pequeñas comunidades, para apañarnos, acompañarnos, que es lo que pasó con El Poni. Yo veo las cifras y siento que no voy a llegar vivo a los 30 años, pero mi cotidianidad cambió en este espacio. Sé que trabajo en un lugar en el que mi identidad es respetada y en el que soy amado. Creo que estos mundos de fantasía que existen dentro del mundo hostil, pueden replicarse en diferentes ámbitos, con o sin deporte. 

 

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