‘Gonawindúa: el corazón del mundo’, un llamado de los hermanos mayores para proteger la madre Tierra
28 Marzo 2025 06:03 am

‘Gonawindúa: el corazón del mundo’, un llamado de los hermanos mayores para proteger la madre Tierra

'Gonawindúa, el corazón del mundo'.

Integrantes de las comunidades kággaba (también conocidos como kogui) de la Sierra Nevada de Gonowindúa, conocida también por el mundo como Sierra Nevada de Santa Marta, y el Teatro Cenit, montaron ‘Gonawindúa: el corazón del mundo’, una obra en la que envían su mensaje sobre el cuidado del agua, la biodiversidad y la naturaleza. Se presenta el 29 de marzo, a las 8 pm, y el 30 de marzo, a las 5 pm en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.

Por: Eduardo Arias

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Gonawindúa: el corazón del mundo es un montaje escénico que dirigen Nube Sandoval y Bernardo Rey, del Centro de Investigación Teatral (Cenit), en el que participan únicamente integrantes de la comunidad kággaba (también conocida como kogui) de diferentes cuencas hidrográficas del territorio ancestral Seshizha (linea negra), de la vertiente norte de la Sierra Nevada de Gonawindúa, o de Santa Marta, y que busca transmitir el mensaje de los hermanos mayores (los kogui) a los hermanitos menores (los occidentales) para que aprendan a respetar y a convivir con la naturaleza.

En la obra se dan a conocer los fundamentos de su cultura. Es un poema sonoro, visual y épico sobre uno de los cuatro pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta, y comparte con los espectadores un mensaje urgente sobre el cuidado del agua y la Tierra en el que las artes escénicas son el vehículo que amplifica sus voces.

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Cuentan con el aporte del músico y compositor Christian Castagno, un neoyorquino que vive hace ya más de una década en Minca, en la Sierra Nevada de Santa Marta. “Es un productor musical de Nueva York, nominado 11 veces al Grammy y que lo ganó tres veces por sus producciones musicales y creó junto a su compañera, Tatiana Llinás, Sonido Selva, un estudio donde compuso y produjo todas las piezas musicales de la obra”, dice Nube Sandoval. También es fundamental el trabajo de Luis David Cáceres, creador del contenido del videomapping, y de Humberto Hernández, diseñador de las luces, elementos determinantes para transmitir el conocimiento ancestral de los kággaba que en muchas ocasiones es complejo y abstracto.

Gonawindúa es una coproducción del Ministerio de Cultura, el Teatro Cenit y el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, en alianza con la Organización Gonawindúa Tayrona, que representa al pueblo kággaba ante el Estado colombiano y la sociedad en general. Es un puente de comunicación y a la vez un mecanismo que regula la entrada de lo externo para que no afecte su sabiduría ancestral.

Teatro experimental con sentido social

En 1992, Nube Sandoval y Bernardo Rey crearon en Bogotá el Centro de Investigaciones Teatrales, Cenit, un espacio para estudiar los principios que rigen el trabajo de los actores y actrices, experimentar el diálogo entre las artes visuales y las artes escénicas, así como de sus propias dramaturgias, la elaboración y el uso de la máscara en el teatro contemporáneo y la creación de escenografías y espacios teatrales no convencionales. También han sido muy conscientes del compromiso social del teatro, capaz de activar procesos de resiliencia en contextos vulnerables. Ellos cocrearon y codirigieron Develaciones, un Canto a los 4 Vientos, obra del legado cultural de la Comisión de la Verdad, una puesta en escena con más de 100 artistas y miembros de comunidades de diversas regiones de Colombia.

Como señala Nube Sandoval, gran parte del trabajo de llevar el mensaje de los mamas ya estaba muy adelantado gracias a la publicación del libro Shikwakala, el Crujido de la Madre Tierra, producido por la Organización Gonawindua Tayrona que recoge la sabiduría de 26 mamas kogui, su memoria viva y su conocimiento ancestral. “Nos sirvió mucho en la construcción de la dramaturgia, pero también es clave subrayar que desde el día uno tuvimos un acompañamiento por parte del mama Luntana y la saxa Francisca, líderes espirituales del pueblo kággaba”, agrega.

Ellos acompañaron todo el proceso de creación. Les explicaban (con traducción, porque no hablan castellano) conceptos complejos, a veces herméticos, para llevarlos al lenguaje escénico. “Nos aprobaban o desaprobaban las improvisaciones que se creaban dentro del grupo. En este sentido es linda la frase del mama Luntana que en una entrevista dijo: ‘Bernardo y Nube dirigen la obra a nivel teatral, pero yo la dirijo a nivel espiritual’”, señala.

Ellos piensan llevar esta obra más adelante a otras ciudades de Colombia, lo mismo que a otros países, para compartir el mensaje al mayor número de personas que sea posible. De ella también quedará un testimonio audiovisual. Y ya hay un compromiso con Caracol Televisión, que la va a filmar. Además, Clare Weiskopf y Nicolás Van Hemelryck, de Casa Tarántula, han registrado desde el comienzo los avances del proyecto con el objetivo de realizar un documental sobre este proceso de creación único en su género.

Un proceso muy particular

Trabajar con el pueblo indígena kággaba demandó un proceso bastante atípico. Ellos no habían visto nunca teatro y, obviamente, no habían hecho teatro. Primero hubo un proceso de formación y, como dice Nube Sandoval, en la obra no hay representación: son ellos mismos. El trabajo de formación les dio herramientas corporales y vocales para poder pararse en un escenario y mantener la atención del espectador. “Fue un entrenamiento físico bastante fuerte. Ellos están ahora en un nivel increíble porque hemos hecho desde infinidad de ejercicios teatrales hasta acrobacia. Lo mismo a nivel vocal”, advierte.

De acuerdo con José Manuel Sauna Mamatacan, coordinador de Comunicación, Muldigaba Saldiñga Zhigoneshi Zhuilduka, de la Organización Gonawindúa Tayrona y coordinador del grupo indígena, al inicio del proceso los mamas y las saxas (autoridades espirituales de los kággaba) no entendían el significado de la palabra teatro. Pero, como recuerda Sauna, durante el proceso de la creación de las escenas descubrieron que las acciones que realizan en el escenario no estaban alejadas de sus prácticas y conocimientos ancestrales, puesto que ese trabajo incluye música, bailes, cantos y acciones concretas. Agrega que el teatro es un espacio de demostración cultural para una cultura como la de los indígenas de la Sierra Nevada. El teatro, para él, es un espacio que convoca a personas que todavía tienen conciencia o que quieren sentir la esencia y el espíritu de la Madre Tierra.

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Muchos de ellos no se conocían porque vienen de comunidades alejadas unas de otras en la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa Marta. Entonces, el entrenamiento también creó esa comunidad. “Ahora somos familia y eso también ha sido clave en ese proceso de formación. Es una gente absolutamente dulce, noble, receptiva y muy generosos con su conocimiento y con la disponibilidad para el trabajo. Fue una experiencia muy enriquecedora para todos”, dice Nube Sandoval.

La gran tarea era llevar el mensaje hacia afuera. Pero también transmitirlo entre ellos. “Algunos no sabían muchas historias que están presentes en el gran conocimiento y allí hubo la oportunidad de compartir con todos ellos en las infinitas noches alrededor del fuego después de los ensayos, después del entrenamiento, cuando se sentaban a hablar y hacer todo un proceso de aprendizaje interno”, recuerda Nube Sandoval. “Esto reforzó sus nexos con la raíz, con las tradiciones que en este momento se están viendo bastante afectadas por el internet, las redes y por otra serie de afectaciones que están haciendo mella en su memoria viva y en su conocimiento ancestral. No en los mayores, sino en los jóvenes”, añade.

Sauna agrega que los mamas y las saxas “han sentido un espacio libre en el cual pueden compartir, transmitir y enseñar desde sus conocimientos gracias a que Cenit les han demostrado desde el inicio su voluntad de comprender, entender y respetar nuevas formas de percibir el mundo, generando para los actores y actrices un ambiente de aprendizajes mutuos y desarrollos de sus capacidades, fortaleciendo lo propio y adquiriendo nuevas formas de interactuar con las diferencias culturales del mundo”.

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El mensaje que los kággawa quieren compartir

Como expresa Juan Mayr, exministro de Medio Ambiente y fundador de la Fundación Pro Sierra Nevada de Santa Marta, los kággaba siempre han querido compartir su mensaje con mundo de los hermanitos menores. Esa es una decisión que se tomó tiempo atrás Mama Valencio, que fuera el mama mayor de los kággaba. Él dijo que si ellos como “hermanos mayores” no entraban en contacto y hacían entender a los “hermanitos menores” las consecuencias de sus acciones, al final terminarían destruyendo la naturaleza y la vida.

A partir de ese momento comenzaron a desarrollarse diferentes mecanismos de comunicación. “Llegó un momento en que Mama Luntana y luego Mama Shibulata, junto con Sauna, observaron cómo el teatro se constituía en una nueva posibilidad de comunicación de su pensamiento y de su mensaje para cambiar la mente de los hermanitos menores”, señala Juan Mayr.
De acuerdo con él, el panorama actual de la Sierra Nevada plantea muchos desafíos. Han vuelto los grupos armados, y los diferentes procesos de desarrollo y el turismo plantean grandes retos para la protección de los sitios sagrados, la naturaleza y la cultura. “Todo el mundo quiere subir a los nevados, todo el mundo quiere ir a los pueblos indígenas, todo el mundo quiere tener una propiedad junto al mar o en la sierra, de tal manera que día a día el territorio tradicional y su geografía sagrada se empiezan a ver más afectados, lo mismo que muchos de los sitios sagrados que continúan siendo sido intervenidos o destruidos, particularmente aquellos en la parte baja de la sierra que conforman la línea negra, que es parte del tejido de esa geografía sagrada y que en la medida que un sitio sagrado es destruido, se está destruyendo parte del origen y de la integridad de uno de los ecosistemas más extraordinarios del planeta", explica.

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Mayr agrega que, por lo general, cada sitio sagrado coincide con lugares de origen de ciertas especies de flora y fauna. Son lugares donde las tortugas llegan a desovar, o donde ciertas especies de aves anidan o donde los chigüiros o los felinos tienen su origen o donde ciertos árboles, humedales o ciénagas son de enorme importancia para conservar la integridad de los ecosistemas. “Es una concepción del mundo a partir de la lectura de la naturaleza y en la medida que nosotros aún no hemos desarrollado esas capacidades el pensamiento indígena nos muestra el camino a la sostenibilidad. Sin embargo, los procesos de desarrollo continúan sin ningún límite poniendo en riesgo nuestro propio futuro y la salud del planeta”, advierte.

Como observa Mayr, la articulación entre el pensamiento prehispánico de los “hermanos mayores” y su conocimiento basado en el comportamiento del cosmos y la naturaleza, ha empezado a tener un sentido muy importante para el pensamiento occidental en la medida que el planeta y la naturaleza se han venido destruyendo y las consecuencias están a la vista. Hoy son reconocidas las coincidencias entre el pensamiento científico occidental y el pensamiento indígena, cuestión que no sucedía nunca.Antes se veía el mundo indígena y su pensamiento como algo atrasado, como algo del mundo salvaje y esto tiene mucho que ver con nuestra historia. Pero en la medida en que se fue dando a conocer y se fue difundiendo ese pensamiento y esa otra forma de ver y entender el mundo se fue haciendo evidente que los territorios mejor protegidos y conservados en el planeta son aquellos donde habitan las culturas indígenas. Hoy los kággawa, a través de la obra de teatro Shikwakala nos permite reflexionar y adquirir una mayor toma de conciencia sobre el cuidado de la naturaleza y de la vida", afirma.

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El espíritu de yuluka

Nube Sandoval y Jose Manuel Sauna le dan gran importancia a la palabra “yuluka”, que en kággaba significa “ponerse de acuerdo”. Para ellos, “yuluka” es el espíritu que acompaña este trabajo. Es así como un grupo de teatro se puso de acuerdo con una comunidad de un pueblo originario de la Sierra Nevada para poner en escena el mensaje del cuidado al agua, la biodiversidad y la naturaleza: el mensaje del pensamiento de los pueblos originarios como protectores y guardianes de la naturaleza.

Agregan que yuluka está presente en todo lo que tiene que ver con la vida del pueblo kággaba. "El yuluka es ponerse de acuerdo a través de las danzas que hacen con las máscaras cuando hay una enfermedad. Es para ponerse de acuerdo con la enfermedad para que no golpee tan fuerte al cuerpo. Ponerse de acuerdo con la culebra para que no te pique, ponerse de acuerdo con los truenos, ponerse de acuerdo con el fuego. Aquí se ha tratado de ponerse de acuerdo entre 'hermanos mayores' con 'hermanos menores' para el cuidado de la madre Tierra. De eso se trata todo”, dice Nube.

Gonawindúa: el corazón del mundo

Teatro Cenit en alianza con la Organización Gonawindúa Tayrona

Sábado 29 de marzo, 8 pm y domingo 30 de marzo, 5 pm
Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo


Calle 170 No. 67-51

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