Gozar Leyendo con CAMBIO: una sesión de mucha poesía y también de crónica
9 Julio 2024 09:07 pm

Gozar Leyendo con CAMBIO: una sesión de mucha poesía y también de crónica

En esta entrega, la poesía de Gustavo Wojciechowski, Ioana Gruia y la recomendada Laura Andrea Garzón comparten con el cronista Pedro Nel Valencia.

Por: Darío Jaramillo Agudelo

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Gustavo Wojciechowski, Esto no es un libro de poemas
 

Gustavo Wojciechowski (Montevideo, 1956) es el autor de este libro de poemas, Esto no es un libro de poemas, poemas antipoéticos, experimentales, más cómicos que trágicos, en todo caso ingeniosos, y, a veces, varias, brillantes. Wojciechowski no se cansa de jugar con palabras porque sabe, lo adivino, no lo he visto, no lo conozco, que las palabras juegan con uno cuando uno juega (¿juega?) con las palabras. Y también con los signos de puntuación. Y también con los espacios entre palabras, como lo indica el título de uno de sus libros anteriores, Lengua a raz (2020); y de otro (en)ajena/accion (1982); y de otro, Segundas Impresi(ci)ones (1984). Wojciechowski, conocido como Maca en el mundo del diseño gráfico, parece juguetón, pero puede ser despiadado, despiadado consigo mismo, sobre todo, y también despiadado con el resto. Enseguida va una pequeña muestra de sus versos.

Poemar
El poema que habla del poema
en realidad no es un poema.
El que lo es
es un poema que poema del poema

56 besos
Beso con gusto a tabaco
beso con olor a alcohol
beso mentol
beso sin lavarse los dientes
beso con gustito a menta una vez lavados los dientes
beso con aliento a recién despertado
beso bajo la ducha
beso borracho
beso apurado
beso demorado
beso salivoso
beso labioso bien libidinoso
beso divino beso
malditos besos
besito
beso de sapo liberador
beso de princesa principal o primera princesa
beso primero, luego existo
beso aunque la princesa sea fea
besos brujos
beso de bruja
beso embrujado
beso no te creo ni medio
beso fallido, no encontré tu boca
beso devuelto
beso de prima
beso
beso al aire impulsado por los deditos
beso de madre
beso recordado
beso de reencuentro
beso robado
beso permitido
beso de despedida
beso en la mejilla
beso si beso no me acuerdo
beso que no sabe besar
beso con lengua
beso con toda la lengua
beso que no para de besar
beso y sesenta y nueve
beso a pedir de boca
beso y obligo, tome comadre
besará besará pero el último besará
beso a la hora debida
beso sin hora
beso que me hiciste mal y sin embargo te beso
beso beso
beso siempre que puedo beso
beso serán los de antes
todos los besos
beso otra vez beso
¡qué besadera!

Identidad
Yo no era nadie, ahora soy tampoco

Tenencia
De lo que tengo nada me pertenece
el resto es todo mío

Abrazo
Dónde se habrán ido los abrazos no dados /
los amores perdidos /
todo lo que pudo haber sido / cómo puede ser que tanto me duela
lo que nunca tuve

Gustavo Wojciechowski
Esto no es un libro de poemas

Yaugurú/Amordemisamores

Portada charrúa
 

Pedro Nel Valencia, Es de noche en Madrid
 

En los últimos años, lo que va del siglo y aún desde antes, el género más innovador de la prosa literaria en castellano ha sido la crónica. En cierto momento abundaron las crónicas de extensión breve, que se publicaban en revistas, algunas especializadas, y en ciertos periódicos; ese uso ha disminuido, algunas revistas han desaparecido, pero aun así se siguen publicando y se siguen haciendo compilaciones. En cambio, las crónicas extensas, que exigen el formato de libro, están en todo su apogeo, prolongando así un género con antecedentes ilustres, como que nuestro Nobel de Literatura publicó dos clásicos de la crónica: Relato de un náufrago y Noticia de un secuestro. Y los maestros vivos, todos, tienen crónicas tamaño libro: me refiero a Leila Guerriero, a Martín Caparrós, a Alberto Salcedo, a Juan Villoro.


Pedro Nel Valencia decidió marcharse a España en 2001. Graduado en periodismo, se dio cuenta de las dificultades para el ejercicio de su profesión (“el periodista en Colombia (…), en estos tiempos de masacres y asesinatos sin fin, está marcando calavera. Una noticia que no les guste a los paramilitares o a la guerrilla, puede significar su muerte”) y decidió instalarse en Madrid. Allí estuvo diez años, cuatro como ilegal, y Es de noche en Madrid es la crónica de la vida de un ilegal colombiano en tierras españolas.


La palabra ‘pluriempleo’, aparte de lo fea que es, se disfraza de tecnicismo para designar la vida cotidiana de alguien acorralado en la paradoja vital de tratar de subsistir siendo alguien que legalmente no existe: “En las noches voy a la revista a escribir artículos y luego visito locutorios para vender las tarjetas telefónicas prepago. Si mi pluriempleo me da la oportunidad de ser aseador en las primeras horas de la mañana, portero con traje y corbata en el resto del día, periodista al caer el sol y vendedor en las altas horas de la noche. Podrá verme abocado a una crisis de identidad siendo cuatro tipos en un mismo día”.


La alienación no es solo esa. Además de ser cuatro individuos con cuatro subempleos diarios, viene la esquizofrenia del inmigrante: “Mi mente sigue allá, con mi hijo y mi familia (…) mentalmente sigo llevando el tiempo de mi país. En realidad, vivo mi tiempo personal, psicológico, y el tiempo cronológico y sociopolítico, en ambos lugares. El inmigrante tiene la vida desdoblada: habita doble espacio y doble tiempo (…). La mayoría llegamos al nuevo país con la idea de que en dos o tres años (ese tiempo de expectativa de los inmigrantes aparece en varios estudios) conseguiremos los objetivos económicos para regresar a nuestra tierra. La realidad es otra (…). Los estudios que se han hecho a nivel global afirman que la mayoría de los inmigrantes piensan retornar a su país, pero la mayoría no lo hace”.
 

Lo que cuenta Valencia es la vida diaria de alguien que, sin existir legalmente, ocupa el piso más bajo del empleo y la sobrevivencia. Por meses (¿años?) su habitación es detrás de un sofá en una casa donde todos son inmigrantes, ahorra para enviar dinero para su hijo, sigue –mar de por medio– la enfermedad que se llevará a su madre. Un libro duro, contado sin aspavientos, que tiene, como final feliz, el regreso a su propia tierra.
 

Pedro Nel Valencia
Es de noche en Madrid
Editorial Universidad de Antioquia

Es de noche
 

Ioana Gruia, Carrusel


Hispana escribiente nacida en Bucarest en 1978, Ioana Gruia ganó el premio Emilio Alarcos en 2015 con este libro, Carrusel. Nada más difícil para un poeta que escribir sobre los temas que escriben todos los poetas. Están, primero, los peligros de la repetición o del lugar común. Y por tratar de eludir esos riesgos, está la tentación de las audacias o los vanguardismos gratuitos. La gracia de Ioana Gruia consiste en eludir todos esos peligros y hacer un libro lleno de sensibilidad y hermoso. Una poesía limpia, directa, sobre la infancia, el amor, la dureza de la vida, la patria lejana, en fin, un bello libro.


Alguien al otro lado
Una niña muy seria,
en la antigua avenida de mi infancia,
me visita en los sueños.
¿Qué has hecho de mi vida?, me pregunta.
No sé qué responderle. Solo sé
que estoy al otro lado de la calle,
que la niña no logrará alcanzarme.
Algo lo impedirá:
la cautelosa sombra del silencio,
o la frontera súbita del miedo.
Algún día sabré qué responderle.
Tal vez vuelva nunca, tal vez llore.
Tal vez nos convirtamos en pasaje,
y yo seré su sueño:
alguien que no recuerda su pasado,
con la memoria sólo del futuro.
Alguien que necesitará saber
si ha aprendido ya
a perdonarme.

Sueño
En mis pupilas crece un hondo bosque
de párpados cerrados.
Entonces se despiertan
los seres que en mí viven.
Pequeños personajes misteriosos,
hablan lenguas extrañas que no entiendo,
tejen vidas posibles, infinitas,
que me llenan de espanto o de esperanza.
Sé les pertenezco,
mas no sé quién me sueña.

Viejos tangos
Cuando todo acabó
volvió el futuro,
con el desgarro de los viejos tangos.
Arrastrando sus pasos
como un bailarín torpe,
llegaba a la deriva y a destiempo.
Una riada de cosas inservibles,
una corriente turbia de renuncias,
un aguacero de pasiones truncas.
Aguardo la llegada del pasado,
con sus ficticias vidas prometidas.
Así tal vez pueda recomenzar
con la dulzura de los viejos tangos.

Ioana Gruia
Carrusel
Visor
 

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