“Hércules resume un fragmento importante de la historia”: Humberto de la Calle
29 Abril 2023

“Hércules resume un fragmento importante de la historia”: Humberto de la Calle

Humberto de la Calle.

Con su novela 'La inverosímil muerte de Hércules Pretorius' el senador Humberto de la Calle reflexiona acerca de la revolución, la justicia, la guerra, la violencia y la paz.

Por: Eduardo Arias

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El senador Humberto de la Calle es un líder político muy reconocido, entre otras cosas porque fue vice presidente de Colombia durante la primera parte del gobierno de Ernesto Samper y también por haber liderado la negociación del Acuerdo de Paz con las FARC.
Este domingo, a las 10 de la mañana en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, De la Calle conversará con el también novelista Ricardo Silva y mostrará su faceta de literato, ya que presentará su novela La inverosímil muerte de Hércules Pretorius.
De la Calle se inspiró en hechos reales, ya que vivió como estudiante de Derecho los movimientos estudiantiles de las décadas de los años 60 y 70, y fue testigo de cómo algunos de sus compañeros de estudios decidieron empuñar las armas. Hércules Pretorius detesta la violencia pero las circunstancias lo llevan a morir en un enfrentamiento en las selvas del Chocó. Con esta novela, De la Calle reflexiona acerca de la revolución, la guerra, la vida, la justicia, la violencia y la paz.
Cambio conversó con é acerca de su novela.

CAMBIO: ¿Por qué se decidió usted a escribir una novela?
Humberto de la Calle:
Hace algunas décadas, en pleno proceso de radicalización del movimiento estudiantil, cuando emergió el M-19, me tocó presenciar la deriva de varios estudiantes hacia esa guerrilla. Allí estaba en mi aula Hércules Pretorius. Un joven muy serio, un intelectual valioso, con protuberante  interés en la política. Era el momento en el que allí mismo estaban Bernardo Jaramillo y Ernesto Báez. Hércules no era demasiado militante. Su rasgo principal era el razonamiento. Cierto día no volvió a aparecer y se supo por el correo de las brujas que había ingresado a esa guerrilla. Vino entonces la operación  Calarcá que aspiraba a ingresar al territorio atravesando el Chocó. Hércules murió allí como muchos otros. La forma como murió fue inverosímil. Pero ese punto, un tanto teatral, lo dejo para la curiosidad de los posibles lectores.

Pretorius
CAMBIO: ¿Hace cuánto tiempo se decidió a escribirla y cuánto tiempo le tomó? No debe ser fácil para alguien tan ocupado como usted medírsele a esta tarea.
H. d. l. C.:
Yo dejé la novela por ahí guardada hasta que hace pocos meses reactivé el tema. Utilicé nuevos ingredientes, siempre en el terreno de la ficción, aunque el hilo principal obedece a una historia real. Al fin me decidí a superar el temor reverencial y el llamado respeto humano. Es decir, mi falta de destreza en la escritura fue el principal factor de inhibición para hacerla pública. A estas altura de mi vida me dije: “¡Qué carajo! Hagámoslo”. Porque al lado de la trágica experiencia individual de Hércules, la novela abre una ventana sobre una época. Desde la niñez hasta la muerte, Hércules resume un fragmento importante de la historia cuyos efectos todavía se sienten. Pero no hay que equivocarse. Hércules no es un prototipo. Al contrario. Es un ave solitaria. Inspirado hasta el delirio por la lucha contra la desigualdad, repudió hasta los tuétanos el uso de la violencia. Y sin embargo llegó a la guerrilla, flanqueado por la persecución de todos los extremos. La guerrilla supuso una salvación cuando en verdad acabó en su muerte. Y todo esto, que resulta tormentoso, también tiene su ángulo patético y hasta cómico. La realidad pasa factura de cobro.


CAMBIO: ¿Por qué escogió ese nombre como de cónsul romano para el protagonista de su novela?
H. d. l. C.:
Ese nombre es puro producto de la imaginación. Realmente no tengo respuesta. Digamos que me sonó.

 
CAMBIO: Aunque usted advierte que los hechos son ficticios, la novela es un repaso histórico a hechos verídicos. ¿Dónde pasa la línea que separa la ficción de la realidad?
H. d. l. C.:
Es algo muy interesante. De algún modo es una pregunta que pudiera formularse a toda la novelística. Pero a veces hay realidades irreales mucho más reales que el desértico trasiego ordinario. Un ejemplo caracteriza esto de mejor modo: hay profundas discusiones sobre la moral, la justicia, la culpa, entre Hércules, Jaramillo y Báez. Ya dije que coexistieron en mi universidad. Pero el que esas específicas conversaciones no hubieran tenido lugar, no las hace menos verosímiles. La ficción en este caso está condenada a ser real.


CAMBIO: Usted perteneció al movimiento nadaísta. ¿Esa cercanía con la literatura y con lo contestatario de qué manera ha marcado su vida pública?
H. d. l. C.:
Yo era casi un niño cuando apareció el Nadaísmo. No, no quiero cobrar méritos ajenos. He repetido que fui apenas un monaguillo del movimiento. Un difusor, algo que me valió que hubiera estado al borde de mi expulsión de mi colegio. Mis primeras letras orbitaron alrededor del existencialismo. Aunque su pesimismo por la posible destrucción nuclear distaba mucho de nuestras afugias, el sustrato era el mismo: el absurdo y la repugnancia por la máscara. El Nadaísmo fue un acto de strip-tease social vivificante. Mi lema actual, no tragar entero, es reflejo genuino de la influencia del Nadaísmo en mi vida.
CAMBIO: ¿El hecho de que usted sea un dirigente político muy reconocido no afecta, para bien y para mal, el destino de su novela?
H. d. l. C.:
Deseo que la novela sea calificada o descalificada en sí misma. Quisiera transmitir que no es un ejercicio narcisista de un político. Yo ansío que sea no solo la recuperación de una vocación que dejé en hibernación sino también una especie de prólogo a una nueva forma de vida. Voy a ver qué va pasando.


Feria Internacional del Libro de Bogotá
Gran Salón C
Domingo 30
10:00 AM
Humberto de la Calle dialoga con Ricardo Silva.

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