‘La idea de marido’, una muy original manera de afrontar un duelo de amor
1 Junio 2025 03:06 am

‘La idea de marido’, una muy original manera de afrontar un duelo de amor

Laura Acero.

En ‘La idea de marido’, Laura Acero convirtió en novela un rompimiento amoroso que vivió, y lo aborda no solo desde la auto ficción literaria, sino también a través de citas de otras autoras, así como reflexiones y hasta recetas de cocina. El hilo conductor es su propia biblioteca, lo mismo que la biblioteca pública en donde trabaja, y donde encuentra libros que la ayudan a entender mejor las complejidades y contradicciones de su duelo.

Por: Eduardo Arias

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Marido es una palabra compleja, a ratos incómoda, muchas veces difícil de abordar. Y la novela La idea de marido, de Laura Acero, además de contar la historia de un duelo tras una ruptura amorosa, reflexiona sobre los muchos posibles significados y alcances de la palabra. Aunque puede catalogarse como novela, en realidad es un texto difícil de clasificar en el que la literatura juega con el ensayo, con citas de otros autores (por lo general autoras), con recetas de cocina, y todo ello relacionado de una u otra manera con esa idea del marido que la autora busca esclarecer.

Laura Acero, escritora, bibliotecaria itinerante y mediadora de lectura, estudió Literatura en la Universidad Nacional de Colombia, se especializó en Creación Narrativa y también es magíster en Creación Literaria de la Universidad Central, en Bogotá. Ha trabajado con comunidades rurales desde el año 2015. Escribió los libros Viajes de campo y ciudad y La paramera (Laguna Libros, 2021), y ha sido coautora de varios más.

La idea de marido nació en 2022, cuando ella homologó unas materias de una especialización y empezó su maestría en creación literaria en la Universidad Central. En la maestría, una profesora propuso realizar un texto que tuviera un componente híbrido, sin género definido. “No se trataba de mezclar citas con poemas y aforismos, sino de escribir textos que por su misma naturaleza no se puedan clasificar”.

En esa búsqueda empezó a escribir un texto con muchos elementos de su diario personal. Siempre ha llevado un diario y casi todo lo que ha publicado ha partido siempre de su hábito constante de escribir. Empezaron a aparecer temas recurrentes que ella no había querido trabajar. Seis meses después se dio cuenta de que estaba escribiendo sobre las relaciones con su exmarido, sobre la idea del marido. “Sentía que tenía que escribir sobre el tema porque de alguna manera era un reto honesto. A mí me estaba atravesando la idea del matrimonio porque acababa de salir recientemente de una relación muy larga”. También se preguntaba acerca de cómo se sobrevive a un duelo, qué queda de la identidad, qué queda después de una crisis y cómo se reconstruye una persona. Esas ideas las planteó como un ensayo y tal como fueron saliendo empezó escribir.

A dos aguas entre realidad y ficción

Sin embargo, La idea de marido no es un relato textual de la vida real. ¿Hasta dónde llega lo real, dónde arranca la ficción? Laura Acero dice que relata historias de sus abuelos. En su anterior novela, La paramera, la señora Flor y el señor Raúl están relacionados con los nombres de su abuela paterna y de su abuelo materno. En esta mezcló la historia de su abuelo materno, un gran chef que todavía está vivo, con la historia de su abuela paterna. “Es una mujer muy poderosa, que se separó poco después de haber cumplido 50 años, cuando descubrió que mi abuelo tenía otra familia”, recuerda Laura. “Mezclé esas historias porque estaba buscando la idea de un exmarido que supiera mucho de comida”. De hecho, a cada rato aparecen en la obra referencias al maridaje que existe entre diferentes sabores que se combinan en un plato o en lo que se sirve en una comida.

Esos referentes reales ella los lleva siempre al punto de la exageración. “A mí me encanta exagerar. Si alguien reacciona dando un portazo para mí tumba una puerta. Si alguien golpea una mesa, la rompe. La literatura lo permite”. Pero también busca que sus lectores se sientan en un universo muy cercano a su vida real, que las cosas que les cuenta ellos puedan imaginarlas con ella. Por ejemplo, ella no tiene un altar de escritoras como la narradora de la novela, pero sí un estante de su biblioteca donde hay libros escritos por mujeres. “Para los que me conocen y para los que no, cada tanto hay algún guiño que les recuerde que no soy una narradora fiable. Desde que surgió, la novela ha sido el relato poco fiable de un narrador al que le creemos pero que también puede estar jugando con nosotros".

La biblioteca

En una novela que narra una bibliotecaria mientras ordena su biblioteca resulta inevitable preguntarse dónde ubicaría ella este libro híbrido. Ella afirma que La idea de marido debe compartir anaquel con libros relacionados con el matrimonio y con libros que jueguen con lo 'autoficcional'.

Para la narradora, la biblioteca lo es todo. Pocas semanas después de la mudanza empieza a trabajar como bibliotecaria pública, a atender público mientras vive su duelo. La biblioteca se convierte en un espacio de liberación. Allí encuentra muchos libros que le dan información y que le permiten analizar con más complejidad lo que está viviendo.

Portada

Para Laura Acero, organizar libros es organizar la mente. “Es como la vida, a veces va muy rápido, a veces va muy lento, pero me imagino que a todos nos pasa. Me fascina esa ciencia de saber cómo organizamos nuestros pensamientos y los volvemos palabras”.

Enfatiza que se formó para ser mediadora de lectura, leer con otros y escuchar muchos puntos de vista, lo que es evidente en La idea de marido. “No me gusta ser dogmática a pesar de que caigo en eso todo el tiempo. Cuando uno piensa la idea de biblioteca como un espacio de diálogo y de diversidad, cada libro muestra un punto de vista diferente o muchos puntos de vista a la vez, lo que permite confrontar muchas ideas y formas de pensar. De alguna manera evita dogmatizar sobre lo que te pasó, sobre lo que viviste, evita tener siempre el mismo punto de vista”.

Con respecto al género del ensayo, que está tan presente en la obra, ella dice que ensayar es plantear hipótesis. “También es tantear, quizás cambiar de opinión y vivir la contradicción. Yo sigo elaborando el tema, tengo una relación bastante cordial con esta persona que inspiró La idea de marido”. Muchas lectoras le han dicho que han sentido mucha ira hacia el marido y al final encuentran un amor muy profundo que no se va. “Después de todo y debajo de todo siempre va a quedar el saber que amaste mucho o que sigues amando. Eso para mí era muy importante y en eso los libros tienen mucho que ver. Parece que estuviera hablando de algo personal, pero estoy hablando de la biblioteca que te permite pensar de muchas maneras a la vez, comunicarte de muchas formas con muchos puntos de vista, con muchas formas de la palabra, del lenguaje, desde muchos abordajes diferentes”.

Comenta que en las bibliotecas existe un sistema de clasificación decimal que inventó Melvil Dewey, quien buscó que todas las áreas de conocimiento tuvieran un número y a partir de esos números cualquier libro podía clasificarse. “Lo que pasa con la literatura es que la metieron en un solo espacio. Está clasificada por países, a diferencia del resto de libros, que están clasificados por temas. Si uno permitiera que la literatura se clasificara como los libros informativos, veríamos el poder de la literatura para hablar de todos los temas”.

Entre el marido y los amantes

En la novela, el concepto del amante está en un continuo contrapunto con el del marido. Laura Acero explica que ella catalogó como amantes a absolutamente todos sus amigos, a todas las personas que la inspiraron y la escucharon. “El amante se convierte en una idea del otro que no tiene que ver con el sexo directamente, sino con la capacidad que tenemos para entender y para asumir esas otras formas de pensar. Esa contaminación de lo otro vendría siendo como ese amante”.

Las malmaridadas, un aspecto recurrente a lo largo de la obra, ella lo había abordado en la universidad con su profesora de literatura española y medieval. Apareció así la reescritura de Barba azul a cargo de autoras como Silvina Ocampo y Carmen María Machado. Y con las malmaridadas aparecieron mujeres mal casadas. “Surgió este asunto que planteaba Clarissa Pinkola de qué significa ser mujer virgen, qué significa ser mujer casada, qué significa ser una mujer que vive el placer”. Se refiere a que muchas mujeres pueden vivir como esposas y no por ello dejan de ser vírgenes, incluso teniendo hijos y sexo. Estas mujeres viven en una relación en la que crían hijos y cuidan la casa, pero todavía no han perdido su virginidad porque no han conocido el placer. “El placer está ligado a ese amante que es capaz de hacerte conocer lo que es un orgasmo, por ejemplo. Esa relación con el amante, diferente a la relación con el marido, es supremamente interesante. Todo esto suena muy bien, pero qué va… fue el sexo el que nos unió y casi no dejamos de ser amantes. En esa trampa, en esa en esa oposición también me gustó encontrar esa contradicción”.

El duelo

Durante buena parte del proceso de escribir ella pensó que el eje iba a ser la ausencia del marido. Pero al final cayó en cuenta de que la crisis del duelo no es tanto por la pérdida del otro, sino por lo que ella fue como persona con él y por todo lo que perdió de esa identidad.

El tránsito de la narradora del campo a la ciudad tampoco fue gratuito. “Mi experiencia más la larga y poderosa fue siendo bibliotecaria itinerante en ruralidad. Yo venía de vivir en la zona rural de Bogotá. Ese duelo tenía que verse reflejado, era volver a hallar una identidad urbana después de haber vivido en un paradigma campesino”. Pero hay principios que se conservan, como mantener formas de vida mucho más amables con todos los seres humanos y los no humanos. “Eso está muy presente y sale de otras maneras en las que he podido expresar mis inquietudes artísticas, no solamente aquí en la novela sino con los colectivos con los que trabajo”.

Para ella es muy importante advertir que un duelo no es lineal. No se puede clasificar ni siquiera en etapas (negación, ira, negociación, depresión y aceptación) porque en muchas ocasiones las personas están todo el tiempo en el duelo. Una amiga le hizo caer en cuenta que hay duelos que son permanentes y se viven con personas que siempre van a seguir estando ahí. “Por ejemplo, el daño que te causa un padre o una madre. Mientras estén vivos, tú puedes aceptar mil veces cómo son, sanar esas heridas, seguir adelante, pero papá y mamá siguen estando ahí y cada tanto van a salir con las mismas. Lo mismo pasa en el caso del padre de un hijo tuyo que ya no es tu pareja. No va a dejar de ser el padre de tu hijo y vas a tener que seguir encontrándolo. Esos duelos ambiguos son permanentes. Yo no puedo decir simplemente que ya lo superé, ya salí o ya estoy mejor porque no ocurre de esa manera lineal. Todo el tiempo va a haber un nuevo desayuno, un nuevo encuentro, va a haber días buenos y días malos”.

Y en ese sentido, La idea de marido va a seguir cambiando. “Quería que la novela dejara la sensación de que nada es lineal, que las cosas pueden cambiar mucho. ‘Yo fui muy mala con él, en el fondo fui yo la que le causó daño’, pero tres segundos después te das cuenta que él sigue siendo ese que nunca va a cambiar. Aunque inconscientemente te creaste una expectativa, esos cambios no se van a dar y nos la vamos a pasar en esos bucles porque así son las relaciones humanas”.

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