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The Inspector Cluzo lanza su décimo álbum como una crítica feroz al espectáculo del consumo
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El dúo lanza su décimo álbum como una crítica feroz al espectáculo del consumo. En 'Less is More', su décimo trabajo de estudio, el dúo francés The Inspector Cluzo refuerza la que ha sido su consigna durante dos décadas: vivir, tocar y cultivar fuera del espectáculo.

Grabado en vivo en Nashville junto al productor Vance Powell (Jack White, Chris Stapleton), el álbum prescinde de todo adorno, capas o sobreproducción: “Este disco es más un ‘que se joda todo’, como dijo Vance cuando nos visitó en la granja”, explica la banda desde Gasconia, donde cultivan su propio alimento, crían ganado y equilibran cada tonelada de dióxido de carbono con técnicas agroecológicas. “No hay arreglos. Solo batería, guitarras y voces. Como si estuviéramos en directo”.
El álbum, grabado sin metrónomos ni pistas pregrabadas, es un manifiesto musical contra la artificialidad. En lo técnico, recupera la estética cruda de los noventa —ensayos largos, tomas en vivo, cero automatizaciones—. En lo lírico, aborda un problema global ineludible: el cambio climático. “Es un hecho universal que ninguna sociedad puede ignorar. Este álbum nace de todo lo que hemos vivido en la música y en la agricultura”, afirman sus integrantes. Tiene sentido: durante casi dos décadas, los franceses han optado por un estilo de vida alternativo a la mayoría de las estrellas de rock. Antes que el lujo y el despilfarro celebran la autogestión y el aprovechamiento de residuos. Son conscientes que la industria musical tiene un impacto importante en el ecosistema, pero sus canciones, que necesariamente se inscriben en ese contexto, fungen como una señal de advertencia, como una alarma que nos recuerda que ahora el reloj del mundo va en cuenta regresiva.

En ese sentido, Less is More no es solo un disco: es una postura ética. Está atravesado por la influencia de dos pensadores que denunciaron, cada uno a su modo, la farsa de la civilización moderna: Guy Debord y Henry David Thoreau. “Thoreau fue uno de los primeros ecologistas. Vivió en el bosque y escribió Walden, donde ya hablaba del ‘menos es más’. Su ensayo sobre la desobediencia civil inspiró a Gandhi y Martin Luther King”, recuerdan. Por su parte, el libro La sociedad del espectáculo de Debord motivó la canción As Stupid As You Can: “Él ya había advertido en los años sesenta que la verdad sería un momento de lo falso”.
La experiencia agrícola del dúo no es una anécdota ni una pose: es el corazón de su obra. Cultivan maíz, trigo, crían animales y aplican técnicas regenerativas. “En el fondo, trabajamos con la misma ética tanto en la música como en la granja. Ambos mundos están atravesados por el principio del poscrecimiento”. Este concepto, que citan directamente de Tim Jackson, sostiene que en un mundo finito no puede haber crecimiento infinito sin consecuencias ecológicas devastadoras. “La contaminación no la crea el ‘no tener’, sino el ‘tener demasiado’. El poscrecimiento significa consumir menos, producir localmente y reestructurar nuestras prioridades”. Así, la música vuelve a ser vida, semilla, flor que alienta.
Esa idea se traslada también a su forma de producir y de salir de gira. No usan computadoras ni pistas en vivo. “No tenemos problema con las bandas que lo hacen, pero deberían advertirlo. Como con la comida: si es industrial, que lo digan. Nosotros hacemos música orgánica y eso también debería saberse”. Para ellos, el exceso de tecnología en los conciertos deshumaniza la experiencia: “Compartir música es un acto profundamente humano. Si lo llenas todo de vocoders, IA y automatización, el sentido se diluye”.
En ese sentido, la banda denuncia la hipocresía ambiental de la industria musical. “Muchos artistas predican sobre sostenibilidad mientras viajan con 20 buses, hacen giras masivas y predican desde un escenario en un estadio. ¿De verdad lo necesitan? ¿Es solo por dinero o por alimentar el ego? Nosotros tocamos cinco veces seguidas en una sala de 600 personas en París en vez de llenar un estadio. Fue más divertido, más ecológico y barato para la gente”.
The Inspector Cluzo aplica esta ética incluso en los detalles logísticos: giras pequeñas, emisiones compensadas, autosuficiencia alimentaria durante todo el año gracias a su finca. “Podríamos vender los créditos de carbono que capturamos en la tierra, pero preferimos ofrecerlo como contribución cívica. Nos alimentamos con lo que cultivamos y vivimos con poco. No es castración ecológica, es conciencia”.
Para ellos, el activismo no es una pancarta, sino una práctica. “No se trata de señalar al otro, sino de vivir conforme a tus principios. Cada quien hace lo que puede, y eso merece respeto. Nosotros vivimos así, pero no le imponemos nuestro camino a nadie”. En su visión, la transformación comienza por uno mismo: “Más que gritarle al mundo, hay que cambiar lo que haces en tu pequeño lugar del mundo”.
Con Less is More, The Inspector Cluzo reafirma su lugar como una de las pocas bandas realmente independientes —económica, artística y políticamente— del circuito internacional. Y no es retórica: se autofinancian, manejan su sello, venden discos físicos (70 por ciento de sus ingresos provienen de LP y CD) y viven de su trabajo fuera del escenario. “El streaming contamina, paga mal y favorece el hiperconsumo. Nosotros preferimos lo tangible, lo cercano, lo artesanal”.
Lo que sigue, dicen, es una gira mundial de tres años (2025–2027), que los llevará de nuevo por América, Asia y Europa, incluidos festivales y salas pequeñas. “Esperamos que la gente escuche el disco y quiera vernos tocar en persona. Que escuche primero la música, pero también los textos. Si hace pensar, habremos ganado”. Frente al ruido artificial del espectáculo, The Inspector Cluzo responde con una verdad simple y contundente: menos, es más.
