María del Rosario Laverde.
"Me interesa la búsqueda de la palabra perfecta": María del Rosario Laverde
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La poeta y escritora María del Rosario Laverde lanzó ‘Nunca me sirvió ningún sombrero’, un libro de microrrelatos en el que combina su capacidad de síntesis con las muchas posibilidades que ofrece la poesía.
Por: Eduardo Arias
Nunca me sirvió ningún sombrero es el libro de microrrelatos que acaba de publicar la escritora y poeta María del Rosario Laverde con Cuadernos Negros Editorial, de Armenia, casa que le ha apostado al género con varios títulos más. La mayoría de los microrrelatos que componen Nunca me sirvió ningún sombrero son de muy pocas líneas y los más largos ocupan, a lo sumo, media página. Un ejemplo de lo anterior es Principio de realidad: “Nunca la consideré real. Sin embargo, una mañana al salir de casa me la topé de frente y tuve que aceptar que quien existía era ella y no yo”. Otro es Papá I: “Papá sale en la tele, pero él está sentado a mi lado. No entiendo cómo puede estar en dos sitios a la vez”. Como señala la autora, quien trabaja en CAMBIO como correctora de estilo y editora de opinión, “el microrrelato es un género que no a todos apasiona y que muchos exploran alguna vez, como el famoso cuento de Hemingway: ‘Se venden: zapatos de bebé, sin usar’. Hay grandes antologías como la de dos tomos 'Por favor sea breve', publicada por Páginas de espuma y distribuida por Plaza y Janés. CAMBIO habló con ella acerca de su trayectoria como escritora y de las motivaciones que la llevaron a publicar Nunca me sirvió ningún sombrero.
CAMBIO: Háblenos de su trayectoria como escritora, poeta, apasionada por la lengua castellana.
María del Rosario Laverde: Escribo desde niña no con mucha frecuencia, más bien motivada por situaciones concretas o necesidades de sentirme querida, como decía García Márquez. Mi padre murió cuando yo era muy pequeña y dejó una buena biblioteca. Creo que me sentía cerca de él explorando sus libros y por eso tuve una niñez bastante lectora. Las primeras cosas que me decomisaron en el colegio fueron libros que estaba leyendo en clase de matemáticas o de ciencias. Lo único que disfruté del colegio fue aprender poemas y biografías de autores. Muchas de mis vacaciones escolares las pasé encerrada en mi casa leyendo. Mi mamá algunas veces llamó a un médico, muy preocupada porque yo no quería salir a jugar. Pasados los años publiqué en México, con la editorial Aquelarre, un libro llamado ‘Memoria de Jirafa’, que tuvo una reedición colombiana con Planeta. Eran mis memorias de infancia que publiqué primero de manera fragmentada en Facebook. Le fue muy bien al libro, suerte de principiante que llaman. Tengo un plaquet de poesía llamado Condición de forastera, publicado con la Universidad Nacional de Colombia y posteriormente con la editorial Abrapalabra, y una extensa participación en antologías de cuento y poesía, así como en encuentros de poesía dentro y fuera del país. He tenido la costumbre desde hace varios años de escribir en Facebook historias sobre mis aventuras en la EPS, los vecinos desagradables o alguna anécdota cotidiana. Seguramente muchos lo hacen pero algunos promotores de lectura me consideran como precursora al hablar de escrituras digitales.
CAMBIO: ¿Qué estudió usted? ¿Cómo llegó a la poesía?
M. d. R. L.: Estudié literatura en la Universidad Nacional. A veces pensé en dedicarme el teatro porque por circunstancias familiares y de amistad de mis mayores crecí cerca de dos actores reconocidos (Jairo Soto y Diego Álvarez) y quería ser como ellos: famosa. A veces se me pasó por la cabeza estudiar medicina porque crecí cerca de los médicos y científicos más reconocidos del país y quería ser como ellos: inteligente. Pero no, siempre fui tímida y algo vaga. Los libros de literatura eran lo único en lo que siempre me sentí a gusto. A la poesía llegué por culpa de Rafael Pombo, pero la biblioteca de mi papá y la de mi abuela fueron el medio para mis primeros descubrimientos. Recuerdo haber empezado por El cuervo de Edgar Allan Poe y Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda.
CAMBIO: ¿Cómo se gestó la idea de escribir Nunca me sirvió ningún sombrero? ¿Es una recopilación de textos escritos en diversas circunstancias o se sentó a escribirlo partiendo de cero?
M. d. R. L.: Cuando los aspirantes a escritores empezaron a tener blogs yo creé el mío y lo llamé Nunca me sirvió ningún sombrero, burlándome del tamaño de mi cabeza y haciendo alusión al hecho de no sentir que encajaba en ninguna parte, cosa que le ha pasado a todo el mundo alguna vez. Varios de los cuentos que están en el libro tuvieron una primera versión en ese blog. En algún momento los volví a trabajar y se los mandé a un editor que nunca respondió y yo simplemente los olvidé. Hace unos meses encontré el archivo en un viejo correo y, al releerlo, sentí que me seguían gustando los cuentos y que merecían una segunda oportunidad. Escribí nuevas versiones, agregué nuevos cuentos y envié el archivo de nuevo, esta vez, a dos editores. Uno me rechazó muy amablemente y la otra, Bibiana Bernal, editora de Cuadernos Negros, me aceptó de inmediato.
CAMBIO: ¿Por qué escogió escribir en prosa? Una prosa poética, podría decirse.
M. d. R. L.: Me siento cómoda en la prosa y sí me interesa el trabajo de la prosa poética o de la búsqueda de la palabra perfecta como sucede en el trabajo de la corrección porque, sin importar lo que se diga o su extensión, el cuidado que se tenga en el lenguaje le dará fuerza al texto. Esto aplica para el periodismo.
CAMBIO: A ratos parecen textos fantásticos, otras veces autobiográficos. ¿Es así?
M. d. R. L.: Es frecuente encontrar en el género del microrrelato una intención fantástica. Se me ocurren algunos autores que lo han hecho, como Jairo Aníbal Niño, Andrés Neuman, Ana María Shua, Julio Cortázar y una larga lista de nombres. No sé qué tanto se dé lo biográfico porque contarse en pocas líneas no debe ser sencillo y puede ser más anecdótico. Sin embargo, cada uno de los cuentos me cuenta, cada uno tiene origen en un hecho que me sucedió o que al menos soñé, así que desde ese punto es totalmente biográfico, porque ¿cuál es el tema que mejor maneja un escritor? A sí mismo.
CAMBIO: ¿En Colombia puede hablarse de un auge o al menos de un interés renovado por la poesía?
M. d. R. L.: Pienso que el interés por la poesía no ha tenido épocas menores. Lectores de poesía siempre habrá. Lo que ha mejorado es que hay una serie de recursos que le hacen la vida más fácil al género, como la proliferación de encuentros barriales, municipales, departamentales, por todo el país. Se termina un encuentro y empieza otro enseguida. Existen también muchos programas de acercamiento a la poesía como Poesía en Casa, que convoca grupos de amigos para leer en un entorno de intimidad como es el hogar. Además, aunque se ha afirmado con algo de desdén que la poesía es un género que no vende, existen algunas editoriales, independientes y no, que le han apostado a la poesía con buen resultado. Por ejemplo, Laguna Libros, Luna Libros, El Peregrino Ediciones. La poesía como instrumento de memoria, como necesidad de contarse, es uno de nuestros referentes clave.