"Nuestra obligación como teatro es programar cosas que alteren la vida": Ramiro Osorio
9 Febrero 2025 06:02 am

"Nuestra obligación como teatro es programar cosas que alteren la vida": Ramiro Osorio

Ramiro Osorio.

Hace 15 años abrió sus puertas al público el Teatro Mayor, que forma parte del Centro Cultural Julio Mario Santo Domingo junto con una mega biblioteca pública. En este tiempo, el teatro se ha caracterizado por una programación innovadora y de muy alta calidad. CAMBIO habló con Ramiro Osorio, director general del teatro desde sus orígenes.

Por: Eduardo Arias

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En 2025, el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo cumple 15 años de actividades y recientemente anunció su programación para este año. Este Teatro, que consta de dos salas, junto con la biblioteca, se ha convertido en uno de los centros culturales más importantes de Bogotá, y está ubicado en la localidad de Suba, la más poblada de la ciudad.

Ramiro Osorio, su director general, habla con CAMBIO acerca de la programación prevista para ese año y hace un balance del trabajo realizado por el teatro desde 2010.

CAMBIO: ¿Cuáles son los ejes de la programación de 2025?

Ramiro Osorio: En 2025, el Teatro Mayor ofrecerá más de 130 espectáculos diferentes. Tenemos una gran programación lírica, cinco óperas y una zarzuela, así como una programación notable de nuestras dos grandes orquestas profesionales, la Orquesta Filarmónica de Bogotá, la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, algunas de ellas con la participación del Coro Nacional de Colombia. También está el lanzamiento de los festivales más importantes que se llevan a cabo fuera de nuestra capital: el Vallenato, el Mono Núñez y el Petronio Álvarez; y el estreno de 10 producciones especiales del Teatro Mayor con compañías de artes escénicas de nuestra ciudad.

CAMBIO: ¿Cuáles espectáculos le llaman más la atención?

R. O.: Yo invitaría a no perderse El barberillo de Lavapiés, producción del Teatro de la Zarzuela de Madrid. Tampoco dos grandes conciertos de Filadelfia Orchestra, lo mismo que el séptimo Festival Internacional de Música Clásica, con 39 conciertos en los tres días de la Semana Santa y La coronación de Popea, de Claudio Monteverdi y Nabucco de Verdi, dos óperas de producción del Teatro Mayor. Y también Gonawindúa, el corazón del mundo, una producción del Teatro Cenit y el Teatro Mayor con la participación de la comunidad kogi.

Gonawindua
'Gonawindúa', de teatro Cenit.


CAMBIO: ¿Cuál es el balance que dejó el teatro en 2024 y, en perspectiva, el que ha dejado a lo largo de sus 15 años?

R. O.: Lo más importante ha sido la sostenibilidad de una alianza público-privada que administra y gerencia el Teatro Mayor. Son muy importantes los aportes de la ciudad y de la familia Santo Domingo. Pero también los del público que, con la compra de sus entradas, aporta casi el 30 por ciento del presupuesto del teatro. También los de las empresas patrocinadoras, algunas de las cuales, como Bancolombia, están desde el primer día del Teatro Mayor. Aportes de otras compañías y donaciones de fundaciones a lo largo de estos 15 años han contribuido de manera generosa para completar este presupuesto que hace posible una programación de excelencia, sin dejar de mencionar también una cooperación internacional muy importante, nos ha permitido tener artistas de 66 países de los cinco continentes.

CAMBIO: ¿Cómo definiría usted la programación del teatro? ¿Qué la caracteriza?

R. O.: La programación del Teatro Mayor ha sabido entender lo que es la ciudad, construida y habitada por ciudadanos de todo el país. Entonces, hemos sido capaces de crear una programación que da cuenta de lo que pasa en su territorio, en sus músicas, en sus identidades. Y hemos sido capaces de crear también una programación que fortalece esas identidades y propicia el diálogo, cosa que me parece importantísima para Colombia. Por otra parte, hemos logrado que Bogotá sea hoy una de las sedes de América Latina que más interesan a los artistas, algo que no pasaba hace 15 años. Aquí nos llama todo el mundo porque quieren venir las grandes orquestas, los grandes ballets, los grandes solistas, las grandes compañías de ópera y de danza. Eso es una ganancia. Hemos tenido más de dos millones y pico de personas que han venido. Estamos seguros de que su vida se ha enriquecido y se ha transformado gracias a lo que hacemos en esta casa. Eso es muy satisfactorio.

Barberillo
'El barberillo de Lavapiés'. Foto: Javier del Real.

CAMBIO: ¿De qué manera afrontó el teatro los años del confinamiento y la pandemia?

R. O.: En 2024, de verdad vimos que hemos recuperado el público después de la pandemia. A final de 2019 y a principios de 2020 habíamos construido una audiencia. Habíamos logrado prevenir un porcentaje de entradas altísimo que nunca en la historia de ninguna institución de Colombia se había logrado.

CAMBIO: Además ofrecieron espectáculos virtuales.

R. O.: El teatro digital data de 2014. Nosotros nos anticipamos y creamos una plataforma muy poderosa. Cuando vino la pandemia multiplicamos la acción y hoy somos un teatro totalmente híbrido.

CAMBIO: ¿Es el mismo público de antes o ha cambiado?

R. O.: La audiencia de que hemos visto en 2024 es más joven. Quizás la gente mayor que venía al teatro con tanta asiduidad dejó de hacerlo por razones de salud o por las complejidades de la ciudad.

CAMBIO: ¿Qué estrategia utiliza el teatro para atraer a públicos no habituados a este tipo de espacios?

R. O.: Nosotros tenemos una serie de programas para que los niños descubran en el Teatro Mayor los lenguajes de la creación artística, en el campo de las artes escénicas. También tenemos una relación con las localidades de Suba y Usaquén, nuestro entorno más cercano, de dos millones de personas. En el Teatro Mayor se celebran todos los grandes acontecimientos artísticos de los barrios: Semilla Fest, Suba de Antaño, la gala de hip-hop… Y también está la apuesta que comenzamos en 2019 para ser en 2029 un teatro verde. Estamos en el ejercicio diario de la recolección de agua, tenemos un apiario para que las abejas polinicen las cinco hectáreas y media que tiene el parque. Las escenografías las reciclamos. Encima de nuestras terrazas hay un sistema de paneles solares. En 2029 queremos ser un teatro que eduque y sirva de ejemplo para que el público que venga tenga mejores comportamientos y seamos todos más sostenibles.

Philadelphia
The Philadelphia Orchestra. Foto: Yannik Nézet Séguin.


CAMBIO: ¿En qué consistirá este año el Festival de Música Clásica denominado Bogotá es América?

R. O.: El Festival de Música Clásica continúa la lógica con la que lo creamos, que es formar públicos para la música de concierto. Permitir que el público de Colombia tenga un conocimiento de la mayor profundidad posible de un repertorio o una época. Hemos hecho seis festivales en esa lógica y estamos seguros de que hemos creado un público para la música clásica. Ahora llegó el momento de dedicarnos al repertorio de América de los siglos XX y XXI, desde Canadá hasta Argentina. Son 39 conciertos en tres días y medio en donde vamos a presentar obras de más de una centena de compositores y vamos a darnos cuenta de la riqueza y la diversidad étnica del continente, que ha tenido tantas influencias culturales de tanta gente que ha emigrado a este continente en diferentes épocas, y cómo eso ha marcado la creación de los compositores. Esto tiene sentido si tienes grandes intérpretes que se dan cita en el festival.

CAMBIO: ¿Cómo se programan las temporadas del Teatro Mayor?
R. O.:
Con mucho tiempo. Nosotros tenemos unas lógicas y propósitos que queremos lograr. Hemos establecido líneas como el Festival Internacional de Música Clásica. Tenemos otros festivales de fado, tango, flamenco... Esta será la quinta vez que hacemos la ventana vasca. Comenzamos a hacer una ventana catalana que nos permite ver que en el País Vasco y en Cataluña hay una diversidad y una riqueza muy grande. Que conozcamos todo lo que pasa y cómo interactúan con los artistas colombianos, cómo se establecen nexos. Vamos a celebrar con un festival los 200 años de las relaciones con el Reino Unido.

'Nabucco', escenografía del montaje de la ópera de Giuseppe Verdi.

CAMBIO: El teatro le apuesta cada vez más a la ópera y espectáculos similares.

R. O.: Sí, claro. Este año haremos seis producciones líricas en el teatro. Este es un avance muy impresionante. Colombia no tenía desde hace mucho una programación lírica con semejante ambición. Para hacer una programación lírica se necesita contar con grandes orquestas y grandes coros, que ya tenemos en Bogotá. Y contar con experiencia, equipos técnicos y humanos muy bien preparados en lo técnico, en la comunicación. Toca conseguir muchos recursos, porque son producciones muy caras.

CAMBIO: ¿Cuál otra apuesta del teatro destacaría usted?

R. O.: Las coproducciones. Este año haremos como 10 coproducciones de teatro de danza. ¿Qué queremos? Poder decirle un año antes a un director: “¿Qué es lo que ha querido hacer y no ha podido?”. “Tal obra”. “Hagámosla”. El Teatro Mayor la patrocina, si no en su totalidad sí en una gran parte. Pero además tiene toda la tecnología, todo el acompañamiento. Eso es lo que vale la pena de esta casa, esto es lo que singulariza esta casa. Esto vale la pena si nosotros incentivamos el desarrollo de un ecosistema y formamos parte de él. El Teatro Mayor es un determinante, un facilitador, un impulsor.

CAMBIO: ¿Es fácil conseguir fechas para que artistas o agrupaciones con agendas muy apretadas logren estar en las programaciones de cada año?

R. O.: Eso es con mucho tiempo de anticipación. Esta semana ya vino la avanzada técnica de Filadelfia. Ya escogieron el hotel, ya revisaron todas las habitaciones en las que se van a quedar, ya vieron los autobuses en los que se van a mover. Así son estas cosas. Nosotros estamos hablando de ver si logramos que venga a Colombia alguna vez el ballet de Pina Baush. Estamos hablando de la posibilidad de que venga la Orquesta Filarmónica de Berlín. Eso se hace con muchísimo tiempo. En la programación internacional nosotros no programamos porque sí. Aceptamos espectáculos siempre y cuando tengan el nivel de lo que nosotros queremos que siga caracterizando esta casa y que permita una influencia positiva en los artistas y en el público de Colombia.

Atercios
Aterciopelados.

CAMBIO: ¿Cómo se hace la curaduría para buscar artistas y plantearles repertorios o coproducciones?

R. O.: A nosotros nos interesa que haya profundidad en los programas. Si nosotros programamos la novena sinfonía de Beethoven, siempre va a venir. ¿Pero cómo hacemos la novena de Beethoven en un marco que sea diferente? Hacemos la integral. Hemos hecho tres integrales de las sinfonías de Beethoven. Hicimos una con orquesta de instrumentos antiguos, la Wiener Academy, otra la hicimos con una orquesta nacional, otra la hicimos con la Simón Bolívar. ¿Cómo damos miradas diferentes? A nosotros nos interesa que los programas de verdad sean exigentes para los artistas y para el público. Que de verdad valgan la pena. Nos interesan programas complejos, programas que reten al público y que a todos nos obliguen a crecer.

CAMBIO: ¿A qué se debe que en los últimos años haya crecido tanto la oferta cultural en Bogotá?

R. O.: A múltiples factores. Hay mejores condiciones de vida. En estos 15 años he visto que Bogotá se ha vuelto una ciudad abierta, más internacional. Lo vimos cuando nosotros creamos el Festival Iberoamericano de Teatro con Fanny Mickey en 1988, cuando esta era una urbe encerrada por todos los problemas que había de violencia, de narcotráfico. Hoy, esta es una capital que quiere relacionarse con el mundo. Eso es muy interesante y el Teatro Mayor también ha sido un espacio de relación con él. La pandemia nos cambió la vida de manera muy profunda. Nos tocó quedar encerrados seis meses. Descubrimos que podíamos tener en las pantallas todo lo que queríamos, pero lo único que faltaba era el encuentro humano. Eso que pasa en un escenario que es algo único e irrepetible. Que altera la vida. Y nuestra obligación como teatro es programar cosas que alteren la vida. Que cuando la gente venga acá salga diciendo: "Me cambié la vida". Por eso, también la gente viene ahora más al teatro. Es mucho más libre ahora. La gente quiere disfrutar, quiere gozar, y por eso va a tantos eventos, a los estadios: la gente quiere ser feliz. La vida ya de por sí es dura. Este es un país donde toca luchar mucho. Toca trabajar mucho, toca estudiar mucho. Todos queremos tener espacios de vida que sean bellos, que sean únicos, que sean diferentes. Creo que por eso ha crecido tanto esta oferta cultural y este hábito de la cultura. Porque hay oferta, hay hábito y hay clientela.

Machine du cirque
'Machine de cirque'.


CAMBIO: Usted fue el cocreador del Festival Iberoamericano y, en 2024, comenzó el FiaV. ¿Cómo ve esta iniciativa que de muchas maneras toma el legado del Iberoamericano?

R. O.: Yo lo veo con gran ilusión. A mí me parece que fue una tragedia perder el Festival Iberoamericano de Teatro porque para esta ciudad era un espacio extraordinario de encuentro con el mundo. El reto que tienen los organizadores es cómo recuperar ese espacio. Es diferente a cuando nosotros lo hicimos. Bogotá no tenía esta programación artística de ahora. Cuando hay tantas cosas en la ciudad, ¿cómo hacer un festival que sea capaz de llamar la atención? La obligación que tienen es mayúscula. Tiene que ser un festival con una capacidad de novedad, con una curaduría que sea capaz de mirar en lo de hoy, en lo más sobresaliente de lo contemporáneo y que sea capaz de relacionarse para que las artes escénicas también florezcan y se llenen de ideas del mundo. Que el festival sea de ida y vuelta, es decir, la ventana para que conozcan lo que pasa en Colombia y pueda salir al mundo.

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