
La congregación satánica que lucha por el aborto y la igualdad religiosa
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El Templo Satánico es una congregación de carácter religioso que apoya, entre muchas otras causas, el aborto legal libre y la protección a los niños castigados físicamente en los colegios públicos. Esta es su historia.

Gracias a esta crónica del diario The Economist, se supo de la existencia del Templo Satánico (TST, por su sigla en inglés), una organización de carácter religioso que tiene entre sus servicios una clínica de telemedicina para acompañar abortos legalmente.
La paradoja de los “satánicos proaborto” –hombres que sacrifican niños y beben sangre– que, en primera instancia se viene a la cabeza, tiene matices estructurales. La congregación, si nos basamos en su comunicación oficial y en la reputación que se ha labrado, no tiene como objetivos popularizar ritos satánicos sino "fomentar la benevolencia y la empatía, rechazar la autoridad tiránica, abogar por el sentido común, oponerse a la injusticia y apoyar causas nobles”.
Causas satánicas: causas nobles
¿Cuáles causas nobles? Varias. La de los derechos reproductivos, de la cual hace parte su primera clínica para asistencia de abortos en Nuevo México (están recaudando fondos para poner en marcha la segunda), y en la que además de ofrecer los servicios médicos de las intervenciones con personal calificado, ofrecen pastillas abortivas a mujeres provenientes de estados en los que el aborto es penalizado. Aparte de los “rituales de aborto”, como le llaman, la congregación aboga por personas de la comunidad LGTBIQ+ en estado de vulnerabilidad o necesidad.
La causa de proteger a niños y niñas que son maltratados por sus profesores en los colegios públicos. El compromiso del Templo Satánico es que todos los niños que pertenezcan a la organización y sufran de las prácticas ilegales del castigo físico, el aislamiento, la restricción para usar los baños, entre otras, tengan un acompañamiento jurídico robusto.
La organización tiene también su propio programa para tratar adicciones –The Sober Faction–, que promete ayuda terapéutica por fuera de las culpas que traen la aproximación religiosa tradicional y las supersticiones. Además, tiene una escuela extracurricular para acompañar a niños y jóvenes con el enfoque de potenciar sus intereses y habilidades. La lista sigue e incluye, entre otras causas, la de denunciar tratamientos de salud mental pseudocientíficos y la de apoyar proyectos comunitarios con buenas causas.
La respuesta de los cristianos
La estrategia estructural del TST para llevar a cabo su misión ha sido exigir para sí los derechos que han ganado las congregaciones religiosas cristianas. Así, el templo se enfrentó frontalmente con el gobernador republicano de la Florida, Ron DeSantis, cuando este puso sobre la mesa una ley para permitir que capellanes religiosos pudieran predicar en los colegios públicos. Al enterarse de que el Templo Satánico aplicaría para hacer lo propio, DeSantis declaró que “no les jugaremos el juego en la Florida; no son una religión”.
En febrero, en Alabama, un juez frenó en seco la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, ya estipulada, al considerar que un embrión es un niño. Y en Luisiana la ofensiva jurídica, aunque inconstitucional, obliga a que todos los colegios públicos expongan una copia de los Diez Mandamientos.
Las disputas, simbólicas, jurídicas, narrativas, han estado latentes desde 2013, cuando uno de los miembros del Templo Satánico se hizo presente en una congregación política con dos grandes cuernos de cabra en la cabeza –símbolo ritual satánico– y acompañado de cuatro personas de talla baja para protestar contra la ley que les permite a los alumnos de colegios públicos predicar mensajes inspiradores religiosos. “Si ellos pueden hacerlo, nosotros también podemos”, concluía el alegato.
Las tensiones llegaron hasta el extremo cuando en abril pasado una bomba casera estalló a medias en la sede principal de la organización, en Salem, Massachusetts. Un mensaje cercano a la sede fue encontrado con el mensaje “Elohim –Dios en hebreo– envío al perpetrador para aniquilar a Satán”.
