
La Guajira y la poética del mar vistas desde la pintura
Obras de María Fernanda Zuluaga (izquierda) y Maripaz Jaramillo.
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Maripaz Jaramillo y María Fernanda Zuluaga presentan hasta el 12 de mayo, en la galería Baobab, una doble exposición que se inspiran en la Guajira y en la poesía del mar. Diálogo de dos miradas muy diferentes.
Por: Eduardo Arias

El mar es el denominador común de la doble exposición que presentan las pintoras Maripaz Jaramillo y María Fernanda Zuluaga. La primera se centró en los paisajes y gentes de La Guajira, mientras que la segunda ofrece una mirada más filosófica.
Los colores de La Guajira
En una serie de pinturas que ha denominado Naio, regalo de la tierra, para honrar un territorio donde se encuentran el desierto y el mar, los personajes que habitan La Guajira de Maripaz Jaramillo muestran el colorido propio de esta región. Por su parte, María Fernanda Zuluaga presenta la muestra Intervalo, mar de vida, donde aborda en sus pinturas de manera metafórica las conexiones que encuentra entre el mar, la vida y el intervalo.
El acercamiento de Maripaz Jaramillo a La Guajira fue en Palomino, “un sitio bellísimo, lleno de vegetación, de mar, de belleza. Ahí decidí hacer la serie”. Ella dice que de La Guajira se han hablado muchas cosas, tanto buenas como malas. Ya había ido cuando era muy joven y, en este regreso, ya como pintora, le resultó fácil entrar a ese universo. “Es fácil porque es tan bello que lo recoge a uno con una gran pasión. Yo pensé que ese sitio era espectacular y como pintora me dio muchísimo para pensar, para crear, para hacer cosas preciosas. La sorprendió mucho el mar de La Guajira. “Es muy violento, de un azul profundo. Por eso, en estos cuadros de Naío, el mar es azul profundo y la playa es dorada porque en La Guajira también hay playas doradas”, dice.
Como es recurrente en la obra de Maripaz Jaramillo, las mujeres y las parejas cumplen un papel protagónico. Ella comenta que en esta serie hay mujeres solas con colores muy fuertes, como los de las artesanías de los wayuu. “Es una de las series más coloridas que he hecho y la mujer es muy importante dentro de ella, lo mismo que las parejas”. Su visita a La Guajira, además de inspirar a Naio, le mostró cómo puede ser un departamento con muchos problemas, pero con una gran belleza.
Maripaz Jaramillo nació en Manizales, estudió Bellas Artes en la Universidad de Los Andes y prosiguió sus estudios en Chelsea School of Art, en Inglaterra, Talleres de Heyter, en París, y Camnitzer, en Italia. Ha participado en cerca de 90 exposiciones colectivas en América Latina, Europa y Estados Unidos. Fue profesora de bellas artes de la Universidad de los Andes entre 1981 y 1983 y ha sido miembro de las juntas asesoras del museo La Tertulia, Colcultura y del Museo de Arte Contemporáneo. Así mismo, fue asesora en la parte cultural del Museo de Arte de Pereira. así como jurado del Salón BAT. Ha recibido gran cantidad de distinciones y varias de sus obras forman parte de colecciones públicas de Colombia, América Latina, Estados Unidos y Europa.
El intervalo
Por su parte, María Fernanda Zuluaga presenta Intervalo, mar de vida. En esta serie pone a dialogar tres elementos: el concepto filosófico del intervalo, un elemento de la naturaleza que es el mar y un momento de su historia personal relacionado con el duelo.
A lo largo de su carrera artística ella ha desarrollado varios proyectos centrados en el esplendor de la naturaleza y en su relación con ella, ya sea en el jardín visto como un paisaje interior, al observar los animales y su huella en el paisaje y entender los árboles como seres protectores. Los conceptos filosóficos han anudado y dirigido su trabajo. “Por ejemplo, el intervalo, el vacío, la multiplicidad, el pliegue, la bisagra, pero sobre todo la grandiosidad de la existencia y la importancia de su celebración aún desde el dolor y la pérdida”.
Agrega que su búsqueda “se ha centrado en los posibles diálogos entre la pintura y el dibujo con el espacio y en los desplazamientos del soporte, la pintura y el dibujo-objeto, así como también en la pintura expandida”.
María Fernanda Zuluaga entiende el Intervalo “como el espacio entre dos momentos, entre dos sucesos, y no por esto es menos importante sino todo lo contrario. Es acontecimiento en estado puro. Por ser una suspensión entre dos experiencias nos permite pensar el tiempo ligado a la experiencia, cerrar ciclos y abrir otros nuevos. Es un espacio que se abre en el medio para repensarnos para esperar un nuevo comienzo”.
Este trabajo lo desarrolló durante la pandemia y el confinamiento que, reflexiona ella, “nos hizo sentir el tiempo de un modo diferente. Un tiempo de detención, de pausa, de intervalo. El tema de la muerte se convirtió en algo recurrente en este tiempo. Tomé el mar como metáfora del origen y el fin de la vida”.
La exposición estará abierta de lunes a sábado en la galería Baobab de Bogotá (Calle 79B# 7-88 Calle de los Anticuarios) hasta el 12 de mayo
