
Los libros más vendidos de editoriales independientes en 2024: una nueva ola en Colombia
Crédito: Colprensa.
Durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024, los títulos más vendidos y comentados no fueron de grandes multinacionales, sino de editoriales independientes colombianas. ¿Qué nos dice esto sobre los nuevos lectores y las narrativas que transforman el país?

A veces, las estadísticas también escriben ficciones. Por eso conviene leerlas con cuidado. Según el informe oficial de la Cámara Colombiana del Libro, la edición 36 de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) cerró con más de 600.000 visitantes y un volumen de ventas récord. Pero detrás de esas cifras hay una narrativa más sutil –y quizás más trascendente–: los libros más vendidos no fueron los esperados. Ni por sus autores, ni por sus temáticas, ni por las casas editoriales que los albergan.
El año pasado fue el turno de las editoriales independientes. Esas que, desde hace más de una década, han venido consolidando catálogos alternativos, apuestas estéticas coherentes y una relación más cercana con sus lectores. Lejos de las vitrinas masivas, estas editoriales encontraron su mejor escenario en la FILBo 2024, donde no solo vendieron ejemplares: posicionaron una manera distinta de hacer libros en Colombia.
Las editoriales independientes más exitosas de la FILBo 2024
En la lista de las editoriales independientes colombianas más exitosas durante la feria se destacan nombres ya conocidos por los lectores: Laguna Libros, Rey Naranjo Editores, Calixta Editores, Tragaluz Editores, Cangrejo Editores e Himpar Editores. Cada una, a su manera, logró conectar con públicos diversos a través de propuestas que combinan riesgo literario, diseño editorial de alta calidad y un profundo conocimiento de la realidad social del país.
Uno de los fenómenos más llamativos fue el de Laguna Libros, que posicionó tres títulos en los primeros lugares de venta en el pabellón de independientes: ¿Por qué dibujamos?, de Malumens; Jardín en tierra fría, de la poeta Fátima Vélez; y Bosques tejidos, un ensayo narrativo de Mateo Hernández que entrelaza naturaleza y escritura. Libros que escapan a las clasificaciones tradicionales y que, sin embargo, encontraron una acogida entusiasta por parte del público joven y adulto.
En el caso de Rey Naranjo Editores, la gran protagonista fue La Costa Nostra, de la periodista cartagenera Laura Ardila. Una crónica de no ficción que investiga las redes del poder político en el Caribe colombiano, y que se convirtió en uno de los libros más comentados –y vendidos– de toda la feria. El éxito no fue casual: la mezcla de rigurosidad periodística, narrativa ágil y denuncia estructural conectó con un país que exige respuestas.
Calixta Editores, por su parte, logró consolidar su catálogo con obras como Sexópolis, de Ángela Falla, una exploración feminista y afectiva sobre las relaciones, el deseo y el cuerpo en la ciudad contemporánea, y El Chacal, una novela cruda de Orlando Llath que 'ficcionaliza' el conflicto armado desde una óptica profundamente humana.
Palabras clave que marcaron la FILBo 2024: comunidad, territorio, memoria
Lo que une a estos libros no es un género literario específico, ni una temática común. Es algo más profundo: la capacidad de generar comunidad. El lector independiente ya no busca solo una historia bien contada, sino una voz honesta, una mirada distinta sobre el país, algo que no encuentre en los catálogos dominantes. Por eso, cuando un libro como Sexópolis o Jardín en Tierra Fría se convierte en un best seller, estamos hablando de una transformación cultural.
Ese cambio no ocurre solo en Bogotá. Muchas de estas editoriales tienen raíces fuertes en otras ciudades del país: Medellín, Cali, Bucaramanga, Pereira. Lo cual también se refleja en sus contenidos. Una Cordillera como Espina Dorsal, una antología publicada por Calixta Editores, compila voces literarias del suroccidente colombiano, y fue una de las revelaciones de la feria. La apuesta territorial –y descentralizadora– es también una apuesta política.
La independencia ya no es marginal
El auge de las editoriales independientes no es una moda pasajera. Es el resultado de un proceso de profesionalización, de cooperación entre librerías, ferias regionales, redes de distribución alternativas y lectores que ya no consumen lo que el algoritmo les impone, sino que buscan activamente qué leer.
Estos sellos no están compitiendo con Planeta o Penguin Random House. Están construyendo otra manera de hacer libros, donde cada título se convierte en una conversación abierta con los lectores. Por eso, cuando se vende mucho en la FILBo no es una victoria del mercado, sino una señal de que la comunidad sigue creciendo.
¿Qué significa vender mucho en una feria?
Los datos más recientes entregados por la Asociación Colombiana de Libreros Independientes (ACLI) señalan que un libro de una editorial independiente que supera los 500 ejemplares vendidos en feria puede considerarse un fenómeno. En este contexto, títulos como La Costa Nostra o ¿Por qué Dibujamos? superaron ampliamente esa cifra, incluso agotando ediciones antes de cerrar la segunda semana del evento.
Para las editoriales grandes, estos números pueden parecer modestos. Pero en el universo independiente –donde el tiraje inicial rara vez supera los 1.000 ejemplares– son cifras contundentes. No solo significan sostenibilidad económica. También validación simbólica.
¿Y ahora qué?
Lo que ocurrió en la FILBo 2024 con las editoriales independientes colombianas no fue una excepción, sino una señal de cambio. La FILBo 2025 se iniciará con la certeza de que el país lector está mutando. Y las editoriales pequeñas, lejos de desaparecer o conformarse con las sobras del mercado, están escribiendo las preguntas que otros prefieren no hacer.
Con esto de fondo, leer hoy un libro de Laguna, Rey Naranjo, Tragaluz o Himpar no es solo un acto cultural. Es, también, un gesto de confianza en el poder de la palabra para transformar el presente.
