El linaje Trujillo en una sola exposición
8 Diciembre 2024 03:12 am

El linaje Trujillo en una sola exposición

Verónica Trujillo Acosta y su padre Sergio Trujillo Dávila. Al fondo, afiches que diseñó Sergio Trujillo Magnenat.

En la galería El Azulejo de San Felipe se exhibe la exposición colectiva Tres generaciones, una muestra muy ecléctica que reúne obras de Sergio Trujillo Magnenat, su hijo Sergio Trujillo Dávila y su nieta Verónica Trujillo Acosta. Obra gráfica del abuelo, fotografía y dibujo del padre y cerámica de la nieta.

Por: Eduardo Arias

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Sergio Trujillo Magnenat fue un pintor, diseñador gráfico y muchos oficios más que se destacó en la primera mitad del siglo XX y que luego sufrió los embates de la pluma devastadora de Marta Traba, la influyente crítica de arte que tanta importancia tuvo para el desarrollo del arte moderno en Colombia pero que se llevó por delante a buena parte de la generación de artistas anteriores a Obregón, Negret, Botero, Grau, Ramírez Villamizar y compañía, entre los que estaba Trujillo.

Gracias a la perspectiva que da el paso del tiempo y a la evolución natural de la crítica y las miradas sobre el arte, la obra de Trujillo Magnenat poco a poco ha vuelto a ser revalorada. Y, de alguna manera esta muestra contribuye, desde lo familiar y desde el afecto, a poner de presente la importancia de Trujillo Magnenat a través de las reproducciones en gran formato de algunos de sus afiches más emblemáticos. Como los que realizó para la promoción de los Juegos Bolivarianos que se celebraron en Bogotá para celebrar los 400 años de la fundación de la ciudad. Y también es una muy buena oportunidad para mostrar las piezas cerámicas de Verónica Trujillo que exploran desde diversos ángulos lo femenino, así una faceta poco muy poco conocida de Sergio hijo, la de dibujante, ya que él se ha labrado desde hace al menos 40 años un gran prestigio como fotógrafo. CAMBIO habló con Sergio Trujillo Dávila y Verónica Trujillo Acosta acerca de la exposición y del legado de Sergio Trujillo Magnenat.

CAMBIO: ¿Cómo nació la idea de unir a tres generaciones Trujillo bajo el techo de una misma galería?


Sergio Trujillo Dávila: Primero, pensé que las condiciones dadas por el Azulejo, se ajustaban bien a montar una exposición libre, sin curadores, sin reglas, sin comisiones. Además el espacio arquitectónico con un área cerrada y otra abierta tipo jardín es perfecto para mezclar dibujos, fotos, impresos y cerámica. Este espacio se alquila por un tiempo y se exhibe lo que uno desee. Bajo este principio nació la idea de hacer algo familiar, juntando a mi padre como diseñador gráfico, a Verónica como ceramista y a mí como dibujante y fotógrafo.

Dibujos
Dibujos de Sergio Trujillo Dávila.


CAMBIO: ¿Ustedes sienten que de nuevo hay un reconocimiento a la obra plástica y gráfica de Trujillo Magnenat o sigue siendo infravalorado?


Verónica Trujillo Acosta: Creo que el legado de mi abuelo ha pasado por diferentes momentos de reconocimiento, pero todavía siento que no se le ha dado la relevancia que merece. Su contribución al desarrollo de las artes gráficas y plásticas en Colombia fue enorme, tanto a nivel nacional como internacional, y en muchos sentidos su obra sigue siendo infravalorada.

S. T. V.: Ha sido infravalorado en ciertos ámbitos, aunque el Banco de la República, desde la época de Miguel Urrutia, ha tenido una clara y justa percepción de él. Yo he trabajado en aras de su rescate armando varias exposiciones importantes y he vendido varias de sus obras al Banco de la República y al Museo Nacional. Juan Pablo Fajardo, curador de la Exposición de los 100 años del Diseño Gráfico en Colombia le dio gran preponderancia. Mi padre siempre quiso estar en la sombra, se preocupó por guardar con sumo cuidado sus trabajos de toda la vida, cosa que descubrimos cuando falleció. Encontrarlos fue como abrir la tumba de Tutankamon, ¡tremenda emoción! Desafortunadamente y en forma increíble, solapada y cínica, muchas obras de este archivo fueron robadas con mucha pericia y sigilo durante más de 10 años. Yo creo que Sergio Trujillo Magnenat ha sido uno de los artistas más completos de este país: incursionó en la pintura, el muralismo, el dibujo, la fotografia, la cerámica y la escultura, el diseño gráfico y de muebles, así como su fabricación. Y todo lo hacía bien.


CAMBIO: ¿Cómo ven ustedes, hijo y nieta, el legado de Sergio Trujillo Magnenat? ¿Cómo influyó él en sus obras y de qué manera piensan ustedes que se refleja su impronta?


S. T. D: A mi padre siempre lo vimos con admiración y mucho respeto. Hemos creado una distancia en cuanto la forma de entrar en el arte. Yo quise ser pintor, pero, por un lado, no quise meterme en su terreno, y por el otro, al haber sido criticado junto con su generación por Marta Traba cuando yo tenía 17 años viví la caída de sus contratos de trabajo y el retiro de sus clientes. Decidí entonces, tomar otro rumbo: estudiar arquitectura en la Universidad Nacional, donde estuve dos años, años, y graduarme como diseñador gráfico de la Tadeo Lozano, y finalmente dedicarme a la fotografía. Mis dibujos surrealistas y humorísticos siguen la línea o técnica de Sergio Trujillo Magnenat, lápiz, pincel y tinta china.


V. T. A: El legado de mi abuelo es monumental, tanto en nuestra familia como en la historia del arte colombiano. Su influencia en mi obra es innegable. Desde pequeña, él me enseñó a entender la importancia de la estructura y el rigor técnico, especialmente desde lo figurativo. Más allá de la técnica, lo que más me marcó fue su enfoque en el proceso creativo: cómo él vivía el arte como una práctica integral, uniendo lo técnico con lo emocional y lo conceptual. Esa cercanía me permitió aprender de su ejemplo y hacer mío ese compromiso con el oficio. Su impronta se refleja en mi atención al detalle y en la forma en que construyo mis narrativas visuales. Él no solo fue un abuelo, sino también un maestro que dejó en mí una huella imborrable.

Cerámicas
Esculturas cerámicas de Verónica Trujillo Acosta.



CAMBIO: ¿Y cuál ha sido la influencia de Sergio hijo en Verónica y viceversa?


V. T. A: El humor. Hay temas recurrentes, cosas que hace mi papa y hago yo de manera diferente, muchas veces no desde la conciencia de haberlas visto y reinterpretado sino de cosas que surgen y convergen.

S.T. D: Con Vero tenemos una identidad en la manera de pensar, en el humor y la ácida crítica a lo establecido. Esto se traduce en nuestras manifestaciones artísticas. Así, existe una reprocidad del uno con el otro.


Tres generaciones
Galería El Azulejo de San Felipe
Calle 78 No. 22-xx
Evento:
El sábado 21 de diciembre a las 4pm en la galería Sergio Trujillo Dávila y Verónica Trujillo conversan sobre su trabajo artístico con Milena, hermana de Verónica, quien es historiadora del arte. Culmina el encuentro Lina Trujillo Hoher con un recital para piano y voz con obras de los Beatles.

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