Luis Felipe Salamanca, la mente detrás de ‘Pedro el escamoso’
18 Agosto 2024 03:08 am

Luis Felipe Salamanca, la mente detrás de ‘Pedro el escamoso’

Luis Felipe Salamanca.

Regresó Pedro el escamoso, un personaje que dio mucho de qué hablar cuando apareció a comienzo de este siglo y que, tantos años después, volvió a la televisión colombiana con el mismo ímpetu.

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Por María Elvira Talero

El regreso a la televisión colombiana y latinoamericana del entrañable personaje Pedro el escamoso luego de 20 años, parece desmentir el dicho según el cual las segundas partes nunca fueron buenas. Su estreno lideró el prime time en Colombia y estuvo entre los 10 más vistos en 13 países.

¿Cómo explicar el éxito de este personaje de buen corazón, que cree sabérselas todas y cuyos asuntos a la larga fracasan al final? Cuesta entender además que, a pesar de su idiosincrasia y jerga colombiana, arrase en otros países latinoamericanos. Su level de level, escamoso, mompirri, sagrado rostro, entre muchos otros, y su baile de pirulin pin pon trascienden fronteras.

Para Luis Felipe Salamanca, guionista de la serie, no hay una fórmula que garantice la fama de una creación, pues siempre hay incertidumbre. Lo afirma él, quien a diferencia de su personaje y desde su primera Telenovela 'Te voy a enseñar a querer' ha tenido una carrera reconocida con premios como el Simón Bolívar, TVyNovelas, India Catalina y Mejor Guion del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (España), entre otros.

Y es que Salamanca no ha parado de escribir desde que comenzó a hacerlo en su infancia. Su temprana habilidad hizo que, a los 12 años, una profesora del colegio pusiera en duda la autoría de un texto suyo. Fue preciso que otra alumna testificara a su favor, afirmando que, en efecto, lo había visto hacer la tarea minutos antes.

Una vez en la universidad se lanzó junto con Dago García, su compañero de estudios de Comunicación Social, a la aventura de escribir libretos conjuntamente y presentarlos a las programadoras de televisión. Esa dupla creativa trabajó por muchos años; en ella Salamanca jugaba el papel de inventar, de crear los personajes y García tendía más hacia lo operativo. Desde 2016 Luis Felipe Salamanca escribe de manera independiente, como sucedió con esta segunda parte de Pedro el escamoso.

Este guionista, para quien no existe la inspiración, sino un gran porcentaje de transpiración, ha tenido la virtud de llegar a grandes públicos en Colombia y el exterior sin recurrir al tema de los narcotraficantes y la mafia, con la que se ha estigmatizado la imagen de Colombia, sino exaltando las virtudes de sus gentes.

Para Luis Felipe, que se considera una persona tímida y callada a pesar del humor cáustico que lo distingue, la fuente de información que permite crear una historia proviene de mucha lectura y de escuchar. De ahí que no tenga ningún reparo en ponerse a oír las conversaciones de otros, incluso en el avión. Para él las historias están por todas partes, ellas están volando. Solo hay que cogerlas. CAMBIO habló con él acerca de 'Pedro el escamoso' y su triunfal reaparición después de casi 25 años.

CAMBIO: ¿Cómo surge el personaje de Pedro el escamoso?

Luis Felipe Salamanca: En nuestras novelas siempre había un bufón, que era el personaje gracioso, que tenía mucha acogida entre la gente. Así que decidimos ponerlo como protagonista. Yo comencé a escribir en tercera persona la historia de un personaje y surgió una frase suya: “No soy monedita de oro para caerle bien a todos” y allí decidí ponerlo en primera persona y comencé: “Me llamo Pedro, me dicen el escamoso y no soy monedita de oro para caerle bien a todos” y continué hablando yo como el personaje. Escribí tres páginas en las que contaba cómo arranca él y llega a Bogotá, en qué circunstancias lo reciben en donde las Pacheco y el modo en que conoce a Paula. A pesar de que este formato, en el que se sabe lo que piensa el personaje a través de la voz en off, no se había hecho antes, el canal se lanzó a producirla.

CAMBIO: ¿A qué le atribuye el éxito de 'Pedro el escamoso'?

L.F.S.: A la conjunción de una cantidad de factores. A Miguel Varoni le encantó la propuesta y fue el actor principal. El baile surgió de un momento en el que escuchábamos música con Dago y él se puso a bailar inventándose unos pasos en broma, lo que terminó siendo el baile de Pirulino de Pedro. Las botas están inspiradas también en Dago, que nunca se las quita. Su fervor por el Divino Niño corresponde al del personaje por el divino baby. De otra parte, el elenco se integró muy bien y el director Juan Carlos Villamizar le cogió el tono a la historia. De ahí en adelante todo se disparó. Y el éxito en otros países quizas se explique por lo dicho: “Cuenta la historia de tu pueblo y se hará universal”.

CAMBIO: ¿Cómo surgió la idea de hacer una segunda parte de ‘Pedro el escamoso’?

L.F.S.: Siempre se había querido hacer esa segunda temporada, pero dependía un poco de la disponibilidad de Miguel Varoni, quien finalmente encontró un espacio en el que se pudo realizar la telenovela, coproducida por Caracol y Disney.

CAMBIO: ¿Tuvo algún problema para retomar una historia de una época del audiovisual muy diferente a la actual?

L. F. S.: Para mí fue fácil retomar la historia, pero el primer capítulo exigió poner en contexto al personaje, contar lo que Pedro había hecho en este tiempo e incluir al hijo que ya creció y es un alto ejecutivo a quien su papá le parece “un lobo” y desde ahí comenzó a marchar la historia.

CAMBIO: ¿Por qué en su trayectoria nunca ha escrito historias sobre la mafia y narcotráfico?

L.F.S.: Mi posición personal es que yo no escribo historias de narcotráfico. Así me ofrezcan cualquier plata, así esté necesitado, no lo hago. Yo no quiero exaltar esos valores. Creo que una minoría como son los narcotraficantes o hampones en este país tienen dominado el espectro de toda la información, del entretenimiento, de todo. El narcotráfico cambió la ética y estética de este país y permeó todo, ni hablar de la política. Yo creo que la mayoría de los colombianos somos gente buena, gente trabajadora, que nos la luchamos como Pedro. Además, para escribir sobre el narcotráfico no hay que hacer nada, todas las excentricidades están ahí, así como las salvajadas, mientras que una novela de estas exige trabajo para poder mantener la atención de la gente. Se necesita buscar recursos, ser creativo de verdad.

CAMBIO: ¿Qué tipo de valores ha impulsado en su carrera creativa?

L.F.S.: Siempre he escrito historias sobre gente común que tiene que luchársela. De hecho, muchas de las novelas escritas con Dago era sobre mujeres que les tocaba trabajar, que tenían una familia, no de mujeres fáciles.

CAMBIO: ¿De dónde nace contar historias de las personas del común?

L.F.S.: Yo creo que la gente común tiene derecho a ser contada. Uno no puede limitarse a lo extraordinario en este país. Además, conociendo el poder de la televisión, lo que hacen esas historias de narcos en la gente, es crearle un imaginario tremendamente nocivo. Por ejemplo, eso de que las mujeres para salir adelante tienen que ser prostitutas y todo eso, desafortunadamente cala en las clases populares.

CAMBIO: De todos los personajes que ha creado, ¿Cuál es el más entrañable para usted?

L.F.S.: Yo adoro a Pedro porque él es un tipo bueno. A mí me encantan los perdedores, me gusta ver cómo surgen. Me gustan los personajes que son de verdad. Me interesa reivindicarlos, ver cómo triunfan y llegan a alguna parte. Yo creo que en Colombia todos somos perdedores. Todos los días perdemos. Basta ver cómo funcionan las cosas en Colombia. Uno se siente aplastado permanentemente, si no que tenemos una resiliencia y una resistencia increíble para seguir adelante. Yo no creo que aquí haya muchos ganadores, la gente común y corriente somos bastante perdedores, solo veamos cómo está de destruido nuestro país.

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Así pues, es de esperar que luego del feliz desenlace de esta temporada de 'Pedro el escamoso', Luis Felipe Salamanca continúe escribiendo a su ritmo, como le gusta, sin una disciplina determinada. No sólo le sumará una producción más a sus 35 telenovelas, sino que seguirá contando historias y enalteciendo la valía de la gente usual que hace este país, en medio de divertidos episodios, para lo cual, sin duda, tendrá la ayuda del divino rostro.

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