Mauricio y Palo de Agua: veinte años de militancia 'tropipop'
Mauricio Rodríguez.
Para celebrar dos décadas de carrera artística, la agrupación, que lidera Mauricio Rodríguez, está preparando un nuevo álbum del cual se darán a conocer algunas de sus canciones a manera de abrebocas. 'A ver qué pasa', que se lanzó en plataforma el pasado viernes 6 de diciembre, es la primera de ellas.
Por: Eduardo Arias
Mauricio Rodríguez y su agrupación Mauricio y Palodeagua decidieron celebrar sus 20 años de trayectoria artística con una serie de nuevas canciones. La primera de ellas es A ver qué pasa, que se lanzó el pasado viernes 6 de diciembre. Se grabó en Bogotá y en esa sesión de grabación participaron Camilo Godoy, en la guitarra eléctrica y acústica, Christian Velásquez en el bajo, Kelsey Serano en las congas, caja y guacharaca y José Rodríguez en el acordeón. La producción estuvo a cargo de Mauricio Rodríguez y Camilo Godoy, mientras que Luís Guillermo Díaz se encargó la mezcla y masterización. El videoclip de A ver qué pasa se rodó en Bogotá y lo dirigió John Molano. Es una composición suya junto con Efraín Ardila, en la que revisa, con elementos de 2024, la fusión de música tropical de comienzo de siglo que se conoce como tropipop, género que Mauricio y Palodeagua no han dejado de hacer.
Más adelante vendrán otros lanzamientos como Colombia es tropical, con Gerau y Las Estrellas Orquesta, y Pa’ onde vas, un vallenato con la colaboración de Guillermo ‘Guillo’ Vives, Carlos Mario Zabaleta y Joselo Iguarán. “Es una canción que me ha llevado un poquito a Valledupar, a Riohacha y La Guajira, que nos trae esa referencia de la que nos hemos colgado varios cachacos que nos pusimos a hacer vallenato en los años 2000", dice Rodríguez. Además, prepara en Venezuela una versión de Niña, con el productor Raniero Palm. “La idea con todo esto es darle el papel que le corresponde a nuestro género que sigue aquí dando la parada y que seguimos haciendo canciones hoy 2024, después de 20 años de lanzamientos”, agrega.
La aventura del vallenato cachaco
Rodríguez, compositor y cantante bogotano, ha realizado miles de conciertos en al menos 27 países. El grupo Mauricio y Palodeagua ha sido nominado a los premios Latin Grammy Latin como Mejor Nuevo Artista y Mejor Canción Tropical con Esa muchachita. En 2009, durante una de sus seis giras por Europa, ganaron el premio Sigla de Oro, en el festival Latinoamericando que se realiza en Milán, Italia.
En esas dos décadas, Mauricio Rodríguez vivió tres momentos de la industria musical. La época del formato análogo (léase los CDs), los años de las descargas piratas y luego la aparición de plataformas que, de alguna manera, reglamentaron y organizaron el flujo de contenidos digitales a través de la red.
Ese aprendizaje de pasar de un objeto físico tangible como un CD o un disco de vinilo a unas carpetas que se almacenan en un dispositivo o que están disponibles en las plataformas, fue duro para él, sobre todo al comienzo. Cuando empezó a grabar, lo hizo en estudios donde se utilizaban consolas que usaban cintas magnéticas. Era un reto totalmente diferente al de la era digital, puesto que tomaba su tiempo repetir cada toma y cambiar de cinta cada vez que era necesario. Los procesos análogos demandan muchas horas de grabación y la hora de estudio suele ser bastante costosa.
Sin embargo, allí aprendió mucho de los ingenieros de grabación: un conocimiento que muchos músicos que pasaron por la era análoga han aprovechado cuando ellos mismos producen sus canciones en estudios digitales que se pueden instalar en una casa o una oficina. “Soy de los que todavía nos gusta ir a los estudios. Sigo conservando esa costumbre bonita de ir a grabar las baterías y cada instrumento de manera análoga, así sea para luego pasarlo a un sistema que digitaliza las canciones”, explica. Todavía no se acostumbra al mercadeo digital. Aunque consume todas las plataformas, le hace mucha falta el disco. “Extraño bastante el material, la lectura de los de los créditos, el ingeniero, ver cada cosa que se hizo, que se grabó, si aquí se le metió una guacharaca... Eso me hace mucha falta y creo que con el tiempo lo iremos perdiendo”, dice.
Comenta que en esta era digital se ha incrementado la velocidad de trabajo. Ya no le dedica tanto tiempo, por ejemplo, a captar sonidos. “Cuando estoy creando tengo una mecánica de composición mucho más digital. Hoy en día trabajo por Zoom cuando hago colaboraciones. Esta nueva canción que estoy lanzando la trabajé por Zoom. Tengo una infraestructura para digitalizar y grabar al mismo tiempo en que vamos desarrollando la composición”, señala. Pero intenta sacar un sonido lo más claro posible porque su estilo musical le exige que la grabación sea más análoga. “Trato de hacer todo en vivo, como por ejemplo el bajo, la batería, las percusiones y sobre todo el acordeón. Trato de ser lo más tradicional posible y más adelante empiezo a desarrollar nuevos sonidos digitales, nuevas herramientas, nuevos programas”, dice. Eso se debe en parte a que trabaja con músicos más jóvenes que él, de alrededor de 25 años, que lo han introducido a nuevas tecnologías y maneras de abordar la producción musical. “Me ha favorecido aprender a dejarme llevar por esa tecnología que hoy nos da más velocidad para tener listas las canciones. Pero trato de tenerle cuidado a esa velocidad para que no se pierda la naturalidad y, sobre todo, ese sonido fuerte que se siente en las canciones tropicales”, advierte.
Una pregunta que se hace mucha gente con respecto al esfuerzo que hacen los músicos por grabar bien es si vale la pena hacerlo para que la gran mayoría escuche esas canciones en dispositivos de muy mala calidad, como auriculares, 'manos libres' o el parlante de un teléfono celular. “Para nosotros es obligatorio pasar por el celular. Es una de las referencias más importantes que usamos a la hora de mezclar, porque muchas veces la gente oye la música directamente desde el teléfono cuando está en redes sociales. Pasa las canciones, pasa los videos y es ahí donde tenemos que captar su atención”, explica.
También señala que esa velocidad en los procesos de masterización, que se pueden llevar a cabo ahora de manera automática, robótica, y que toman muy poco tiempo, hace que muchas canciones se vayan con demasiados errores que antes no ocurrían. “Hay procesos auditivos que son importantes, como una buena mezcla, o contar con buenos ingenieros u oír varias veces una canción para darnos cuenta de las equivocaciones. La inmediatez ha desfavorecido la calidad de la música y oímos errores y más errores en muchas canciones que se lanzan hoy en día”.