Mi libro favorito: 'La Historia de San Michele'

Yo tenía 14 años y un día cualquiera, sin pedir permiso ni preguntarme si lo quería recibir en mi casa y en mi corazón, llegó un libro que tenía esa textura de las ediciones sencillas de la segunda mitad del siglo pasado. Trescientas o cuatrocientas páginas, letra pequeña y una carátula con una torre de aspecto medieval. Era La historia de San Michele, del médico sueco Axel Munthe.

Una mezcla casi mágica de autobiografía y novela, me llevó a la vida de un aristócrata que a los 23 años se convirtió en el médico más joven de Francia, y tuvo entre sus pacientes –y entre sus afectos cercanos– a la realeza europea. Siendo un adolescente, se enamoró de Capri, a donde regresó años después para comprar una villa que había sido del emperador Tiberio. La llamó San Michele y ahí, en la punta más alta de la isla, en un monasterio franciscano, pasó los años más felices de su vida. Fue su refugio, su lugar para meditar, para cuidar a los animales, conversar con San Francisco y cultivar su profunda sensibilidad por el humanismo y el arte. 

Teniéndolo todo, Axel Munthe dejaba de lado a la alta sociedad, para irse a la primera línea del dolor, curar a los más pobres, a los heridos de la guerra y los enfermos del cólera en Nápoles.  

Le tomó diez años escribir La Historia de San Michele; narrar lo más triste de la condición humana, los dilemas éticos, los diagnósticos difíciles y la constante fragilidad de la vida.

Este libro me llevó a elegir la profesión más linda del mundo, y dos años después de haberlo leído, entré a estudiar medicina.