
El paraíso perdido de Álvaro Perea
Álvaro Perea.
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‘La negra Luna y los siete bobos del paraíso’ es una novela en la que Álvaro Perea describe en clave de ficción varios de sus recuerdos de infancia y juventud en el barrio Pablo VI, pero en la que también sigue la vida de algunos de esos personajes cuando llegan a la edad adulta.
Por: Eduardo Arias

En el mejor estilo de las novelas que se construyen alrededor de un lugar determinado para intentar contar una historia de alcance universal, Álvaro Perea se dio a la tarea de escribir La negra luna y los siete bobos de El Paraíso. Como él mismo la define, es una historia de sueños de fiestas, de peleas, de dolores, de destinos, de rumbas, de ilusiones perdidas y de inconveniencias que tiene como eje principal la vida de un joven de buen corazón con unos sueños desmesurados que termina fracasando porque esos sueños son superiores a sus habilidades, que no son otras que el talento, la imaginación y el valor. No son suficientes en un mundo en descomposición donde priman la ética de la oportunidad, la violencia como mecanismo de resolución de conflictos, sin ninguna regla, implacable.
Perea estudió comunicación social y periodismo en la Universidad de la Sabana. Comenzó su vida profesional como periodista porque le interesaba dar a conocer no solo noticias de importancia sino también sucesos un poco ignorados protagonizados por gente común y corriente. Trabajó seis años en las revistas Cromos y Cambio 16. Pero el periodismo lo ponía triste por su propia naturaleza porque, en su opinión, se hace un gran esfuerzo para obtener un resultado de duración casi siempre efímera: “Cambia continuamente y hace que no haya una reflexión sobre el trabajo que se está haciendo o sobre los temas sobre los cuales uno está informando”.
A raíz de ello arrancó su carrera como documentalista y libretista de ficción, tareas que ha conjugado con la creación de series web. Entre otras, realizó un Máster en Guion Cinematográfico y cursó una maestría en Ciencia Política con énfasis en Resolución de Conflictos. Ha producido y dirigido largometrajes como Una selfie con Timochenko y El Urbílogo. Fue director y guionista del largometraje documental El día en que Colombia se volvió Macondo, coproducido por Dramax y Señal Colombia, y de la serie Todo lo que vimos sobre lo mejor de la historia de la televisión colombiana. Así mismo, fue director, creador y guionista de la serie documental de biografías en paralelo titulada Las dos caras de la moneda.
Confiesa que siempre quiso ser escritor, pero tenía la necesidad de ganarse la vida. “García Márquez decía que los escritores colombianos siempre llegaban cansados a escribir porque siempre tenían que hacer otras cosas para vivir, entonces dedicaban lo peor de lo peor de su tiempo para la escritura, porque lo mejor lo tenían que dedicar a ganarse la vida”. Ya había escrito cuentos y ensayos, algunos recibieron premios. Entonces su esposa le dijo: "Voy a trabajar un tiempo, nueve meses y usted saca su novela. Le acepté la oferta y saqué el tiempo para escribir el libro”.
La fuerza del destino
La novela es larga, en dos tomos y un total de 560 páginas. “Yo quería contar la historia que quería contar, que no fuera aburrida y que fuera auténtica. Quería hacer una novela con múltiples referentes históricos, culturales, hasta religiosos. Quería que los personajes tuvieran vidas completas y arcos narrativos que de alguna manera explicaran sus destinos. Yo no quería limitarme”. Perea quería una novela que pretende interpretar un universo al estilo de las del siglo XIX de los escritores rusos o franceses y también un poco de las primeras novelas del boom latinoamericano.
Aunque en la novela Perea recrea recuerdos de su infancia y juventud, los personajes son creaciones literarias, al Igual que El Paraíso, donde sucede gran parte de la trama. Está inspirado, eso sí, en Pablo VI, el barrio bogotano donde creció. La motivación fue rescatar del olvido episodios que le había tocado vivir y que considera significativos y asombros “pero esas cosas significativas y asombrosas, generalmente eran personas más que hechos”.
A Perea lo motivan mucho las contradicciones entre lo que la generación anterior consideraba bueno frente a lo que en las calles se valoraba. “Ese choque me producía mucha intriga y me interesaba mucho indagar en eso, así como tratar de encontrar razones para explicarme el destino o, digamos, la suerte de la gente. ¿Qué hacía que unas personas tan especiales tuvieran destinos trágicos o no tuvieran suerte en la vida y tuvieran destinos mediocres o vidas un poco insignificantes? Es una pérdida que en ocasiones es trágica porque muchos ni siquiera llegaron a viejos por esa voluntad de vivir siempre al límite”. Cuenta Perea que algunos se metieron al narcotráfico porque les atraía la plata de pronto no fácil pero sí rápida- “Y estaba también esa mentalidad de los roqueros de los setenta del vive rápido, muere joven y así tendrás un cadáver bien parecido. Y también porque la vida misma no tiene recetas”. Explica que La negra luna es una mujer de ficción, pero también una metáfora de “la Luna negra del destino”.
Los personajes principales de la obra son dos hermanos que logran salir de El Paraíso de alguna forma. Sin embargo, los códigos que manejan los hacen estar siempre en el lugar equivocado. Uno de los hermanos utiliza eso a su favor porque sabe fingir y se sale con la suya, mientras el otro se dedica a exaltar aquello que lo maravillaba de su entorno. Eso lo hace escribir una cantidad de historias que generalmente otros publican o terminan llevando al cine o a la televisión. Él no lo entiende, pero su mujer y su hermano le dicen que las coincidencias creativas existen y que los temas están en el aire y que no son de nadie.
Pablo VI, un barrio con una personalidad única
Piensa que Pablo VI ha sido un barrio particular en la historia urbana de Bogotá, porque se diseñó con apartamentos bastante generosos y bien distribuidos, con muchas zonas verdes, canchas de fútbol y básquet, “Si se compara a Pablo VI con esos conjuntos cerrados que son horribles, donde la gente está encerrada, donde las zonas verdes casi que son ornamentales… todo lo contrario a Pablo VI, donde las zonas verdes son para ser habitadas, caminadas, campos de juego de fútbol, de ponchados, escondidas, para hacer fogatas, cantar. Un barrio hecho para ser habitado y eso lo hace muy especial”. También cuenta con una zona comercial amplia que hace posible no salir del barrio para conseguir lo que se necesita.
Recuerda la rivalidad con barrios vecinos, como La Esmeralda, Nicolás de Federmann, El Quirinal, un barrio de hijos de militares que en esa época no tenía muros. Uno se pasaba de un lado a otro y siempre había muchos choques con estos hijos de militares que tenían unos valores completamente distintos, entonces había mucho conflicto”.
Otro elemento muy importante para Perea es que a Pablo VI llegó gente del mismo nivel socioeconómico de diferentes regiones de Colombia. “Se nutrió de familias con pasado costeño, antioqueño, valluno, también bogotano. Los muchachos del barrio decían que no eran bogotanos, sino pablosextunos, que era otra cosa, con sus propias jergas y sus propias cosas”.
La mayoría de la gente de Pablo VI de entonces eran parejas jóvenes de profesionales que estaban comenzando a hacer familia. Tenían que trabajar mucho y dejaban a sus hijos mucho tiempo solos en las calles. Tenían una doble realidad; cuando estaban con sus padres y cuando estaban en la calle. “Estar en la calle solos desarrolla códigos de comportamiento cuyo principal valor era el arrojo y cuyo principal objetivo era prevalecer. Esa esquizofrenia entre lo que sucedía en las casas y lo que sucedía afuera es muy característica de los personajes de El Paraíso y de Pablo VI”.
Se generaba la ética de grupo, es decir, el grupo marca lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. "Si uno comienza a consumir droga, todos comienzan a hacerlo. Para lo bueno y para lo malo el grupo se vuelve el referente de comportamiento y eso es muy crítico cuando la gente tiene una alguna diferencia con los valores del grupo o cuando es menos fuerte, menos violento o menos astuto. Entonces es muy fácil convertirse en víctima".
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