‘La Patasola’, una profunda inmersión en el folclor colombiano y la innovación cinematográfica
Se trata de una película colombiana de terror dirigida por Harold Trompetero y Paul Cataño. El detrás de cámaras de esta producción no fue nada sencillo.
Por Alexander Triana Yanquén
Recuerdo haber leído, hace algunos años, algo que Manuel Kalmanovitz dijo sobre el que hacer del cine de terror en Colombia: “Vivimos en una realidad tan 'pesadillezca' y absurda, que no hemos podido digerirla a través del cine”. Así es: no se ha podido superar el miedo que nos produce ver en los medios que hay muertes, atentados, secuestros, feminicidios y tanta maldad que nos cubre en nuestro día a día.
En el país, este género cinematográfico ha estado en constante evolución, enfrentando desafíos únicos y ofreciendo una mirada singular al folclor y las inquietudes locales. A pesar de contar con una audiencia ávida y una rica tradición de leyendas, la producción de películas de terror en Colombia ha sido históricamente limitada, carente de recursos, segregada, menospreciada. A esto se suma que la falta de inversión y la escasez de plataformas de exhibición han frenado el crecimiento de este tipo de cine nacional.
Existen largometrajes interesantes que dan fe, sin embargo, de un proceso de construcción riguroso en la industria del género de terror en Colombia. Hablamos de películas como Saudó: laberinto de almas, de 2016, una propuesta de Jhonny Hendrix Hinestroza. También está Al final del espectro, de Juan Felipe Orozco, lo mismo que El Páramo, de Jaime Osorio Márquez, producciones que han conseguido dejar una huella imborrable en el sector y en los espectadores.
Folclor en tiempos de la inteligencia artificial
Recientemente vi una producción colombiana dirigida por Harold Trompetero y Paul Cataño: La Patasola, una película que logró por momentos erizarme la piel y, al terminar, me dejó un dulce sabor de que estamos evolucionando en esto de hacer cine de terror en el país.
En los últimos años hemos visto un resurgimiento del interés por el género con películas como esta, que buscan revitalizar el cine de terror colombiano y ofrecer nuevas perspectivas. A medida que la industria cinematográfica en el país continúa creciendo, es de esperar que se encuentre un espacio cada vez más importante en el panorama audiovisual de Colombia.
Un hipnótico tapiz de folclor y miedo
Paul Cataño, codirector y director de fotografía de la película, ofrece una fascinante mirada al meticuloso trabajo artesanal detrás de este film. Cataño es reconocido en la industria por haber trabajado en proyectos como Un parcero en Nueva York, o el largometraje El baño, que es una oda a la cuarentena que nos obligó el destino y las malas decisiones de alguien por ahí. Narra el artista cinematográfico el cómo se dio inicio a esta inquietante producción: “La idea originalmente viene de Harold Trompetero y de Armando Aguilar, y desde hace mucho tiempo veníamos hablando con Harold de hacer otras cosas, y de explorar otros géneros diferentes a la comedia y de ahí salió La Patasola”, dice.
Detalla Cataño que en abril empezaron a dar rienda suelta a la estructura de los guiones, empezando así con tres semanas de preproducción. Iniciaron grabaciones y realizaron de manera eficiente un rodaje inmersivo que se terminaría en la última semana de julio. Luego siguió la posproducción, que es quizás un 40 por ciento del total de un gran producto. En las salas de edición se sonoriza, se ambienta, se corrige color y también se generan efectos con inteligencia artificial. “La película estuvo terminada para que pudiéramos hacer nuestro 'scream' una semana antes del estreno”, explica.
La descripción de Cataño sobre el escenario de la película es particularmente intrigante. La mezcla cuidadosamente curada de elementos tradicionales y modernos crea una atmósfera única e inquietante. Al transformar un Airbnb aparentemente ordinario en un espacio misterioso y casi gótico, los cineastas establecen una base de inquietud que impregna toda la cinta. La incorporación del folclor local, como el símbolo del macho cabrío asociado con la infidelidad, agrega profundidad y significado cultural a la narrativa. “La locación en las películas es un espacio clave. Es ese espacio donde vive La Patasola, el espacio que le permitió ser lo que es, convertirse en este personaje. La arquitectura como tal es muy bonita, pero muy misteriosa al mismo tiempo”, asegura Cataño.
El personaje de la Patasola se revela como una entidad compleja y multifacética. El enfoque de Cataño hacia esta criatura legendaria es respetuoso del folclor tradicional, pero innovador en su profundidad sicológica. Al explorar el estado mental del personaje y el uso de alucinógenos, los cineastas han creado un villano más matizado y aterrador. “Fue un proceso de experimentación en donde se nos presentaron muchas opciones, y una cosa que teníamos clara es que no quisiéramos que fuera tan obvio”, dice.
Los aspectos técnicos de la película son igualmente impresionantes. La combinación de efectos prácticos, mejoras digitales y herramientas de inteligencia artificial da como resultado una experiencia visualmente sorprendente e inmersiva. El diseño de sonido, con su énfasis en elementos experimentales e industriales, refuerza aún más la atmósfera de terror de la película. “Se conecta con esas cosas tradicionales, con esos imaginarios un poco más góticos. Usamos cosas como muy de nuestra cultura. Cuando la Patasola se desata, hace uso de las herramientas tradicionales en una finca. Si uno lo mira bien, todo lo del campo es de alguna forma peligroso: los tridentes, el machete, son elementos muy campesinos que generan mucha violencia, así como también pueden servir para cultivar la comida o cualquier otra cosa”, revela.
Uno de los aspectos más llamativos del comentario de Cataño es su énfasis en la importancia de un cine eficiente. Al racionalizar el proceso de producción, los cineastas pudieron asignar más recursos a la creación de una película visualmente impresionante y temáticamente rica.
Enfatiza Cataño que “el cine al final es una industria, un proyecto y que tiene un capital en juego. Entonces, el tema de los procesos debe optimizarse mucho para que los recursos y el dinero de la gente que está invirtiendo no se vea malbaratado en todo este glamour, que al final no debería funcionar así. Creo que en un país como Colombia, con tantas necesidades, esto es de lo más sensato y es algo que respeto muchísimo de Harold y su empresa”.
La Patasola promete ser una cinta de terror visualmente impresionante y temáticamente rica que ofrece una nueva perspectiva sobre el folklore colombiano. Al combinar elementos tradicionales con técnicas cinematográficas modernas, los cineastas han creado una experiencia cinematográfica verdaderamente única e inolvidable. La exploración de la película del horror psicológico y su énfasis en la atmósfera y el desarrollo del personaje la convierten en una película de oportunidad y esperanza para los fanáticos del género que anhelamos que el cine colombiano crezca mucho más.
La posproducción: el alma de una película de terror
Esta película se presenta como una emocionante adición al creciente canon del cine de terror latinoamericano. Es importante destacar que no sólo ofrece sustos y atmósferas, sino que también se sumerge en las profundidades de la cultura colombiana, de la psiquis que se evidencia en los personajes. Esa visión aguda de Trompetero y Cataño permiten que los mitos ancestrales cobren un nuevo sentido y valor.
La elección de la leyenda de la Patasola como eje central de la trama fue una decisión audaz y acertada. Al explorar esta figura mítica, el filme logra conectar con el público. Genera un sentido de familiaridad, incluso dentro de lo macabro y consigue reflejar los miedos y ansiedades de la sociedad, asociando la traición, la infidelidad y los castigos divinos, así como visualizar lo sobrenatural enriqueciendo la mitología colombiana con nuevas capas de significado.
Claramente, y como en toda producción cinematográfica, se enfrentan grandes desafíos que ponen a prueba a todo el equipo. Según Cataño, la edición es el corazón de cualquier película de horror, pero especialmente en una producción como esta donde la atmósfera, el ritmo y los sustos son elementos fundamentales. Subraya la importancia de la precisión y la paciencia en este proceso, siendo vital la capacidad de sorprender al espectador, por lo que es crucial mantener una visión fresca y crítica. Además, la toma de decisiones sobre el montaje, los efectos visuales y el sonido debe ser meticulosa para lograr el impacto deseado.
“Son trabajos muy minuciosos de prueba y reprueba, y con esto pasan muchas cosas. Uno empieza a perder la capacidad de sorpresa porque algo como un susto, después de que lo has visto diez veces, no te va a asustar. Es un proceso muy complejo, que tiene que ser muy pulido y juicioso”, asegura Cataño. Destaca la importancia de contar con un equipo de producción cohesionado y creativo. La elección de la locación en Sopó, por ejemplo, fue el resultado de la necesidad de encontrar un espacio con personalidad.
Agrega Cataño que el principal reto que enfrentaron fue encontrar esa locación. Una semana antes de empezar a rodar se les 'cayó' el sitio inicial y central de la película, pero luego dieron con el lugar adecuado. “Cuando fuimos a ver esta locación en el carro de Harold, pusimos el Waze para llegar y nos mandó por una ruta y nos encontramos con un puente que se había caído. Había otra ruta para llegar, pero eso fue lo primero que vimos y dijimos: 'esto nos sirve'. Y, además, se conecta con la capacidad de improvisación, de coger todas esa falencias o cosas negativas a favor y creo que funcionó perfecto”, afirma.
La interacción con los actores fue otro aspecto fundamental de la producción. Ellos se involucraron profundamente en sus personajes, lo que enriqueció enormemente las interpretaciones. La creación de una atmósfera de trabajo colaborativa y divertida fue clave para lograr actuaciones convincentes. “Creo que es muy divertido y a la vez se convierte en un reto para los actores, quienes siempre están buscando un desafío: hacer algo que no han hecho. Y, sobre todo, cuando asumen un proyecto de manera tan personal, como lo hicieron en nuestro 'casting': no vieron esto como un proyecto más, sino que se metieron en cuerpo y alma. Robinson Díaz, por ejemplo, nos contaba todas las mañanas que no había podido dormir pensando en las escenas que le había tocado grabar, y no sólo porque las estuviera estudiando, sino porque lo atormentaba un poco todo este misterio”, detalla.
La posproducción de La Patasola fue un proceso retador pero gratificante. El equipo de producción enfrentó numerosos obstáculos. Desde la búsqueda de la locación perfecta hasta la creación de una atmósfera de terror creíble. Sin embargo, gracias a la pasión, la creatividad y el trabajo en equipo, lograron crear una película que promete cautivar al público.
La Patasola es más que una simple cinta de terror. Es una inmersión en la cultura colombiana, un estudio sicológico de un personaje complejo y una exploración de los límites de este género. Al combinar elementos tradicionales con técnicas cinematográficas modernas, los realizadores han creado una obra que cautivará tanto al público local como a los amantes del cine de horror a nivel internacional.