¿Por qué ver Alis?
19 Febrero 2023

¿Por qué ver Alis?

Fotograma de 'Alis'.

Ya se presenta en salas de cine de diversdas ciudades de Colombia 'Alis', un documental de los cineastas colombianos Clare Weiskopf y Nicolas van Hemelryck. Una película muy singular, a la vez conmovedora e inquietante.

Por: Redacción Cambio

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Por Juan David Correa
He visto este documental dos veces. La primera quedé con una profunda sensación de desconcierto ante las jóvenes que mostraba la película. No entendía qué me habían producido sus miradas, sus gestos; las palabras dichas y las omitidas; la soledad que las habitaba; el paisaje desprovisto de aquello que suponemos es apto para encajar en una imagen –no lo bello, no lo feo, ¿lo fotográfico?¿lo cinematográfico?–. No entendía por qué todo eso me incomodaba tanto. Por qué me resistía a pensar en la película más allá de sus dimensiones estéticas aproximándome, como lo sugiere este hermoso y duro documental de Clare Weiskopf y Nicolas van Hemelryck, desde sus dimensiones éticas y morales.

Quienes nos emocionamos con Amazona, la primera película de estos dos directores que trabajan en llave entendimos que, sin duda, los dos se habían demorado el tiempo suficiente para intentar dar cuenta de un conflicto profundo entre una madre y una hija por las decisiones familiares y afectivas que la primera tomó cuando sobrevino la brutal tragedia de Armero. Y a partir de su cuidadosa observación, de la documentada textura de los conflictos entre esos personajes, habían logrado una película estupenda, que nos enfrentaba a preguntas incómodas pero más pertinentes que nunca.

Una película –o un libro, o una obra de arte– puede cambiarnos la vida cuando nos sigue persiguiendo después de verla, cuando nos enfrenta a dilemas profundos para los cuales no tenemos solución.

Al ver por segunda vez Alis –que se estrenó en algunas salas del país el pasado jueves– la sensación de incomodidad se convirtió en una especie de curiosidad sin fondo, curiosidad legitima por vencer mi propio lugar de privilegio y “mirar a los ojos” a este puñado de muchachas habitantes del hogar La Arcadia –de Idipron Bogotá– que, una por una, miran a la cámara desde un lugar horizontal para aceptar un juego: deben imaginar que tienen una amiga llamada Alis –Alicia, por supuesto, no es un nombre casual– a quien deben describir tanto en su dimensión cotidiana como psicológica como sugiere una de las premisas de la película. Curiosidad por cómo y qué imaginan, más allá de la dureza de suplantar, en la imaginación moral, a Alis, por su propia experiencia. Interés por sus giros idiomáticos, por su manera de pensar y de expresar; atracción por sus ideas y su libertad en medio de la violencia y el dolor al que han sido sometidas por ser mujeres, y crecer en la pobreza. Me hice muchas preguntas, también, por mi lugar como espectador. Supe entonces que una película –o un libro, o una obra de arte– puede cambiarnos la vida cuando nos sigue persiguiendo después de verla, cuando nos enfrenta a dilemas profundos para los cuales no tenemos solución.

Ojalá muchos vieran Alis y al salir, desde su propia fragilidad, le dieran un lugar a esas chicas fuertes que sonríen, que son capaces de pensarse y soñarse no solo –o sobre todo no– desde la precariedad sino desde la posibilidad. Alis derrumba certezas y abre caminos para la conversación en una sociedad estática que supone que entiende el todo sin haber observado, con atención, al menos, a alguna de sus partes.

¡Vayan! #alisexiste
 

Bogotá: Centro Mayor, Cinemateca Distrital, Diverplaza, Embajador y Salitre Plaza.
Bucaramanga: Cacique
Cali: UniCali
Envigado: Viva Envigado

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