Revista Gaceta: ¿el último vestigio de las revistas culturales en Colombia?
- Noticia relacionada:
- Comunidades Indígenas
- Ministerio de Cultura
Hablamos con Hugo Chaparro, director de la Revista Gaceta, que volvió a ver la luz y se erige como uno de los pocos espacios para el periodismo cultural en Colombia.
Por: Redacción Cambio
Volvió Gaceta. Volvió con tino y con fuerza. De nuevo, en nuestras manos, su edición de papel y fotografías de primera. Su tercer número desde que revivió hace un par de meses, Oro, es un trabajo periodístico y literario que aborda los significados –simbólicos, materiales, históricos, económicos– que el oro ha tenido y tiene en nuestra sociedad, desde antes de la colonia hasta el presente.
En las 105 páginas de su última edición, los y las lectoras van a toparse con un ensayo que postula que fue el hombre quien corrompió al oro y no al revés, como dicta el imaginario colectivo; con una crónica sobre el comercio joyero en San Victorino que alumbra por qué en Colombia el oro es hoy un lujo receloso y escaso; con una denuncia sobre el desdén con que el gobierno español ha tratado la Colección Quimbaya desde que en un muy mal día el expresidente Carlos Holguín le obsequió el tesoro a la reina María Cristina Habsburgo-Lorena, entre otros textos más.
Con ocasión del buen recibimiento que ha tenido Gaceta en el sector cultural, CAMBIO habló con Hugo Chaparro, su director, para entender su andamiaje y lineamientos.
¿Cuál es la razón por la cual se decidió revivir Gaceta?
Hugo Chaparro: La crisis de las revistas impresas –y de la tecnología de punta que define el papel: no se descarga, no necesita conectarse a otra red que no sea la del cerebro, no se apaga, solo lo amenaza el fuego–, y en particular de las revistas culturales que fueron una tradición en Colombia –Eco, Mito, Voces, Acuarimántima–, entusiasmaron a Juan David Correa, en el Ministerio de Cultura, a revivir Gaceta, que esperaba su resurrección desde 2001 como un antídoto contra la amnesia para recuperar la memoria de nuestras ideas en cada número.
¿Cuáles son los lineamientos que ustedes se han trazado? ¿Cómo escogen los temas, los colaboradores?
H. C.: A diferencia de una revista tradicional, que presenta al lector un caleidoscopio temático con artículos diversos, Gaceta se propuso desde su primer número, en esta tercera etapa que prolonga la del 76 al 84, y la del 89 al 2001, trabajar números monográficos –que hasta el momento han sido la selva, los setenta años de la televisión en Colombia y el oro como un metal que se funde en la cultura nacional–, proponiendo al lector una recopilación de textos que ilustren sobre lo que ha sido la vida según las historias alrededor de los temas que seleccionamos, para los que invitamos a colaboradores nacionales y extranjeros que puedan escribir con la certeza del talento.
¿Qué retos enfrenta una publicación como Gaceta en una época que parece dominada por lo efímero, por contenidos que no se analizan y que pocas veces invitan a la reflexión?
H. C.: El vértigo de la información en tiempos de madame Internet ha hecho del cerebro una esponja que absorbe sin reflexionar. La medida del tiempo se ha comprimido. El día de ayer es un sinónimo de la eternidad. Se escribe para lectores apresurados en los medios que se preocupan por atrapar la atención con rapidez. Nos advierten al inicio de tantos artículos publicados en la vitrina virtual: tiempo de lectura cinco minutos. Gaceta se interesa por contraste en un lector que se permita la pausa de las ideas maduradas por una escritura que rescate la riqueza del idioma con la potencia de sus contenidos. Ser una isla en medio del naufragio generalizado.
¿Qué tan fácil o difícil es orientar una publicación cultural desde una institución de Estado?
H. C.: Tan sencillo como respirar cuando no hay imposiciones y las sugerencias que se hacen respetan la autonomía del comité editorial. Gracias a la generosidad del presupuesto, incluso en medio de las dificultades que asedien a la economía, se evitan las neurosis de las revistas publicadas con pasión, pero al borde del riesgo. No se trata de una revista que haga publirreportajes estatales: Gaceta le sigue el ritmo a las ideas del país según los temas que nos regala un editor implacable como es la realidad y su baúl infinito de historias.
¿Cómo es la distribución y alcance de la revista?
H. C.: Gaceta tiene un tiraje de 10.000 ejemplares, es una revista gratuita y su distribución cubre el territorio nacional, el real y el virtual: aparte del mapa geográfico, estamos diseñando la página web de la revista para que se multipliquen los lectores, conscientes de que un buen texto crea un buen lector que, a largo plazo, en un mundo ideal, se puede convertir en un cronista que haga de la escritura una forma astuta de observar el mundo y escribir al respecto.