Rossini se mete a la cocina: ópera, risas y espagueti para toda la familia
3 Julio 2025 10:07 pm

Rossini se mete a la cocina: ópera, risas y espagueti para toda la familia

'La cuina de Rossini'.

El Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo abre sus puertas a una experiencia sensorial y escénica para toda la familia: ‘La cuina de Rossini’ ('La cocina de Rossini'), un espectáculo del Gran Teatre del Liceu de Barcelona donde los más pequeños y sus familias serán invitados a saborear el legado del compositor de grandes óperas, como ‘El barbero de Sevilla’ y ‘La cenicienta’.

Por: Redacción Cambio

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

En una ciudad donde el caos del tráfico y las prisas cotidianas a veces ensordecen el arte, hay momentos en los que la música no solo se escucha, sino que se huele, se saborea y se ríe. Así será en Bogotá este mes, cuando el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo se convierta en una gran cocina escénica para recibir La cuina de Rossini, un espectáculo musical y teatral pensado para toda la familia, pero especialmente diseñado para cautivar los corazones y los oídos de los más pequeños.

Esta obra, que nació en 2022 en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, llega por primera vez a Colombia con la promesa de que la ópera también puede ser un juego, una fiesta. Y, sí, literalmente, una cocina.

Durante cuatro funciones, los sábados 5 y 12, y los domingos 6 y 13 de julio, todas a las cinco de la tarde, el escenario del Teatro Mayor se transformará en un espacio sensorial, donde dos jóvenes personajes, Ross e Isabella, guiarán a niños y niñas por la vida y obra del genio italiano Gioachino Rossini, compositor de clásicos inmortales como El barbero de Sevilla, La cenicienta y Guillermo Tell.
Pero esta no es una lección de historia ni una ópera tradicional con trajes de época y solemnidad. David Selvas, director escénico, se encargó de adaptar el espectáculo no solo a un nuevo país, sino a un nuevo lenguaje cultural. “Se ha hecho una traducción colombiana para esta ocasión y así sea lo más cercano a las familias y los niños y niñas de Bogotá y de toda Colombia”, señala Selvas.

La idea de La cuina de Rossini no es simplemente enseñar ópera, sino invitar a saborearla. “Tan chispeante como un buen vino y tan sabrosa como un espagueti al dente”, dicen sus creadores, y no es una metáfora exagerada. Rossini no solo era un compositor prolífico; también era un apasionado de la buena cocina, al punto de que muchas de sus partituras parecen estar condimentadas con la misma vitalidad que un buen risotto. Esa relación entre la música y la comida es el corazón de este montaje.

El elenco local incluye nombres de peso en la lírica nacional, como los barítonos Erwin Barrera y Juan David González, las mezzosopranos Laura Mosquera y Paola Leguizamón, el bajo Alexis Trejos, el bajo-barítono Ernesto Angulo y el tenor Julián Vargas, acompañados por la Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara de Bogotá bajo la dirección musical de Andreu Gallén, quien también realizó los arreglos musicales.

El reto no era menor: cómo elegir las obras más adecuadas de Rossini para convertirlas en un espectáculo infantil sin perder su complejidad musical. “Ha sido como una junk box de grandes temas de Rossini pasando por materiales más sinfónicos, los fuegos artificiales musicales de sus tutis, y duetos más pequeños y conocidos como el de los gatos (Duetto buffo di due gatti)” explica Selvas.

Pero La cuina de Rossini no se queda en lo anecdótico. También es una excusa para hablar de temas que trascienden la música, por esto la historia tiene una estructura que habla a los niños y niñas de hoy, e incluye valores contemporáneos como la transformación, el respeto, el empoderamiento, y el feminismo.

El espectáculo no busca condescender con su audiencia infantil. Al contrario, la respeta profundamente, así como lo afirma Selvas, “debería ser un derecho enseñar ópera a los más pequeños. Es la forma que tenemos los seres humanos para contar el mundo. La ópera es música, interpretación, magia. No solo debería ser un derecho, sino un deber que las sociedades hagan llegar esto a sus niños”.

No es una exageración pensar que La cuina de Rossini puede convertirse en la primera gran experiencia escénica de muchos niños bogotanos. Y en un país donde el acceso a las artes aún es desigual, este tipo de propuestas cumplen una función social invaluable: formar públicos desde la emoción, no desde la obligación.

Selvas prefiere no hablar de expectativas desbordadas. “Trabajamos y seguiremos trabajando hasta el día del estreno para que esto sea un espectáculo que la gente no pueda dejar de recomendar”, dice con humildad, pero con la confianza de quien ya ha visto la reacción del público en otras latitudes.

En tiempos donde los algoritmos dictan el gusto y las pantallas imponen su tiranía luminosa, este espectáculo es una invitación a regresar al teatro como un espacio de encuentro y descubrimiento. Una obra donde se puede cantar, reír, emocionarse y, por qué no, salir con hambre de arte y de pasta.
Porque sí, Rossini compuso óperas, pero también recetas. Y esta, sin duda, es una de las más deliciosas.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí