“Si nos reconocemos podremos trabajar en construir el lugar que soñamos para vivir: Leonardo Echeverri, director de Teatro Azul
21 Marzo 2023 11:03 pm

“Si nos reconocemos podremos trabajar en construir el lugar que soñamos para vivir: Leonardo Echeverri, director de Teatro Azul

'Dignidad', montaje de Teatro Azul, de Armenia.

Crédito: Foto coertesía de teatro Azul

Teatro Azul es una agrupación de Armenia que este año celebra 25 años de vida. El próximo 30 de marzo se presentará a las 7:30 de la noche en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación en unión con la revista CAMBIO.

Por: Eduardo Arias

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Dignidad es una obra que destaca los saberes campesinos, y la diversidad étnica y cultural de Latinoamérica. La obra refleja múltiples rostros del continente. En él sobresalen cuatro mujeres defensoras de sus valores ancestrales y que representan la dignidad a través de la defensa de sus territorios. Son ellas la peruana Máxima Acuña, la ecuatoriana Nemonte Nenquimo, la colombiana Francia Márquez y la hondureña Berta Cáceres.

Esta producción original de Teatro Azul ganó la beca de creación Mincultura “Colombia en Escena”. Se estrenó a principios de 2021. La obra trenza sutilmente los lenguajes del teatro, el cine, la música, la animación y la fotografía. Expone la pérdida de la dignidad como un acto cotidiano que es producto de siglos de ausencia del Estado y plantea que “necesitamos reconocernos y desarmarnos como sociedad, para dejar de estar inmersos en una tragedia en la que, entre hermanos, padres, hijos, nos quitamos la vida”.

El Teatro Azul comenzó sus labores en 1998 en Armenia. Desde entonces han desarrollado un trabajo en torno a la investigación y creación teatral, la construcción y gestión de nuestra sede, y la organización del Festival Internacional de Artes de Armenia.
 

Sus creaciones son el producto de una investigación muy profunda, bajo la dirección artística de Leonardo Echeverri Botina. Su línea de trabajo la han llamado “Teatro Necesario”, ya que siempre se proponen abordar temas que consideran relevantes para la sociedad.

Este proceso los ha llevado a desarrollar coproducciones con Cuba, Argentina, Alemania, México y España. En la sede de su teatro llevan a cabo diversas actividades. Entre ellas están la programación Azulado, un espacio de formación de público que a lo largo del año permite que los quindianos tengan acceso a las artes escénicas. Allí presentan sus obras y también las de otras agrupaciones no sólo teatrales sino también de música y danza. Cada año organizan el Festival Internacional de Artes · Armenia, “un encuentro con el arte para alimentar el alma” que nació en 1999 después del terremoto que sacudió a la ciudad. Desde entonces se ha convertido en un motor de transformación cultural en el Quindío, al ofrecer oportunidades de conocer diferentes culturas y de descubrir nuevas maneras de leer el mundo a través del arte.
CAMBIO habló con Leonardo Echeverry acerca de la historia de Teatro Azul.
 

CAMBIO: ¿Cómo se formó el grupo?
Leonardo Echeverri: 
Teatro Azul nació en 1998. Ximena Escobar y yo estábamos viviendo en La Habana, Cuba, y hacíamos una coproducción con el Teatro Nacional de Cuba y el teatro Mío de Cuba. Era una obra escrita por Alberto Pedro Torriente, un dramaturgo cubano muy importante, bajo la dirección de Miriam Lezcano. En ese momento no teníamos nombre. Sentados en el Malecón de La Habana en pleno verano, tomando la brisa y mirando el azul profundo y maravilloso del mar, y extrañando el verde de nuestras montañas, caímos en cuenta de que las montañas a lo lejos se ven azules. Ahí descubrimos el nombre del que sería nuestro grupo. También estaba la lectura de Azul, de Rubén Darío, quien plantea que azul es el color del arte. Nosotros en ese momento iniciábamos un sueño que hoy, después de 25 años, hemos cumplido, al viajar por todas las latitudes del planeta azul compartiendo el teatro que hacemos. Ahora Teatro Azul hoy tiene una sede en el centro de Armenia, un espacio para el encuentro con el arte que permite el alimento para el alma.

Leo y Xime
Leonardo Echeverri y Ximena Escobar, cofundadores del Teatro Azul.


CAMBIO: ¿Por qué consideran que el teatro que ustedes hacen es un vehículo eficaz para transmitir sus mensajes?
L. E.: 
En todas las rutas que hemos vivido en el teatro tuvimos que elegir. En mi caso, después de salir de la Universidad del Valle donde estudié arte dramático, Ximena y yo decidimos hacer investigación y creación teatral. Después de Cuba nos fuimos a Argentina becados por la Universidad Nacional del Litoral en Argentina. Allá hicimos una coproducción y en esa búsqueda, empezamos a buscar lo que nos atrevimos a llamar el teatro necesario.
 

CAMBIO: ¿De qué se trata?
L. E.: 
El teatro necesario tiene unos ingredientes particulares. Primero, nuestros rasgos distintivos que dan el vivir en la montaña, en medio del verde, de respirar un aire limpio y la calidez, la frescura de la montaña. Empezamos a abordar temas que consideramos importantes y necesarios para la humanidad. Nos pusimos a investigar y a crear puestas en escena propias. La dramaturgia de Teatro Azul empezó a convertirse en una ruta de investigación y cada vez se inscribía más en las nuevas dramaturgias. Logramos hacer coproducciones con Cuba, cuando empezamos; después con Argentina, Alemania, México, España, coproducciones que marcaron una ruta cada vez más clara de lo que sería nuestra propuesta escénica. Hoy, pues decimos que el teatro que estamos haciendo lo necesita la humanidad porque hace que el espectador tome conciencia. Le decimos que cuando ve una obra nuestra no sale igual a como entra. Esperamos que nuestras obras le lleguen a la cabeza, al corazón y a las entrañas.
 

CAMBIO: ¿Cómo ha sido la reacción del público frente a sus propuestas y en particular frente a Dignidad?
L. E.: 
Las propuestas le han llegado al público de diferentes maneras. Creo que hemos afectado positivamente al espectador y creo que el teatro que hacemos no pasa desapercibido sino que llega y golpea de una manera positiva. Llega y golpea despertando conciencia. Somos rigurosos en la investigación, en el estudio de la historia y en la generación del documento puesto en escena. En la última etapa estamos haciendo algo que se llama teatro documental expandido. Mezclamos el lenguaje del cine, del teatro, de la danza, el lenguaje, la poesía y, en el caso de Dignidad, con la instalación del arte plástico en un discurso escénico. Dignidad ha impactado a los espectadores de una manera profunda. Hablamos de algo que nos hace falta como pueblo y es reconocernos. Si nos reconocemos podremos trabajar en construir el lugar que soñamos para vivir, la sociedad que soñamos para vivir. Muchas veces la desesperanza hace que ni siquiera se tenga en cuenta esta posibilidad. La realidad supera la ficción. Pero cuando nosotros desde la ficción damos la posibilidad de una lectura para el espectador que lo lleve a ser consciente de que puede transformar su realidad estamos aportando algo para mejorar nuestro territorio y mejorar la vida de cada uno, alejando la queja y acercando la acción, que es lo que el universo celebra: la acción con gratitud.

Teatro Azul
Escena de 'Dignidad'.


CAMBIO: ¿Qué presentaciones al público tienen ya programadas con la obra Dignidad?
L. E.: 
En marzo hemos tenido funciones y vamos a cerrar el mes haciendo esta presentación que consideramos tan especial en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación en unión con la revista CAMBIO. Es muy importante por la pertinencia del lugar. También lo es por la oportunidad de llegarle al público bogotano. Hemos tenido la oportunidad de presentarnos en muchos lugares del planeta y no muchas en Colombia. De todos modos hemos estado en el Festival Iberoamericano de Teatro, en el Festival de Manizales, en el Teatro Colón, en el Julio Mario Santo Domingo. Pero esta función es bien especial y los invitados serán muy especiales. En abril vamos a presentar nuestra obra Hominum, perdón por ser y en nuestra sede también se presentarán músicos, entre ellos la agrupación Bandola y Katie James. Siempre tenemos una programación abierta al público en nuestro teatro. Por ejemplo, este año haremos la Vigésima Temporada de Teatro para la Vida, dirigida exclusivamente a estudiantes de colegios públicos y van a venir a unas funciones foro de la obra Dignidad. Son funciones que terminan en una conversación con los estudiantes sobre el tema. Este año esperamos a unos 10.000 estudiantes. Es una temporada que se ha convertido en una de las tareas más importantes que hacemos desde Teatro Azul.

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