
“Soy ‘hartista’ con hache porque hago hartas cosas”: Iván Benavides
Iván Benavides y Lucía Pulido, Iván y Lucía.
Crédito: Lucho Mariño
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En el teatro Colsubsidio se presenta, el próximo 10 de abril, el dúo Iván y Lucía, que marcó una honda huella en la música colombiana en los años ochenta y comienzos de los noventa. Este regreso también es un gran pretexto para conversar con Iván Benavides, uno de los personajes más polifacéticos de la música de los últimos 40 años.
Por: Eduardo Arias

A comienzos de los años ochenta apareció en el panorama de la música colombiana Iván y Lucía, un dúo acústico integrado por Lucía Pulido e Iván Benavides. Ambos estuvieron unidos durante poco más de diez años y, tres décadas después, decidieron cerrar el ciclo con un concierto el próximo 10 de abril en el Teatro Colsubsidio de Bogotá.
Benavides ha sido un músico polifacético, hasta el punto de que, en el libro En surco de colores -una historia de la música colombiana en 150 discos-, aparecen varios de los discos en los que participó, como por ejemplo La tierra del olvido, de Carlos Vives, así como el del Bloque de Búsqueda, Sidestepper, los Gaiteros de San Jacinto y también el primero de Iván y Lucía, que se publicó en 1986. CAMBIO habló con él sobre el dúo y también sobre otros aspectos de su rica y trascendental trayectoria.
CAMBIO: ¿A qué se debe este regreso suyo a los orígenes?
Iván Benavides. Hace más de 30 años que dejamos de tocar juntos, pero este reencuentro nos permite cerrar de una manera bonita estos 40 años de actividad, de amistad y de complicidad.
CAMBIO: ¿Cómo se conocieron?
I.B.: Yo estaba estudiando Arquitectura en la Universidad Piloto y Lucía recién salía del colegio y entraba a estudiar Pedagogía Musical en la Universidad Pedagógica. Un compañero de la facultad de Arquitectura, de Yopal, de donde es Lucía, me dijo: ‘Ah, mira que tengo una amiga que canta muy bonito’ y me la presentó. Desde la primera vez que escuché su voz era y sigue siendo algo muy especial. Arrancamos primero a trabajar con un grupo de amigos en un colectivo que no duró mucho tiempo y de ahí salió Iván y Lucía. Eso fue en 1982.
CAMBIO: Usted estudió arquitectura, pero imagino que desde muy joven se interesó por la música.
I.B.: Sí, durante la universidad trabajamos bastante la música. Primero con un grupo de música latinoamericana. Alcancé a colaborar con Jorge Velosa en lo que eran los protocarrangueros.
CAMBIO; ¿Cómo usted, un estudiante de la Universidad Piloto, conoció a un estudiante de Veterinaria de la Universidad Nacional y trabajaron juntos?
I.B.: En la época de la universidad teníamos un grupo que se llamaba Canta Libre, de músicas latinoamericanas y músicas colombianas. Jorge, un poco mayor que yo, era uno de los ídolos que teníamos en la música. Recuerdo que en algún momento me llamó para acompañarlo en viajes en que nos íbamos en un jeep con una canasta de cerveza. Íbamos por los pueblos recogiendo coplas y teníamos un programa en Radio Furatena en Chiquinquirá. Se llamaba Canta el pueblo. Y ahí surgió el germen de Los Carrangueros.
CAMBIO: Y entonces decidieron seguir caminos separados.
I.B.: Sí. Yo ya venía con el interés de hacer mis canciones no necesariamente folclóricas y en el momento en que se armaron Los Carrangueros yo ya estaba trabajando con Lucía. Aunque con Jorge y Lucía hicimos un álbum que se llamaba Cantos y relatos, en 1983.
CAMBIO: ¿Cómo arrancó el dúo?
I.B.: Durante la universidad comenzamos a ir a los bares a cantar. Quizás el cierre más digno de esta historia sería otra vez cantar en un bar y no en un teatro.
CAMBIO: ¿Cómo fue desde su perspectiva de hoy la trayectoria de Iván y Lucía?
I.B.: Fue una época muy especial en la que uno está muy joven y de alguna manera es muy inocente. En ese momento son más los sueños que lo que uno ha recorrido, a diferencia de ahora, que es más lo recorrido que los sueños. Por eso también estamos volviendo. Siempre he estado enamorado de la canción y la poesía, influenciado por mucha gente como Serrat, la Nueva Trova cubana, Charly García… Cat Stevens fue fundamental.
CAMBIO: ¿Qué tenían de especial esos artistas que citó?
I.B.: Estos artistas permitían hacer música con una guitarra acústica. Era muy especial, en una época en que no teníamos todavía acceso a muchas cosas. Más adelante tuvimos un grupo muy bueno. Por ahí pasaron Toño Arnedo y varios jazzistas más. Pero el origen de todo era la guitarra y la voz. Es bonito reivindicar eso en este momento en que todo es espectacular y lleno de artificios. Volver a la intimidad de unas voces desnudas con una guitarra, sin parafernalia, sin luces. Eso tiene un valor importante en ese momento.
CAMBIO: Y eso que usted ha trabajado de todo.
I.B.: Me encantan los montajes de gran formato, los hemos trabajado y hay muchos lenguajes para hacerlo. Pero el hecho de retornar a esto que es tan básico es muy especial. Es la calidez de algo que desnuda lo frágil que es la vida de una manera tan sencilla. Tiene un valor poético muy especial para mí. Aunque sigo pensando también en grandes montajes.
CAMBIO: ¿Por qué dejaron de cantar juntos?
I.B.: En 1994, Lucía decidió irse a vivir a Nueva York y luego a México, donde vive. Ella ha tenido una carrera brillante y sigue muy activa. En este concierto vamos a estar tanto Iván y Lucía como el ensamble que ella tiene ahora en México. Ella ha sacado unos diez álbumes y ha girado por todo el mundo. Yo he seguido colaborando con ella. Ella cantaba de manera dulce y suave con Iván y Lucía y luego cogió tremendo vozarrón. Yo ya perdí la claridad de la voz y, en este momento, con la edad, es mucho más frágil, pero creo que eso puede tener un valor interesante a la hora de montarlo en escena. Pero Lucía sigue siendo un monstruo.
CAMBIO: ¿Usted componía las canciones o entre ambos componían?
I.B.: Básicamente yo componía las canciones. Algunos textos eran de poetas colombianos, como la famosa canción Alba, que hicimos con un texto del poeta samario José Luis Díaz-Granados. Pero lo bonito de esto es que de alguna manera la voz de Lucía me dictaba la melodía. Cuando yo componía lo hacía pensando en la voz de ella. Ella componía la voz. La melodía la hacía yo, pero cuando componía escuchaba su voz dentro de mi cabeza. Buscaba el tono en la guitarra o en el piano para que fuera su registro. De vez en cuando yo cantaba algo o la acompañaba en la segunda voz.
CAMBIO: Hablemos un poco de su trayectoria que ha sido tan variada.
i:B.: Yo digo que soy ‘hartista’ con hache porque hago hartas cosas. Eso me ha permitido pasar de la canción de autor a haber tocado con Jorge Velosa, haber hecho músicas tradicionales, ser productor discográfico, gestor cultural, director escénico, productor de cine, acompañar proyectos... Es una manera de no dejarse encasillar y no aburrirse, porque uno se puede aburrir de repetirse. Probablemente haya tenido muchas vidas y en ese sentido hay mucha gente que no conoce al Iván del Bloque o al Iván de Sidestepper o al Iván que estuvo en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata o no conoce al Iván y Lucía. Hay gente que se sorprende y me dice: "¿Usted es el de Iván y Lucía?" o "¿usted es el del Bloque"? o ¿"Usted es el del Teatro Colón"? Creo que era Óscar Wilde que decía: "Quien tiene muchas vidas también tiene que tener muchas muertes". Estoy diciéndolo mal, pero ha sido eso, porque cada vez que dejo un proyecto tengo mi duelo, mi guayabo. Pero eso me ha permitido no aburrirme en la vida.
CAMBIO: Pero se puede mirar atrás, como hace usted ahora con este concierto.
I.B.: En este momento, recordar es un ejercicio de memoria bonito porque la memoria comienza a ser cada vez más importante. Es extraño porque cada vez me acuerdo menos de las cosas, pero más importante se vuelve el recuerdo y en ese sentido es tan importante este reencuentro con Lucía.
CAMBIO: ¿Van a cantar temas de esa época?
I.B.: Sí, solamente porque después no volvemos a componer, aunque Lucía va a interpretar con su ensamble mexicano el proyecto de su último trabajo, un proyecto que yo acompañé también en la producción, en el que buscamos este encuentro entre las muchas similitudes que hay entre músicas mexicanas y colombianas. Vienen mucho de las folias españolas y tienen formas armónicas que se repiten en la música llanera y el son huasteco o en la música carranguera y músicas indígenas de allá y encontramos unas similitudes increíbles.
CAMBIO: Por no hablar del bambuco que llegó a Yucatán desde Colombia.
I.B.: Sí. El bambuco yucateco. Fue muy loco porque en ese proyecto trabajamos una ranchera hecha por José Barros y un bambuco hecho en México. Parece que fuera hecho al revés. El reencuentro, de alguna manera, no solo es de Iván y Lucía sino también de 40 años de carrera de cada uno haciendo diferentes cosas porque Lucía también ha tenido muchas vidas.
Iván y Lucía
Jueves 10 de abril, 7:30 de la noche.
Teatro Colsubsidio
Avenida El Dorado # 25-40, Bogotá
