Tres exposiciones y un solo espacio verdadero
Lenguajes en papel.
Crédito: Cortesía: Galería el Museo.
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Obras en papel de alrededor de 80 artistas; el mundo de los sueños y de los guardianes de la naturaleza de Gabriel Silva, y las minas de grafito que se usan para dibujar y escribir que utiliza Camilo Bojacá están reunidas en la galería El Museo.
Por: Eduardo Arias
Lenguajes en papel, Los elementales y Plano de corte son las muestras que se exhiben hasta el sábado 27 de mayo en la Galería El Museo. La primera es una muestra colectiva que ocupa uno de los salones de la galería, en la que se agruparon 140 obras de una antología de obras de alrededor de 80 artistas que tienen en común estar plasmadas en papel. Eso sí, mediante técnicas muy variadas. En esta colección comparten espacio autores tanto del siglo XX como del XXI. Entre tanta variedad de nombres y propuestas resulta imposible destacar en este espacio cada una de las obras aquí expuestas. Para darse una idea de lo que en esta sala se reúne y sus autores lo mejor es ingresar a este enlace donde es posible ver cada una de las obras.
Esta muestra, además, reivindica el papel que puede jugar el papel (valga la redundancia), que muchas veces ha sido visto únicamente como un soporte menor que los artistas utilizan para elaborar bocetos en la fase previa de la creación de, por decir algo, un óleo o de una escultura. Salvo dos o tres excepciones (que en efecto son bocetos) estas son obras acabadas en las que, como dice el dicho, "el papel aguanta todo": carboncillo, fotografía, óleo, acuarela, tinta, crayola, acrílico, grafito… Sin duda esta es una muestra en la que dan ganas de detenerse mucho tiempo detallando cada una de las piezas.
En la sala 1 de la galería se expone la serie titulada Los elementales, de Gabriel Silva, quien considera que lo divino está en la naturaleza. Como se señala en el texto de sala, “sus convicciones comulgan con la mitología griega, que definía a los seres elementales como genios formadores y protectores de la tierra, el agua, el aire y el fuego. Duendes, gnomos, hadas, ondinas, náyades, faunos e incluso el Mohán y la Patasola, leyendas del departamento del Tolima, han hecho parte del imaginario del artista”.
Silva nació en Bogotá en 1955. estudió publicidad en la Universidad Jorge Tadeo Lozano y luego pintura y dibujo en Londres y grabado en París. Ya lleva un largo recorrido de exposiciones, que empezó a comienzos de la década de 1990. La exposición Los elementales la componen pinturas, máscaras y esculturas. Las pinturas representan paisajes que evocan los sueños, mundos desconocidos, escenarios de ciencia ficción que podrían perfectamente aparecer en la portada de un álbum de un grupo de rock progresivo. En ellos se encuentran claras referencias a figuras de la pintura como El Bosco y Brueghel el viejo, así como el cine y artistas contemporáneos como Moebius y Neo Rauch. Las máscaras la componen una serie de rostros en pequeño formato (20 por 25 centímetros) elaborados en técnica mixta en las que, de nuevo, el artista apunta en direcciones muy variadas. Por su parte, en las esculturas y sus piezas de cerámica plasma esas figuras que aparecen en sus pinturas.
Como él mismo señala, “los elementales son seres fantásticos que han poblado la naturaleza siempre, que la cuidan y que la constituyen de alguna manera. No busco las imágenes, me encuentran. Me llegan cuando trabajo, partiendo de la premisa del paisaje con figuras. Estas imágenes han ido cambiando con el tiempo. A veces me llegan con claridad, otras veces no”.
En la Sala 2 se exhiben obras de Camilo Bojacá reunidas bajo el nombre de Plano de corte. En sus piezas la arquitectura y la geometría juegan un papel protagónico. Bojacá nació en Sogamoso en 1985 y es egresado de la Universidad Nacional. Esta muestra la componen varias series. Por un lado están las obras sobre papel. Son ilustraciones tomadas de los periódicos La América Ilustrada (1872), El Correo de Ultramar (1853) y La Ilustración Española y Americana (1869), que él interviene con figuras geométricas que elabora con minas de grafito, las que se encuentran en lápices de dibujo y portaminas. De esa manera contrasta esos grabados decimonónicos de edificaciones, espacios interiores, barcos y máquinas con trazados rectilíneos que parecen medirlos, interpretarlos desde la frialdad de las ciencias exactas, incluso descomponerlos.
Las obras que integran la serie denominada Obras mixtas son piezas elaboradas con concreto y minas de grafito de diversos calibres. En casi todas ellas es la geometría la que determina las formas. Y completa esta exposición una serie de esculturas elaboradas con estas minas de grafito, en las que la premisa “ver pero no tocar” se hace imperativa, dada la fragilidad extrema de estas piezas.