
Una vida de teatro: estos son los homenajeados del FIAV Bogotá
Enrique Buenaventura
Del 4 al 14 de octubre, el Festival Internacional de Artes Vivas Bogotá (FIAV) levantará el telón. Durante el evento se rendirá homenaje a varios personajes que por su obra son referentes de la escena nacional y mundial.

Por Juan Pablo Murillo
Detrás de cada obra, de cada escena que se monta y vestuario que se ajusta hay unas manos que han trabajado para que cada función sea una experiencia única con el público. Detrás de cada guion, diálogo e incluso improvisación hay horas de ensayos, prácticas, discusiones y noches en vela. Detrás de cada telón, hay una vida de teatro: Carlos José Reyes, Enrique Buenaventura, José Sanchis Sinisterra, la compañía Hilos Mágicos dirigida por Ciro Gómez, Marina Lamus Obregón y Gilberto Bello son muestra de ello. Por eso FIAV Bogotá les rinde homenaje a estos maestros del escenario.
El centenario del nacimiento de Enrique Buenaventura
“El nacimiento del maestro Buenaventura está registrado oficialmente el 19 de febrero de 1925, pero realmente ocurrió el 23 de agosto de 1924, en la ciudad de Cali, en unas circunstancias muy similares al nacimiento de Dioniso, según cuenta la mitología griega. Los dos nacieron prematuramente en medio de un incendio. En el caso de Dioniso, por el fuego provocado por un rayo de Zeus. En el caso de Buenaventura, por el estallido de material inflamable almacenado en su casa”, contó el director Alejandro González Puche, coordinador de la franja académica y colaborativa dentro de la cual está programado el homenaje.
Durante más de medio siglo la producción dramática y poética de Enrique Buenaventura ha impulsado el teatro en Colombia. Con la creación colectiva y los talleres que realizaron con Carlos José Reyes, Santiago García y muchos otros artistas, impulsaron un cambio dentro de la realidad escénica colombiana.
“Ellos adoptaron ese rótulo con ciertas metodologías artísticas y de investigación para montar sus obras como un movimiento cohesionado que quería irrumpir dentro del país y lo lograron (…) pusieron el género teatral en primera línea, ampliando el espectro en cuanto a los públicos”, señalaba la historiadora e investigadora del teatro Marina Lamus Obregón, a quien también se rendirá homenaje en FIAV Bogotá.
Desde su Teatro Experimental de Cali (TEC), fundado en 1955 (el más antiguo del país), se erigió como uno de los padres del nuevo teatro colombiano, al preocuparse por crear piezas que hablaran de nosotros, de nuestros dolores, traumas, necesidades, sueños y luchas. Algunas de sus obras más recordadas son A la diestra de Dios padre, basada en el cuento homónimo de Tomás Carrasquilla; Historia de una bala de plata, Los papeles del infierno y Orgía , que presentará en este FIAV el grupo Barco Ebrio de Cali, y Soldados. Incluso el TEC, ahora bajo la dirección de Jacqueline Vidal, quien fuera esposa de Buenaventura, presentará la obra Ntotoatsana.
“Antes de conocer el TEC conocí a Enrique Buenaventura, como poeta, como filósofo, como pensador, como hombre de la mitad del siglo XX; que tenía mucha afinidad con uno. Tenía un pensamiento contemporáneo que no se niega, se arriesga a entender lo más misterioso de los descubrimientos de la segunda mitad del siglo XX”, recordaba Vidal en una entrevista realizada para el TEC.
La primera versión de A la diestra de Dios padre fue estrenada en 1958, en Bogotá, y en 1960 ganó el Premio al Teatro Popular, en París, en el Teatro de las Naciones. No muy lejos de París, en el Teatro Principal de Zaragoza, España, otro maestro del teatro estrenó en 1987 una de sus obras más conocidas ¡Ay Carmela!

El maestro del Teatro Fronterizo
José Sanchis Sinisterra nació en Valencia, España, el 28 de junio de 1940. Cuando llegó a la universidad, a los 17 años, ya se había autonombrado “director de teatro”. Entonces, empezó a dirigir un grupo universitario. “A partir de ahí siempre me las he arreglado para compaginar la actividad teatral como autor y director con mi condición de profesor”, señaló Sinisterra en entrevista para la Agencia FIAV Bogotá.
Sanchis estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Valencia. Es dramaturgo, director teatral y autor de más de cuarenta textos teatrales, entre originales y dramaturgias. Su vida ha estado dedicada al teatro, entre algunas de sus obras pueden señalarse Tendenciosa manipulación del texto de La Celestina (1974), La noche de Molly Bloom (1979), Ñaque o de piojos y actores (1980), ¡Ay, Carmela! (1987), Terror y miseria en el primer franquismo (1979) y El cerc o de Leningrado, estrenada en 1994 y que se presentará, además de la pieza Vitalicios, en el FIAV Bogotá.
“Para mí el teatro ha sido la creación de mundos propios, de pequeños territorios ficcionales. El teatro tiene la ventaja de que, si lo pones en escena, se convierte en algo bastante parecido a la vida, creo que eso ha sido lo que me ha mantenido”, dijo.
Sus talleres y tratados de dramaturgia, como Prohibido escribir obras maestras, Dramaturgia de textos narrativos y La escena sin límites: Fragmentos de un discurso teatral han tenido un fuerte impacto tanto en Colombia como en toda la escena iberoamericana. Con su Teatro Fronterizo y la Sala Beckett marcó todo un período de renovación e investigación pedagógica que aún sigue vigente, impulsando a nuevos jóvenes a escribir sus propias obras y seguir indagando en el mundo del teatro.
Sus enseñanzas han quedado plasmadas en cientos de artistas y escritores iberoamericanos. Una de ellas es Carolina Vivas, dramaturga colombiana y directora de Umbral Teatro, con quien se conoció a principios de la década de 1990 en un taller de dramaturgia que hizo el Instituto Colombiano de Cultura con maestros como Marco Antonio de la Parra, Arístides Vargas, Enrique Buenaventura, Santiago García y por supuesto José Sanchis Sinisterra. Durante FIAV Bogotá, Carolina Vivas presentará la obra ¡Ay Carmela! como homenaje a uno de sus maestros y amigo.
Agradecimiento póstumo
Un homenaje como agradecimiento a todo su aporte a la escena nacional estaba programado desde la misma concepción del FIAV Bogotá. Sin embargo la muerte se adelantó y el reconocimiento a Carlos José Reyes se convertirá en póstumo. En 1959, durante el Tercer Festival de Teatro, en el Teatro Colón, el maestro, quien falleció el pasado 15 de septiembre a sus 83 años, presentó ante la audiencia su primera obra El maestro, del dramaturgo franco-rumano Eugène Ionesco.
“A mi mamá le gustaba mucho el teatro y con los hijos, con los sobrinos montaba comedias. En la navidad se hacía un pesebre impresionante en la casa, entonces también se montaban pequeñas escenas para los parientes que iban. La relación con el teatro es de vieja data”, recordaba Reyes en una entrevista con Idartes realizada en 2021.
A partir de ese momento comenzó una historia de más de 60 años dedicados a la investigación, escritura y dirección teatral en Colombia. Estuvo en el Teatro El Búho trabajando de la mano de Santiago García y Fausto Cabrera. Estos últimos habían sido alumnos de Seki Sano, el actor, director de teatro y coreógrafo japonés que llegó contratado por el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla para instruir a los actores de la nueva televisión nacional y que terminó transformando -en solo tres meses pues fue expulsado del país por sus ideas de izquierda- las nuevas maneras de abordar la escena.
El maestro Reyes hizo parte desde sus inicios del Teatro Popular de Bogotá (TPB), una de las instituciones teatrales más importantes del país, con el que realizó montajes como Dulcita y el burrito, y se convirtió en uno de los historiadores más importantes del teatro colombiano.
“Era una persona tan importante y tan sabia que creo que él no se daba cuenta. Porque se comportaba como si fuera un eterno aprendiz, siempre estaba atento a los estrenos de las nuevas generaciones, se admiraba con las propuestas de jóvenes creadores; veía todo el teatro del mundo, no había una obra que él se quedara sin ver. Sabía de todo: de historia, de narrativa, de poesía, pero todo eso era secundario porque principalmente era un hombre de teatro”, dijo a El Tiempo Fabio Rubiano, fundador del Teatro Petra y director del Festival Internacional de las Artes Vivas.
El dramaturgo e investigador fue cofundador de la Casa de la Cultura, que más tarde sería rebautizada como Teatro La Candelaria, junto al maestro Santiago García y considerado -junto a García y Buenaventura- como uno de los padres del Nuevo Teatro Colombiano. En sus obras siempre había preguntas: “El teatro muestra ejemplos y el público saca las conclusiones. El teatro, más que tener respuesta para todo, lo que tiene son muchas peguntas (…) ayuda a que la gente vea un espejo crítico de la realidad humana para que los espectadores puedan responder las preguntas que quedan abiertas”, señaló Reyes en la entrevista con Idartes.
El maestro titiritero
Sobre esos hilos mágicos que conectaron a Carolina Vivas y a Sanchis Sinisterra ha reflexionado y trabajado toda su vida Ciro Gómez, uno de los maestros de los títeres en Colombia. Este titiritero lleva 50 años haciendo reír, pensar y soñar a niños y adultos de la mano de su compañía Hilos Mágicos.
Desde los siete años está metido en el teatro: “Yo estudiaba en el colegio de las Monjas de la Presentación y desde allá me ponían a actuar en pequeñas obras que eran todos esos autos sacramentales religiosos”. De niño estudió bandola, tiple, guitarra y piano con el maestro Julio Gutiérrez, de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Allí conoció las zarzuelas que “traían a los cantantes principales, pero conseguían, en el lugar donde actuaban, a jóvenes que hicieran los coros. Yo era uno de esos muchachos que actuaba en los coros”.
Unos años más tarde, al terminar sus estudios en el colegio Externado Nacional Camilo Torres, conoció a Luis Álvaro Moya, quien le enseño a hacer títeres: “Era mágico porque las marionetas pueden hacer cosas que los actores humanos no podemos realizar (…) Eso era maravilloso. Por eso también le pusimos a nuestro teatro Hilos Mágicos”, señaló Ciro Gómez en entrevista para la Agencia FIAV Bogotá.
Desde su primera función -“en la que nos pagaron 50 pesos”, recuerda Ciro- han hecho más de 15.000 presentaciones públicas con Hilos Mágicos. Los títeres los han llevado a recorrer todo Colombia y varios países del mundo. Su trabajo de investigación, desarrollo y narración les ha permitido montar más de 50 números de variedades y 44 montajes de espectáculos. Merecedores del Premio Teatral Ollantay, 1992, otorgado por el CELCIT, y el Premio Nacional de Dirección Teatral, 2012, del Ministerio de Cultura, entre otros.
Por eso, la labor de Hilos Mágicos será homenajeada durante el FIAV Bogotá. En medio de esta fiesta también se presentarán 10 de sus montajes. “El títere me ha enseñado a mí que la comunicación humana es igual en todos los países del mundo y que lo que nos hace humanos es el arte”.
Análisis e historia del teatro
La pasión por el teatro no solo está sobre las tablas. La investigación, la escritura y el arte se extienden mucho más allá del telón. Marina Lamus Obregón ha dedicado gran parte de su vida a recabar y estudiar la historia del teatro colombiano. Su pasión por indagar sobre las artes escénicas comenzó en el Taller Permanente de Investigación Teatral, que creó Santiago García en la década de 1980. A lo largo de ese trabajo ha retomado líneas investigativas que ya existían y que habían sido trabajadas por maestros como Héctor H. Orjuela, Fernando González Cajiao, Santiago García y Carlos José Reyes.
“Para mí el teatro ha sido mi objeto de estudio, como investigadora me ha producido muchas satisfacciones. Ir al teatro, hablar con la gente, saludarla, abrazarla, poder atender otros jóvenes que se han interesado en investigar, es la convivencia de los seres humanos en un escenario”, dijo la investigadora.
Esta incansable analista de las artes escénicas en Colombia ha logrado documentar el trasegar de dramaturgos, agrupaciones y edificaciones teatrales, constituyendo un valioso acervo bibliográfico. Su esfuerzo investigativo y su pasión por el teatro ha derivado en trabajos como Luchando contra el olvido, una investigación sobre la dramaturgia del conflicto y Poéticas del desarraigo: la palabra y el cuerpo en las dramaturgias femeninas contemporáneas. Y libros de obligatoria referencia para la historia de las artes escénicas como Teatro en Colombia: 1831-1886, Práctica teatral y sociedad y Bibliografía del teatro colombiano, siglo XIX.
Críticas que construyen públicos
La escritura también ha sido el medio a través del cual el último homenajeado del FIAV Bogotá se ha aproximado al teatro. Gilberto Bello, profesor y periodista bogotano, ha estado íntimamente ligado a la escena y el cine nacional desde sus columnas de opinión en el diario El Espectador, la Revista Arcadia y Semana.
Durante más de 40 años este crítico teatral ha seguido a autores como José Manuel Freidel y las tendencias de la escena nacional que quedaron registradas en el volumen Bogotá en escena 2005. En la docencia ha estado vinculado a la Universidad Javeriana, la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad Pedagógica y la Escuela del Teatro Libre.
A partir de sus textos ha reflexionado sobre la situación del teatro en Colombia, su historia y la influencia que han tenido sus cambios tanto en Colombia como en Iberoamérica. Sus textos y columnas también transitan a través de los perfiles y homenajes en los que recuerda a personajes de la escena teatral colombiana como Jorge Plata o Héctor Bayona.
Con estos homenajes, el FIAV Bogotá busca resaltar la vida y obra de quienes han compartido sus vidas, frustraciones, pasiones y alegrías con y para el teatro. El mensaje es claro: la venia es para ustedes maestros.

