
Alcaraz y Sinner, número 1 y 2 del mundo, en la histórica final de Roland Garros
Crédito: Reuters
Imposible pedir más: Alcaraz le ganó a Sinner en la mejor y más larga final de Roland Garros
En cinco horas y media, y después de una remontada histórica, Alcaraz se coronó campeón de Roland Garros en quizá la mejor final de la historia.

Fueron cinco horas y media de ciencia ficción. Sin bajar el nivel, el pulso ni la adrenalina, Alcaraz y Sinner jugaron palo a palo, pincel a pincel, la final más larga en la historia del Roland Garros. Y, seguramente, la mejor.
Los grandes exponentes de la nueva generación desafían toda estadística y registro histórico. Es muy difícil explicar el nivel de intensidad, acierto y técnica que mostraron hoy desde el primer servicio hasta el Súper Tiebreak del quinto set.
Nunca antes se había visto tal despliegue físico en la cancha central del Abierto Francés. Jamás un jugador había remontado dos sets en una final de Grand Slam. Nunca antes el tenis se había estirado de esta forma hacia el ámbito de la ciencia ficción.
Sin sobreactuarse, sin histrionismo, vertiendo el derroche técnico y espiritual en la cancha, el número 1 y el número 2 del mundo, ambos nacidos en este milenio, se acaban de inmortalizar. Ya los miran con respeto Nadal, Federer, Djokovic y todas las grandes leyendas de este juego. El tenis, con ellos, está más vivo que nunca.
El resultado, pues, dice que lo ganó Carlos Alcaraz 4-6/6-7/6-4/7-6/7-6. Pero los que vimos la final inédita podemos concebir que bien valdría declarar un empate técnico. El nombre del ganador, en este contexto de tal altura técnica y deportiva, parece anecdótica.
Y lo más lindo es que la carrera de estos jóvenes apenas carbura. Nos queda un década del de tan sublime rivalidad.
