Por qué James debe ir al Porto

A donde fuiste feliz... ¡Has de volver! 

A estas alturas de su carrera, con gasolina para máximo dos temporadas más en la élite (si las lesiones se lo permiten), James necesita ir a un lugar al que fue feliz. No solo por su probada dificultad para adaptarse a idiomas y climas nuevos  –nunca le pudo entregar el corazón ni a Inglaterra ni a Alemania–, sino porque, deportivamente, ya no está para períodos de prueba ni adaptación.

Necesita ir a una liga en la que su fútbol –de pensar mucho más que de correr– sea valorado incontestablemente. Ya hemos visto, repetidas veces, que el 10 no está dispuesto a "probarle finura" a ningún entrenador rancio obsesionado con el mapa de calor. El zurdo, a menos de que estos años lo hayan hecho un masoquista, no firmará con ningún equipo cuya batuta esté al mando de técnicos del corte de Rafa Benítez o Zidane. 

En Porto, a diferencia de sus últimas aventuras en clubes –todas agridulces– James tiene la hinchada a su favor, y hasta el hincha más exigente e implacable, al acordarse de sus felices tres temporadas que lo hicieron universalmente famoso (campeón de Liga y Europa League, entre otros), más el recuerdo caliente de la última Copa América, le agradecería al cielo su fichaje. Conoce el entorno, conoce el idioma, está lejos del frío, y todos estarán de acuerdo en que ha sido contratado para pensar y no para correr. 

Porto y su amor por los colombianos 

Por ADN, el Porto es un equipo que necesita, valora y confía plenamente en los jugadores sudamericanos. Su estrategia como club "trampolín" al que acuden las figuras emergentes para darse a conocer en Europa y luego saltar a ligas más competitivas o clubes más grandes, lo ha consolidado como un semillero latino. 

La lista de brasileños, uruguayos, argentinos que han pasado por sus filas antes de "dar el salto" es interminable. En sus pasillos es cotidiano el mate, la cumbia y la gambeta que solo se da en este lado del globo. 

Los colombianos, entre todos, son quizá los jugadores más queridos y buscados. En la última década, gracias a Jackson Martínez, Mateus Uribe, Juanfer Quintero, Fredy Guarín, Falcao García, Luis Díaz, Wason Rentería, entre otros, el Porto ha sido un equipo alegre, competitivo y pirotécnico. Ningún otro club puede afirmar que por su estadio han pasado los talentos más prodigiosos de Colombia, entre esos un aspirante a Balón de Oro y el mejor zurdo que jamás parió esta tierra: James. 

Así que el Porto, por historia reciente, es un equipo que "se amolda" al talento colombiano. Por eso allí fueron felices y se potenciaron nuestros hombres más exquisitos. 

Entre la élite, una liga menor

No vamos a engañar a nadie: la liga portuguesa pelea, con la francesa, por ser la cuarta o quinta liga de Europa. Lejos, muy lejos, está de la Premier, el Calcio y La Liga. Si bien es una liga atractiva, llena de jugadores que aman el balón, por presupuesto, infraestructura y tamaño, por historia, no deja de ser una liga menor. 

Eso, paradójicamente, en el presente de James, es un punto a favor. El 10 ya no está "para comerse el mundo" en una de las ligas grandes, en las que la presión, así te llames James Rodríguez, no afloja. Su largo historial de lesiones hacen pensar que lo mejor para sus fibras es una liga más serena, con tufo a mediterráneo y mejillones, como la portuguesa. 

Ir al Porto, además, le da la ventaja de hacer parte de uno de los clubes fuertes de la liga, lo que permite, si las cosas salen bien, jugar –vivir– en velocidad crucero, con la presión no de partir la historia en dos sino de reafirmar la supremacía. Y para eso, si el equipo juega para él, si le generan espacios y tiempo, James es un jugador de diez puntos.