¿Es posible reducir la informalidad?
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En el foro ‘¿Hacia dónde va el empleo con la reforma laboral?’, representantes de los empresarios, empleados y Gobierno coincidieron en que el país necesita un nuevo mercado laboral que no solo garantice los derechos de los trabajadores, sino que reduzca la informalidad y permita a las empresas crecer.
Por: Angélica M. Gómez
El dilema de la cobija corta, según el cual si tapa la cabeza deja descubierto los pies, y viceversa, le casa a la perfección al problema del empleo en Colombia: cuando el Estado ha favorecido a los trabajadores, las empresas han tendido a recortar personal (o, al menos, a no contratar más) por el costo de cada contratación. Cuando los gobiernos han favorecido a las empresas, en aras de hacer crecer el empleo, la calidad de los empleos ha tendido a la precarización.
Esa fue una de las preocupaciones principales de empresarios, sindicalistas y expertos que participaron del foro ‘¿Hacia dónde va el empleo con la reforma laboral?’, organizado por CAMBIO el pasado 13 de abril, en Bogotá.
El pasado 16 de marzo, el Gobierno presentó al Congreso un nuevo proyecto de reforma laboral que, según el viceministro de Trabajo, Edwin Palma, busca básicamente hacer cumplir la Constitución en cuanto al respeto por los derechos de los trabajadores. Sin embargo, varios expertos advierten que, tal y como está planteada, la reforma podría generar todo lo contrario.
Para mejorar las condiciones de los empleados, el proyecto propone reducir la jornada diurna, de modo que se pagarían tres horas más de horario nocturno; aumentar el recargo de las horas extra y limitar los contratos a término fijo y tercerizados. Lo malo es que la mayoría de los empleados en Colombia son informales, de manera que la reforma no beneficiaría a la mayoría, sino solo a unos pocos.
Por otra parte, la reforma les cargaría los costos a las empresas formales, la mayoría de las cuales tienen apenas entre tres y cinco trabajadores. Por eso mismo, sentirían con mayor fuerza el impacto de la reforma, tenderían a recortar sus puestos de trabajo y perderían productividad.
En pocas palabras, los gremios y los académicos temen que los altos costos que implica la reforma terminen desincentivando el empleo y alimentando la informalidad.
El presidente de la Cámara de Representantes, David Racero, dijo que el Congreso está abierto al diálogo y a la concertación para sacar la mejor ley posible, ya que es conocido que, como parte del proceso democrático del país, ningún proyecto de ley sale del Congreso tal como entró. Racero aprovechó la oportunidad para pedirle al Gobierno que dé una guía más clara sobre cuál es su pilar de la reforma. “De las tres reformas que estamos tramitando, esta es la más compleja. Así como sobre la de salud sabemos que es transitar a una política de prevención, ¿cuál es el gran punto concertado previo a esta discusión?".
Tanto a los empresarios como a los sindicatos y al Gobierno les preocupa la informalidad, las condiciones de los trabajadores, la competitividad y la productividad de las empresas, la adaptación del país a los cambios tecnológicos, la inserción en las cadenas globales y el crecimiento económico son los más nombrados, entre otros temas. el inconveniente es ponerse de acuerdo en qué puntos serán prioritarios.
El problema de la informalidad
Según el viceministro Palma, aunque no hay una medida escrita expresamente en el proyecto de reforma laboral que busque reducir la informalidad, la propuesta del Gobierno llevará a que el número de trabajadores en esta condición se reduzca en cerca de 2 millones. Según él, las medidas de trabajo agropecuario formalizarían a más de un millón de trabajadores; cerca de 100.000, serían aprendices del Sena y trabajadores domésticos registrados. A ellos se sumaría un 17 por ciento de informales que dejarían de serlo si los empresarios y el Estado cumplen con la Constitución como es debido.
Francisco Maltés, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) es mucho más optimista y dice que con cumplir con las normas laborales y hacer los ajustes que propone el proyecto de reforma, el número de trabajadores informales se reduciría en 4 millones, es decir, cerca de una tercera parte de los 12,9 millones de trabajadores informales que calculó el Dane para febrero.
Para profundizar: La reforma laboral: alternativas para no perjudicar a la pequeña empresa
Pero la cuenta podría ser menos sencilla. Según José Luciano Vivas, director ejecutivo de Viva la Ciudadanía, de los 13 millones de colombianos en la informalidad, 8,5 millones están por cuenta propia, es decir, son micronegocios que necesitan una política pública fuerte de formalización.
En el mismo sentido, Nicolás Uribe, presidente de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), destacó que en Colombia hay 1,7 millones de empresa formales y 5,7 millones de micronegocios, de los cuales el 78 por ciento ni siquiera tiene matrícula mercantil, el primer paso de la formalidad. De las empresas formales, apenas el 3 por ciento genera más de diez empleos.
Osiris Meriño, vicepresidenta jurídica de Acopi, añadió que las mipymes –las micro, pequeñas y medianas empresas– representan el 97 por ciento de ese tejido empresarial en Colombia. De ese grupo, “la microempresa es el mayor componente”, como lo demuestran las cifras de la CCB, según las cuales el 54 por ciento de las empresas con matrícula mercantil tienen una utilidad anual de entre uno y 10 millones de pesos.
“Los costos son bastante altos para el segmento de las mipymes y eso se da porque las mipymes tienen unas condiciones totalmente distintas a las grandes empresas, que quizás pueden asumir estos costos”, dijo Meriño.
Un dato más que preocupa a los expertos es que las 1,7 millones de empresas formales que hay en Colombia generan cerca de 9 millones de empleos formales.
La paradoja de las condiciones laborales
Juliana Morad, directora del Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana, desnudó la realidad de las cifras laborales. Según ella, el salario promedio es ligeramente inferior a los 2,7 millones de pesos. En la informalidad, el salario promedio ni siquiera alcanza el mínimo formal. Las mujeres tienen los salarios más bajos y las mayores tasas de informalidad. El 80 por ciento de los empleadores del país son microempresas que contratan entre uno y cinco trabajadores y que no pueden asumir estos costos y dejarán de contratar o contratarán mano de obra informal”.
Ana Fernanda Maiguashca, presidenta del Consejo Privado de Competitividad, advirtió: “Deberíamos estar pensando en la productividad de las personas que hoy no tienen empleo o están en la informalidad, y que se ve disminuida por estar excluida del mercado laboral formal. La productividad pasa por acomodar al país a lo que se requiere. La economía del conocimiento necesita entrenar a la gente en tecnologías diferentes, para que respondan a la demanda del mercado laboral y que se puedan adaptar a la nueva realidad porque habrá procesos que se van a automatizar”.
Germán Arce, presidente de Asofiduciarias y del Consejo Gremial Nacional, recordó que, según un informe de la Ocde, los costos laborales pesan en Colombia un 45 por ciento de los ingresos brutos de las compañías formales, y que en los demás países de la Ocde, es del 35 por ciento. También recordó que la tendencia global es la búsqueda de flexibilidad laboral, la mayor productividad y la globalización.
Para el dirigente gremial, Colombia está discutiendo una reforma para unos grupos de interés y no para mejorar el mercado laboral para todo el país.
Francisco Maltés advirtió que el país ha hecho varios cambios a favor de las empresas y eso no ha mejorado la informalidad ni las condiciones de los trabajadores. En ese sentido, Marta Juanita Villaveces, decana de Economía de la Universidad Nacional, advirtió: “Hay elementos estructurales que no se están abordando. La reforma dice que no es para generar empleo, sino derechos. A pesar de que se han reducido los costos, no se ha mejorado el mercado laboral. No es claro cómo se van a aumentar en 2 millones los trabajadores formales, cuando parte de esas personas están en el campo, con poca regulación”.
¿Qué pensar sobre las plataformas digitales?
En cuanto a las plataformas digitales, los expertos estuvieron de acuerdo en que sí es necesario formalizar a estos trabajadores y anticiparse a la llegada de nuevos desarrollos tecnológicos y plataformas al país, pero no como se plantea en la reforma. José Daniel López, presidente de Alianza In, propuso que podría flexibilizarse la cotización a seguridad social, que es la manera de formalizar a este tipo de trabajadores, por ejemplo, permitiendo los pagos por menos de un salario mínimo o por horas para que cualquier persona pueda trabajar con este medio.
La reforma laboral apenas está empezando su trámite para la construcción de una primera ponencia que sea debatida y aprobada por la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, pero necesitará de más políticas públicas que la acompañen para, por un lado, reducir la informalidad y mejorar las condiciones laborales de los empleados; y por el otro, estimular la competitividad y la productividad de las empresas.
En lo que todos estuvieron de acuerdo fue en dejar de ver la reforma laboral como un enfrentamiento del empresariado con los empleadores, sino como una que busca el mejor resultado posible para ambos.
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***Este evento es organizado por Cambio, la Asociación para el Progreso de la Dirección APD y Staffing; con el apoyo de Baker McKenzie, CMS Rodríguez-Azuero, Godoy Córdoba, Guerrero & Asociados, López & Asociados; y en alianza con S&A Servicios y Asesorías, Organización Servicios y Asesorias OSYA, Proservis y Summar.