Argentina: un asesinato en boca de todos
8 Febrero 2023

Argentina: un asesinato en boca de todos

Los padres de Fernando Báez Sosa dejan el Tribunal de Dolores tras la sentencia.

Crédito: Reuters

La justicia argentina dio a conocer su veredicto: cadena perpetua y 15 años de reclusión para los jóvenes homicidas de Fernando Báez Sosa. El hecho concita la atención del país.

Por: Deutsche Welle

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El caso ha mantenido en vilo al país suramericano. Ocho jóvenes rugbiers fueron condenados este lunes cinco a cadena perpetua y tres a 15 años de cárcel– por matar a golpes y patadas a Fernando Báez Sosa hace poco más de tres años, el 18 de enero de 2020.

La justicia se ha expedido en primera instancia. Pero las características del hecho hacen que haya bastante más en juego. Violencia, discriminación, clasismo, y una fuerte mediatización de la causa, son algunos de los niveles de análisis pertinentes.

"Les tendrían que haber dado a todos perpetua", dice a DW Beatriz, vecina del barrio de Recoleta en Buenos Aires, lugar de residencia de los padres del joven asesinado.

"Estoy de acuerdo con el fallo, no se puede poner a todos (los acusados) en la misma bolsa", opina, por su parte, Carlos, del Gran Buenos Aires, también enterado de los detalles del juicio.

En Argentina, no hay quien no tenga una opinión formada.

Sí a la justicia, no a la venganza

"Este juicio ha tenido un nivel de exposición pública excepcional, con multiplicidad de opinólogoscon más o menos conocimiento específico vociferando en los medios, lo que obviamente generó que se generalizara en el cuerpo social una catarata de pseudoinformación en la que se mezclaron sin pudor ni criterio cuestiones jurídico-técnicas, opiniones personales, posicionamientos ideológico-políticos, prejuicios y hasta la campaña electoral", criticó la abogada María del Carmen Verdú, en entrevista con este medio, en la capital argentina.

María del Carmen Verdú, abogada argentina, referente de Correpi. "En la forma que se encaró la difusión pública del caso, se promovió un verdadero linchamiento, que ni siquiera se abstuvo de desear y reclamar que los muelan a golpes y violen en la cárcel –imposición de tormentos–, y que ahora se queja de poco frente a cinco condenas a prisión perpetua y tres a 15 años de prisión", analizó Verdú, referente de Correpi, Coordinadora contra la represión policial e institucional.

"Nada de esto pasó inadvertido al tribunal, que optó por construir una tesis jurídica, que hubiera sido difícil, si no imposible, de sostener sin ese barullo externo", sostuvo la abogada, que entiende que a los atacantes les hubiera correspondido una pena de ocho a 25 años de prisión, con la calificación de homicidio con dolo eventual, ponderando las varias circunstancias agravantes para determinar la pena.

Un fallo histórico

El abogado Carlos Romano, en tanto, saluda la sentencia: "Este fallo es un hito, en el sentido de que Argentina viene con una construcción de pensamiento abolicionista o de garantismo exacerbado, y (ahora) pasamos a una posición de exigencia de una justicia más firme por parte de la sociedad, con aplicación de penas más duras".

Así mismo, si bien es crítico de la mediatización del caso, le reconoce algunos aspectos positivos: "Es también la oportunidad de dar un debate en torno al valor 'vida', en un momento de inseguridad y de gran crisis de valores", sostiene el letrado, doctor en ciencias jurídicas y magíster experto internacional en derechos humanos.

"Y es que aquí se juega ni más ni menos que el derecho a la vida, –y en este caso, una vida joven, con todo por delante–, que es un derecho que viene siendo socialmente depreciado", continúa Romano, autor del libro sobre la temática "Cultura de paz", consultado por este medio.

Con todo, aclara que no defiende "ni el ensañamiento sobre los homicidas una vez puestos en justicia y como condenados, ni tampoco el dejar hacer o el dejar pasar". Ya que los hechos constituyen "un tipo de violencia que tiene que ver con una respuesta en manada, es decir, en masa, sin autocrítica, que es casi autónoma, para reprender ideas o posicionamientos diferentes y con una fuerte discriminación", puntualiza.

En este mismo sentido, la psicóloga y mediadora Marinés Suares, apunta: "Aquí hubo clasismo: (los acusados) son los llamados "niños bien", de clase media o media alta, despreciando a adolescentes de una clase media baja o clase baja".

"Existe una violencia aprendida desde la sociedad, y también un descontrol emocional (de los agresores), que comenzaron a pelear y no pudieron contenerse, y mataron a Fernando de una forma espantosa, brutal y sin clemencia", dice.

"El fallo me deja mucha tristeza", concluyó la analista ante DW: "todos perdieron, y el que más perdió, por supuesto, es Fernando, que perdió la vida".

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