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La ‘Bóveda del fin del mundo’: el búnker que conserva semillas para preservar la especie humana
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En la ladera de una montaña del Ártico permanece aislada, segura, la bóveda del fin del mundo, la estructura subterránea en la que se conservan más de un millón de semillas con la esperanza de preservar la civilización ante un hipotético desastre global.

El cambio climático, las confrontaciones bélicas internacionales y el riesgo de una nueva pandemia son algunos de los escenarios que motivaron la creación de la ‘Bóveda del fin del mundo’ un búnker subterráneo que busca garantizar la preservación de la vida humana ante una eventual catástrofe global.
En 1984, el Ministerio Noruego de Agricultura y Alimentos inauguró el búnker como una contribución de esa nación a la biodiversidad del planeta. Construido en uno de los lugares más seguros del mundo, el refugio de semillas pretende proteger múltiples especies vegetales frente a catástrofes de carácter internacional.
“Con la entrada en vigor del Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura en 2004, finalmente se hizo posible la proyección del refugio como un banco internacional de semillas”, explica el ministerio noruego a través de su página web oficial.
El Gobierno de Noruega asumió el costo aproximado de nueve millones de dólares para liderar la iniciativa de construir el banco. Finalmente, luego de una serie de adecuaciones de infraestructura, la bóveda fue presentada al mundo para promover la participación de todas las naciones del mundo a la preservación de las semillas.
¿Dónde está ubicada la ‘Bóveda del fin del mundo’?
Desde su inauguración, la estructura de alta tecnología ha sido administrada de forma conjunta por el Ministerio de Agricultura y Alimentación de Noruega, el Centro Nórdico de Recursos Genéticos (NordGen) y la organización internacional Crop Diversity Trust, encargada de preservar la diversidad de cultivos del mundo.
El Banco Mundial de Semillas, más conocido como la ‘Bóveda del fin del mundo’, está ubicado en el archipiélago de Svalbard, junto al mar Glacial Ártico. El Gobierno Noruego decidió que el último trozo de tierra firme antes de llegar al Polo Norte resultaba ideal para garantizar la seguridad de las semillas recopiladas a nivel internacional.
Por su posición geográfica y la confianza declarada de países de diferentes continentes a los administradores del búnker, el Banco Mundial de Semillas ha conseguido almacenar cerca de 7.000 especies diferentes de semillas vegetales provenientes de más de 249 naciones alrededor del mundo.
La activista medioambiental keniana y ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2004, Wangari Maathai, realizó la primera donación a la ‘Bóveda del fin del mundo’ con la entrega de una caja de semillas de arroz. Desde entonces, más de 90 bancos genéticos nacionales han donado recursos y materiales para la conservación de las especies vegetales.
‘Bóveda del fin del mundo’, preparada para enfrentar catástrofes globales
El Banco Mundial de Semillas se encuentra a 150 metros de profundidad y cuenta con una extensión de más de 1.000 metros cuadrados divididos en tres almacenes diferentes. La temperatura del búnker se mantiene entre los -3 y -6 grados centígrados, y tiene la posibilidad de descender de manera artificial hasta los -18 grados.
"La estructura cuenta con “permafrost”, que es la capa de suelo permanentemente congelada que facilita la conservación de bajas temperaturas y garantiza la seguridad de la construcción. De hecho, el archipiélago de Svalbard se considera una zona ambiental protegida”, explica el Gobierno Noruego en su página web sobre el Banco Mundial de Semillas.
Cada una de las tres cámaras de la bóveda fue construida a prueba de erupciones volcánicas, terremotos de hasta 10 grados en la escala de Richter y radiación solar. Además, por su ubicación de 130 metros sobre el nivel del mar, expertos han señalado que el suelo de la instalación permanecería seco incluso si los dos polos llegaran a derretirse.
Recientemente, la ‘Bóveda del fin del mundo’ recibió cerca de 30.000 nuevas muestras provenientes de 21 países y registró la mayor donación desde su inauguración en 2008. Con el numeroso aporte, 111 bancos de semillas de 77 países tienen una copia de seguridad de todas sus plantas en el almacén de Svalbard, que cuenta con capacidad para albergar 4,5 millones de semillas.
