
Francisco no solo era un líder espiritual, sino también un defensor de derechos ambientales.
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El legado ecológico del papa Francisco y su lucha contra el cambio climático
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Con la muerte del papa Francisco este 21 de abril, el mundo despide no solo al líder espiritual de la Iglesia católica, sino también a uno de los más influyentes defensores del medioambiente.
Por: Juan David Cano

La muerte del papa Francisco este lunes 21 de abril no solo marca el fin de su pontificado, sino que también representa el cierre de un capítulo en el que la Iglesia católica, bajo su liderazgo, asumió una posición de lucha frente a uno de los temas más urgentes del siglo XXI: el cambio climático.
Desde el inicio de su papado, Francisco eligió un camino de defensa de derechos humanos y ambientales. Habló de desigualdad, de exclusión, de la deuda de los países ricos con los pobres. Pero fue más allá al señalar que la crisis climática no podía tratarse como una cuestión técnica o secundaria. Para él, era una manifestación de un sistema que degrada la vida humana.
En 2015 publicó Laudato si', una encíclica que articuló la idea de "ecología integral", donde el deterioro ambiental, la pobreza y el modelo económico global están estrechamente conectados. En ese texto, el papa criticó de forma directa la lógica del crecimiento ilimitado y el consumo desmedido, así como la explotación desregulada de los recursos naturales.
"Los seres humanos y los objetos materiales ya no se tienden la mano amistosamente; la relación se ha vuelto de confrontación. Esto ha facilitado la aceptación de la idea del crecimiento infinito o ilimitado, tan atractiva para economistas, financieros y expertos en tecnología. Se basa en la mentira de que existe una oferta infinita de los bienes de la Tierra, lo que lleva a exprimir el planeta más allá de todo límite", dijo Francisco.
La encíclica coincidió con la COP21 de París de 2015, y tuvo un impacto real en la conversación internacional sobre el clima. Diversos líderes políticos y organizaciones civiles reconocieron que el mensaje del papa ayudó a elevar el tono moral de la discusión.
Francisco también dedicó parte de su acción pastoral en la Amazonía. En 2020 publicó la exhortación Querida Amazonía, donde defendió el rol de los pueblos indígenas en la conservación de la región y denunció el avance de proyectos extractivos que amenazan su equilibrio.
"No es suficiente prestar atención al cuidado de las especies más visibles en riesgo de extinción. Es crucial tener en cuenta que en el buen funcionamiento de los ecosistemas también son necesarios los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles y la innumerable variedad de microorganismos. Algunas especies poco numerosas, que suelen pasar desapercibidas, juegan un rol crítico fundamental para estabilizar el equilibrio de un lugar", escribió el papa.
La Iglesia, bajo su guía, no solo llamó a proteger los ecosistemas, sino también a escuchar a las comunidades que han sido históricamente marginadas. "El papa Francisco ha sido una destacada figura de la dignidad humana y un inquebrantable defensor mundial de la acción por el clima. El mensaje de su santidad perdurará: No puede haber prosperidad compartida hasta que no hagamos las paces con la naturaleza y protejamos a los más vulnerables", escribió Simon Stiell, secretario de la ONU para el Cambio Climático.
La voz de Francisco también logró movilizar a miles de comunidades religiosas y laicas que hoy entienden la protección del planeta como parte de su fe. Un ejemplo de ello es el Movimiento Laudato Si’, que surgió tras la publicación de la encíclica y que se expandió en más de cien países. Además, articuló iniciativas locales de educación ambiental, transición energética y defensa territorial.
