De la red social a la red de la justicia

Crédito: Reuters

2 Septiembre 2024 06:09 am

De la red social a la red de la justicia

Todo lo que necesita saber del caso Pável Dúrov, fundador de Telegram, detenido en Francia, y cuyo arresto ha abierto un gran debate sobre la libertad de expresión y la responsabilidad de las empresas tecnológicas sobre las actividades de sus usuarios.

Por: Eduardo Sánchez

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Pável Dúrov, el empresario ruso creador de Telegram, la aplicación de mensajería usada por millones de personas en el mundo, fue arrestado el sábado 24 de agosto, al bajar de su avión privado en el aeropuerto parisiense Le Bourget. Las autoridades francesas le imputaron una larga serie de delitos, incluyendo complicidad en transacciones ilegales y en la difusión de imágenes pederastas, tráfico de drogas y negativa a colaborar con las autoridades. La pena a la que podría ser condenado Dúrov puede llegar a los diez años. Sin embargo, el juicio puede demorar en comenzar y el empresario fue dejado en libertad, después de pagar una fianza de 5 millones de euros, recibir una prohibición de abandonar el país y la obligación de presentarse a la policía dos veces por semana.

Este arresto, un caso único dentro de los responsables de las grandes compañías tecnológicas que dominan una buena parte de la economía mundial, ha abierto un gran debate sobre la libertad de expresión y la responsabilidad de las empresas tecnológicas sobre las actividades de sus usuarios.

¿Quién es Pável Dúrov?

Pável Dúrov nació en 1984 en lo que era en ese entonces la Unión Soviética. Cuando tenía 4 años, se trasladó a Italia con sus padres y su hermano Nikolai. Al comienzo de los años noventa, cuando desapareció la Unión Soviética, la familia regresó a San Petersburgo, donde los dos hermanos se destacaron por sus excelentes resultados académicos.

En 2006, basado en Facebook, creó la red social Vkontakte, que llegó a tener más usuarios en Rusia que Facebook. Abandonó Rusia en 2014, perseguido, según él, por las autoridades por haberse negado a dar informaciones sobre los usuarios de su red. Desde ese año, instaló la sede de sus empresas en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), aunque su domicilio cambia con frecuencia.

Creó Telegram en 2013, según él para escapar a la vigilancia de las autoridades rusas. Sin embargo, las relaciones de Dúrov con estas autoridades son bastante poco claras y muchos acusan a Telegram de tener vínculos con ellas. En 2018, Telegram fue vetado en Rusia, pero este veto fue levantado en junio de 2020, cuando la empresa aceptó “ayudar con las investigaciones sobre extremismo”. En marzo de 2022, Oleg Matveychev, jefe del Comité de Política de Información ruso, dijo que “Telegram ha instalado equipos para monitorear sujetos peligrosos”. Además, el ejército ruso depende de ella para gran parte de sus comunicaciones en la guerra con Ucrania, y la aplicación es muy popular en el país (se calcula que cuenta con cerca de 90 millones de usuarios) y Moscú manifestó oficialmente su apoyo a Dúrov. El exprimer ministro Dimitri Medvédev escribió en Telegram que Dúrov “quería ser un brillante hombre de mundo que vive bien sin patria, pero calculó mal. Sin embargo, Dúrov siempre será ruso y por lo tanto impredecible y peligroso”.

Vladislav Davankov, vicepresidente del Parlamento ruso, afirmó por su parte que “el arresto podría tener motivos políticos y ser un medio para obtener los datos personales de los usuarios de Telegram. No debemos permitirlo”. Finalmente, coincidencia o no, Dúrov llegó a Paris en proveniencia de Azerbaiyán, donde se encontraba igualmente Putin.

En agosto de 2021, Dúrov obtiene la nacionalidad francesa, de manera acelerada gracias a la intervención del Ministerio de Asuntos Extranjeros, cambiando su nombre a Paul du Rove. El mismo año obtiene la nacionalidad de los Emiratos Árabes Unidos. En 2013 ya había obtenido otra más folclórica: la de la isla caribeña San Cristóbal, el país más pequeño de América.

Se ha presentado como un ‘libertariano’, antisistema, defensor de una libertad de expresión total y enemigo de las autoridades y el Estado. En ese sentido, tiene una ideología que lo hace cercano a grandes dirigentes de Silicon Valley como Peter Thiel (fundador de Paypal y gran sponsor de J. D. Vance, candidato a la vicepresidencia de Trump) y Elon Musk. Este último lo ha defendido públicamente en su red X, popularizando el hashtag #FreePavel y, fiel a su extremismo, escribió que “en 2030 se podrá ejecutar en Europa a alguien por haber puesto un like sobre un meme”.

Su vida personal es bastante ecléctica: reivindica, por ejemplo, más de 100 hijos biológicos en 12 países, engendrados por donación de esperma para ayudar a eliminar el tabú alrededor de esta acción. Y su fortuna personal es estimada en más de 9.000 millones de dólares.

¿Qué es Telegram?

Es una plataforma de mensajería, similar a WhatsApp, con más de 900 millones de usuarios alrededor del mundo, y con dos características que la hacen única cuando se la compara con aplicaciones similares: permite crear grupos de hasta 200.000 usuarios y compartir documentos de gran tamaño, facilitando no sólo la comunicación, sino igualmente la existencia de todo tipo de negocios y transacciones. Su rentabilidad proviene de comisiones sobre las ventas efectuadas a través de la aplicación, la venta de publicidad y el desarrollo de criptomonedas asociadas.

La popularidad de Telegram viene del tamaño de sus grupos y de la supuesta ausencia total de control de contenidos, así como de la voluntad afirmada por Dúrov y sus dirigentes de no responder a ninguna solicitud de información de las autoridades sobre usuarios y contenidos. La imposibilidad de controlar el contenido de los mensajes proviene de la utilización por las mensajerías de una tecnología llamada cifrado (o criptado) de extremo a extremo. En estos casos, cuando un mensaje se escribe en WhatsApp, por ejemplo, la aplicación lo cifra, utilizando un algoritmo muy sofisticado e inviolable (hasta ahora…), antes de enviarlo. El mensaje que circula entonces por las redes es ilegible, descifrado únicamente por el destinatario: el contenido del mensaje es entonces legible únicamente para el emisor y el receptor. Esta tecnología, bastante útil para esconder contenidos delictivos o nocivos, ha hecho de las mensajerías digitales el gran enemigo de gobiernos, legisladores y autoridades, y el gran amigo de grupos delictivos y disidentes políticos de todo tipo.

Sin embargo, paradójicamente, la seguridad de Telegram no es tan elevada como se supone, y no únicamente a causa de las relaciones turbias de Dúrov con los gobernantes rusos. En efecto, el cifrado de extremo a extremo no es empleado por defecto por Telegram, como sí es el caso en otras mensajerías como WhatsApp y Signal: es necesario que el usuario active voluntariamente esta funcionalidad, escondida en la configuración, lo que muchas personas ignoran, dándole de esta manera acceso por defecto de sus contenidos a Telegram. Ello, sin que podamos saber si Telegram lo hace o no, y, si lo hace, con qué finalidad y para quiénes.

Y muchos expertos consideran que la mayoría de las conversaciones que circulan por Telegram no están protegidas, en ausencia de cifrado (la configuración es posible únicamente para conversaciones entre dos personas y no para las conversaciones en grupo). Además, contrariamente a mensajerías más seguras como Signal o Threema, Telegram guarda datos como nombre y teléfono del usuario, dirección IP, etcétera. Sin contar con que el protocolo de comunicación usado no es público, como sí es el caso con Signal, por ejemplo, lo que hace difícil juzgar la calidad del cifrado utilizado.

Telegram ha sido prohibido, temporal o definitivamente, en más de 30 países.

¿Qué puede seguir?

La situación actual de Dúrov y Telegram genera varias preguntas, a las cuales los gobiernos deben responder, y cuyas respuestas tendrán grandes consecuencias sobre el futuro de la comunicación digital y la economía que gira alrededor de esta tecnología:

  • ¿Se puede considerar a los dirigentes de las plataformas de mensajería como responsables de la utilización que hacen sus usuarios? Meta (sociedad propietaria de WhatsApp, Instagram y Facebook) y Google han aceptado de alguna manera las restricciones impuestas por la Unión Europea, controlando algunos contenidos y respondiendo a solicitudes de las autoridades. Este no ha sido el caso de Telegram.
  • De todas maneras, el control absoluto de contenidos es imposible por las plataformas, mientras se use el cifrado de extremo a extremo. ¿Meta aceptará de eliminar este cifrado, haciendo un filtro de los mensajes a la entrada antes de hacer el envío cifrado? La eliminación total del cifrado de extremo a extremo, a causa de las presiones de las autoridades, podría conducir a graves limitaciones en la protección de datos y de la privacidad. ¿Cuál es el equilibrio correcto entre la protección de la sociedad contra los criminales y la protección de la esfera privada del individuo?
  • ¿La libertad de expresión tiene que ser absoluta o los gobiernos pueden fijar ciertos límites? ¿Todo intento de moderación de contenidos debe ser visto como una censura? Emmanuel Macron, presidente francés, respondió a estas preguntas diciendo que su país está “profundamente comprometido con la libertad de expresión”, pero que “en un Estado de derecho, las libertades se defienden dentro de un marco legal, tanto en las redes sociales como en la vida real”.
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