Daniel Samper Ospina
15 Junio 2025 03:06 am

Daniel Samper Ospina

ARTÍCULOS PARA EL DECRETAZO

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Admiro al ministro de Justicia, el doctor Montealegre, por su sagacidad jurídica, por su condición capilar y por esa forma tan suya que tiene de adelantar sus estrategias: la más audaz de todas, a la fecha, consistió en redactar un decreto que puede llevar a la cárcel a sus compañeros de gabinete, pero no firmarlo él: ¿no es acaso genial? El doctor Montealegre es el maravilloso reverso de Simón Gaviria, aquel muchacho que firmaba los proyectos de ley sin conocerlos: él, en cambio, los conoce: y por eso no los firma. 

Otro que no lo firmó fue el ministro de Minas, que en su cuenta de Twitter anunciaba, alevoso, que se estaba dirigiendo a Palacio para ser el primero en estampar la rúbrica, pero a último momento le cedió el honor a su  viceministro:

—Entre usted primero que a mí me da risa —le dijo en las puertas de Palacio.

Laurita tampoco lo hizo: le concedió la dicha a su vicecanciller, a su Marelbys. El ministro de Educación puso una equis, porque no sabe firmar. Los demás, en cambio, no solo firmaron sino que estamparon la huella dactilar. Sabían que era la única manera de dejar huella tras su paso por el poder. 

Conociendo la calidad humana del doctor Montealegre, será el primero en hacerse presente en la prisión con un detalle para sus compañeros de gobierno: un par de pollos para que se repartan, un parqués para que se entretengan. Porque, contra la evidencia física, es hombre de una gran talla. Las transmisiones de los consejos de ministros, para ese momento, competirán con la serie Orange is the New Black. Armandito aparecerá como el capo del pabellón y exigirá al Inpec que su vestido tenga rayas, si saben a lo que me refiero. El ministro Chapatín procurará adueñarse de la enfermería y montará una red clandestina de tráfico de guarapo “para joder a Sarmiento”. La ministra de Cultura, de caudalosa cabellera, conseguirá a precio de regalo las keratinas de Epa Colombia, vecina de patio: “¡amiga, cómpreme la keratina y mua!”. Y todos recibirán como un bálsamo la visita de Juan Fernando, el hermano del presidente.

Ahora bien: de saber que los miembros del gabinete terminarían presos, han debido reintegrar a Bonillita, qué más daba. A cambio, el nuevo ministro de Hacienda, el pobre doctor Ávila, se estrenará en la Modelo sin que la justicia contemple su parecido físico con el profe Vélez como pena sustituta: ¿no pudieran concederle una excepción? Es verdad que quebró la regla fiscal, pero ¿quién no rompe las reglas, a estas alturas del Gobierno? No existe nada que no se pueda solucionar con una nueva reforma tributaria. Además, y a modo de compensación, el presidente Berto prepara un ambicioso plan de recortes que consiste en asumir las funciones de las demás ramas del Estado para hacer economías. Se arrogó el derecho de declarar ilegal una votación del Congreso para que las Cortes no tengan que hacerlo, con lo cual podrán clausurarse y adjudicar el dinero que hoy se malgasta en togas, birretes y oficinas, en inversión social: nuevos conciertos de Hollman Morris, por ejemplo; viajes presidenciales; ¡contratos para que los miembros de la prensa alternativa, mal llamados bodegueros, esparzan sus mensajes de esperanza! Incluso la prometida construcción del tren interoceánico que conectará a China con Sasaima, o una mejora salarial para los congresistas del Pacto, como lo propone de forma insistente la empática Isabel Zuleta que esta semana acusó a la clínica Santa Fe de emitir comunicados amañados sobre los avances de salud de Miguel Uribe para afectar el clima político de la consulta popular.

Por fortuna, se salvará de la prisión el excanciller Leyva, que en su última misiva ventiló, si se puede decir de ese modo, dos accidentes presidenciales con desagradables detalles escatológicos por los cuales el gobierno del cambio lo es también del cambio de muda.

Berto anunció la firma del decretazo en una emotiva ceremonia en Cali donde preguntó quién asesinó a Mario Uribe y posteriormente rompió su promesa firmada en mármol de no convocar una Asamblea Constituyente. Porque es el presidente del cambio… de opinión. Generoso, también indicó al Congreso la ruta para evitar su probable dictadura: que los congresistas aprueben lo que diga el señor presidente, como lo diga y cuando lo diga. 

Como conozco en qué terminan las dictaduras tropicales, he querido ofrecer este borrador de decreto para entregarlo a modo de donación al doctor Montealegre. Es mi aporte al proyecto, mi forma de hacer petripuntos. Acaso no sea un decretazo, como el suyo, sino un decretucho. Pero es trabajo honrado. Y de algo servirá. 

DECRETUCHO:

El presidente de Circombia… 

Considerando:

Que el decretazo se puede quedar corto y el pueblo no puede ser burlado por las oligarquías nazis y esclavistas que no permiten el desarrollo de un gobierno que solo esparce palabras de paz…

Resuelve:

Artículo 1. 
Reconózcase como único intérprete del pueblo al señor presidente Berto.

Artículo 2.
Autorícese un rubro oficial de 750 billones de pesos para adelantar una consulta en aras de que el pueblo trabajador defienda sus derechos (y vote por nosotros para el 2026).

Artículo 3.
Inclúyanse dentro de las preguntas de dicha consulta las siguientes:
•    ¿Está de acuerdo con que todo patrón que vista con traje de Acuamán y zapatos Ferragamo pueda acosar a los subordinados para que delincan? 
•    ¿Está de acuerdo en aprobar una prima de bonificación a los escoltas por  labores de limpieza íntima para sus protegidos?


Artículo 4.
Auméntesele el salario a Isabel Zuleta y otórguese el cargo de directora de comunicaciones de la clínica Santa Fe. 

Artículo 5. 
Anéxese al territorio nacional el vecino país de Panamá, o por lo menos su capital (o por lo menos el casco histórico de su capital).

Artículo 6. 
Concédase a todo mandatario que se haya sometido a operaciones estéticas la extensión no solo de su papada, sino de su mandato.

Publíquese, comuníquese y cúmplase.  

(Firman todos los ministros —a excepción del doctor Montealegre—).

CIRCOMBIA EN MÉXICO

Ciudad de México (julio 8 y 9)

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