
Esta semana Beatriz Ordóñez hace un examen verseado de la situación del país. Sus décimas esta vez se orientan a pedir buen ejemplo al presidente y aplaudir la voz crítica de los poetas.
Nosotros los decimeros
vamos lanzando palabras
dulces, rudas o macabras;
pero somos los primeros
en saludar sin agüeros
cada domingo, planteando
un ayer y un hasta cuándo.
Somos el verso del día
que ve con altanería
lo que hay que decir rimando.
Petro es adicto. ¿Al poder?
Y al perpetuo incumplimiento,
a la droga, al detrimento
de su imagen sin querer.
Esto es duro de roer;
lo dijo María Jimena,
periodista ágil y buena
que no se inventa noticias.
Él tendrá que hacer pericias
para arreglar la faena.
Colombia no es un juguete,
no es el carro del mercado;
manejarlo despistado
como niño con ringlete,
para darse un gran banquete
de elogios y pleitesías,
es creer ser el mesías
con promesas sin sustento,
olvidar el reglamento
y armar un galimatías.
Un mandatario ha de ser
ejemplo para su gente,
estar lúcido y consciente
y hacer lo que debe hacer;
saber ganar o perder.
Ha de ser recto y correcto;
nadie puede ser perfecto,
mas no debe ser torcido
o el país está perdido
sin dirección ni proyecto.
