Daniel Samper Ospina
9 Febrero 2025 03:02 am

Daniel Samper Ospina

CONSEJOS PARA EL PRÓXIMO CONSEJO

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Apreciado señor presidente:

Reciba un cordial saludo de este, su admirador de siempre, tildado por usted mismo como nazi, periodista cómico y mal lector de Hegel, que reconoce en su persona al más importante líder si no de nuestra historia, al menos de nuestra televisión: es usted, querido presidente, el último Aureliano, el achiote de nuestro sancocho, ¡el Hegel de la dialéctica criolla que dejará como legado ese reality estelar que estrenó el pasado martes! Porque sí, apreciado señor: hay líderes que dejan obras, y son buenos; hay otros que dejan transformaciones, y son mejores. Pero hay los que dejan programas, si no de gobierno, al menos de televisión. Esos son los imprescindibles. 

Semejante reto conlleva, no obstante, a afrontar desafíos que por momentos pueden ser preocupantes, y ese es el motivo de esta carta. Presidente: yo lo amo. Yo también, quiero decir. Y por eso debo impedir que esta gran obra de su gobierno decaiga en audiencia. Y eso es algo que puede suceder con este tipo de formatos.

No se me entienda mal. Reconozco que esta primera emisión de Protagonistas de Gobierno tuvo momentos de oro y heroísmos de toda índole que permiten mirar con optimismo el resto de temporada. Heroísmos, digo, como el del traductor de señas: aquel hombre de extraordinario estado físico que, haciendo gala de un profesionalismo a prueba de balas, sin abrir la boca un solo instante tradujo todo el encuentro sin emitir sonrisa alguna. He ahí un funcionario confiable. En los momentos más álgidos, que fueron casi todos, se contorsionaba de tal modo que terminó con dolor de bazo. 

Para no hablar del encargado de levantar las actas, otro héroe silencioso de la patria. En cinco resmas de papel transcribió minuto a minuto los sucesos de la noche para consignarlos ante la historia y exponerlos en el museo de Palacio, al lado del sombrero de Pizarro, la sotana de Camilo Torres y la espada de Bolívar: 

“En la ciudad de Bogotá, a los 4 días de febrero, el presidente de la República citó a una reunión de gabinete a la que asistieron todos los ministros, salvo el de Educación, que llegó tarde y descamisado, y a quien el presidente jamás prestó atención.

”A las 6:57 p. m. la ministra Susana Muhamad rompió en llanto y afirmó que no se podía sentar en la misma mesa de Armando Benedetti. A las 6: 58 se quedó sentada en la misma mesa de Armando Benedetti.

”A las 7:45 el jefe de gabinete tomó la palabra y dijo que tenían que apurarle porque ya casi empezaba un partido de fútbol.

”A las 8:02 la ministra de justicia dijo en plena transmisión:  ‘menos mal ya no están transmitiendo, yo solo quería decir que por donde voy hay líos de seguridad, esto está imposible’. 

”A las 9:03 Gustavo Bolívar le dijo al presidente que lo amaba y el presidente respondió “vale” y continuó conversando con Armando Benedetti.

”De 10:06 a 10:57 el presidente tomó la palabra  y enumeró los ingredientes del sancocho de la siguiente manera: ‘el achiote es el achiote, la papa es la papa, el ñame es el ñame, el pescado es el pescado…’; acto seguido, habló de prostíbulos, del amor mamífero y de cómo las guerrilleras lindas cuidaban a los del M-19 en un acto contra el machismo.

”Siendo las 11:47, y con una peinilla en la mano, el presidente dijo que Armando Benedetti estaba loco como Jaime Bateman, y que por lo mismo quienes no son capaces de recibir su presencia son sectarios”…

A muchos, querido presidente, les preocupa el futuro del Gobierno; a mí, en cambio, el del reality. ¿Cómo logrará sostener el prematuro clímax del primer capítulo? ¿Será suficiente citar por segunda vez a Hegel y a Epa Colombia, provocar de nuevo el llanto de  Susana Muhamad, permitir que Francia Márquez  repita que el país estaba mejor antes de que ella llegara al poder? 

Salvo en el caso de los nombramientos de Laura y Armandito, las segundas partes nunca han sido buenas. Por eso presento ante usted estas ideas para la próxima emisión, para que su obra no decaiga:

•    Reemplazar al recién renunciado Jorge Rojas por Andrea Serna.
•    Estrenar un espacio de pausas activas con Nerú, que podría ir patrocinado (para evitar una quinta reforma tributaria).
•    Nombrar como ministros a los exprotagonistas de novela Óscar Naranjo —en Defensa, para que utilice los uniformes marcados con el nombre de su tocayo—, Elianis Garrido -en Cultura- y a su nuera, Laura Ojeda —en Ambiente—, para mejorar la ejecución de dichos ministerios y ganar puntos de audiencia.
•    Nombrar a la doctora Ana María Polo como ministra de Justicia y exigirle que se vista con la toga de su programa Caso cerrado.
•    Crear la sección El Polígrafo, presentada por la canciller.
•    Permitir una vez al mes que el pastor Saade depile una bola de caucho mientras eleva una oración.
•    Habilitar la eliminación de ministros a través de mensajes de texto pagos (con lo cual, de paso, se podrá mitigar el hundimiento de la ley de financiación).
•    Permitir en cada programa que doña Verónica baile un bullerengue.
•    Transmitir como especial de fin de año —a la manera de los viajes de la vecindad del Chavo a Acapulco— el retiro espiritual en Paipa.
•    Abrir un concurso para que la audiencia adivine cuál es Nicolás y cuál es el otro Nicolás.
•    Crear una alianza con Máster chef para que Jorge Rausch siga las recetas dictadas por usted en sus discursos. Podemos empezar por el sancocho. Y seguir con la mermelada. 
•    Permitir a los ministros solicitar ayuda del público o llamar a un amigo cuando el presidente les pregunte algo que los tome fuera de base.
•    En aras de repetir este ejercicio de transparencia, transmitir también las agendas privadas de los festivos.

Presidente: con estas ideas superaremos los mejores capítulos de Prevención y acción; ofreceremos a Colombia un producto de entretenimiento de primera categoría que se pueda observar desde El Plateado hasta el Catatumbo, y podrá demostrar al fin que el suyo es un gobierno que se mueve. 

Aunque no tanto como el traductor de señas.

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