En un esfuerzo poético-rapero admirable, el profesor Pompilio Iriarte ha logrado una feliz simbiosis entre la poesía del maestro León de Greiff y la más reciente canción de Shakira. El lírico producto, orgullo de las letras nacionales, ha sido bautizado por el autor como La llevo perdida.
Juego mi vida, cambio mi vida
de todos modos
la llevo perdida…
Relato de Sergio Stepansky. León de Greiff.
Cambio ya a la que idolatras,
pues por la herida respira:
les cambio a la gran Shakira
por las perlas de Cleopatra.
Las panteras de Sumatra
las cambio por un mirringo,
la loba, por un vikingo,
el Rolex por un buen Casio,
el cerebro por gimnasio
y el Ferrari por un Twingo.
Ay, todo me da lo mismo,
sea negocio, sea despecho,
más ricos los dos se han hecho
por cuenta del idiotismo.
En razón del consumismo,
como ya les expliqué,
muchas cosas les cambié
por un guayo, por un zueco…
Lo que me queda lo trueco
por la tusa de Piqué.
Juego mi vida, León,
la cambio por esta décima,
no importa que quede pésima
como quedó la canción.
Importa la tentación
de ganar mucho dinero.
Lo primero es lo primero,
“Sorry, baby, que hace rato
debí botar ese gato”.
Lo que estorba, al basurero.
En mis serpentinos sesos,
maestro León de Greiff,
como en seguida veréis,
ya no caben más sucesos.
Quedémonos, pues, con esos
que nos cuenta la canción:
“Perdón, ya cogí otro avión,
aquí no vuelvo, no quiero (…)”.
Si les parece, prefiero
ir en otra dirección.
Si me descuido, señores,
me cambian sin dar un brinco
por cuatro de veinticinco,
con mis canas y dolores.
Estoy de vuelta de amores
mientras otros van de ida.
Así, pues, cambio mi vida
hablando hasta por los codos,
sonriendo. De todos modos,
De Greiff, la llevo perdida.
