Gran conocedor de la historia y la literatura, el profesor Pompilio Iriarte nos ofrece hoy un breve paseo por algunos autores clásicos castellanos que escribieron sobre palancas, transacciones, ají, soborno...
La corrupción, ño Raimundo,
con Arquímedes arranca:
dice: «Dadme una ‘palanca’
y podré mover el mundo».
Lo confirma Segismundo:
«¿Qué es la ley? Una ilusión,
una sombra, una ficción;
el mayor robo es pequeño,
los gobiernos, vil desgreño,
los contratos fraudes son».
No se ve la transparencia
del cristal que es transparente.
¿Peleas por lo evidente?
Tienes pésima conciencia.
Pura y neta coincidencia
que en los gobiernos los amos
les recuerden a los chamos:
«La ley aquí es la de Herodes,
o te transas o te jodes,
mira a ver cómo arreglamos».
«¿Que la riqueza no es vida?
Sin la plata no hay movida»,
«Ladrón que roba a ladrón
tiene un siglo de perdón»,
«Es el dinero la clave
y de las puertas la llave».
Estas son motivaciones,
consignas, normas, divisas,
misión y visión precisas
de muchas instituciones.
Jugando a las redondillas
el gran Lope de la Vega,
entre chiste y chanza entrega
verdades y maravillas.
Sin duda fueron semillas
de estas décimas que escribo.
Lope de Vega está vivo,
y hoy nos trae a la memoria
la breve y sabrosa historia
que enseguida les transcribo:
«Juntáronse los ratones
para librarse del gato;
y después de largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él,
librarse mejor podrían.
Salió un ratón barbicano,
colilargo, hociquirromo
y encrespando el grueso lomo,
dijo al Senado romano,
después de hablar culto un rato:
–¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?».