Daniel Samper Ospina
6 Abril 2025 03:04 am

Daniel Samper Ospina

EL KUKOS KLAN

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Observé con preocupación el capítulo de la semana de Protagonistas de Gobierno, el reality patentado por el presidente Berto, y por poco no me recupero de la decepción: atacado, acaso, por el desespero de la pérdida de audiencia, el productor-presidente esta vez decidió incluir dentro del elenco a una versión desteñida de El man es Germán, que, según la descripción, es el funcionario encargado de la alimentación escolar: ¿de veras el señor de la cresta azul es el jefe de la comida de los niños? ¿No podrían delegar semejante responsabilidad a David Racero, que por lo menos tiene un Fruver?

El reality decae capítulo a capítulo y por eso esta semana busqué noticias para incorporarlas al libreto y recuperar los índices de audiencia.

El primer titular tenía que ver, precisamente, con David Racero, aquel vehemente activista que en el pasado denunciaba con valor los casos de nepotismo del gobierno de Iván Duque: hoy —dice la noticia— tiene a nueve familiares ubicados en puestos del Gobierno. Puede ser una bonita pregunta para la consulta popular: ¿Está de acuerdo, sí o no, con que sea causal de contratación para altos cargos estatales tener algún grado de consanguinidad con David Racero, o Inti Asprilla, o la exministra Ramírez, funcionarios que han logrado combatir el desempleo, al menos de sus familias? 

Pero así resultó el gobierno del cambio: si uno repasa los titulares de la prensa, parece imposible saber si el protagonista es Iván Duque o el último Aureliano, el tribuno de las mariposas amarillas, el hombre que no es un hombre sino un río, acaso el río Bogotá. Porque las noticias también informaban que el mismo Berto -que en su momento incendió el país ante el anuncio de que Duque compraría una docena de aviones de guerra-, decidió esta semana, cómo no, comprar una docena de aviones de guerra. Prácticamente los mismos. Si uno desempolva sus trinos del pasado, estaría asistiendo a un sano ejercicio de autocrítica: “La compra de aviones de guerra en medio de una crisis como la que vivimos es el máximo grado de irresponsabilidad de un gobernante”, dijo aquella vez. Y eso que, en tiempos de Duque, no había crisis de medicamentos. Por no decir de drogas. 

Porque, ya que hablamos de drogas (y de aviones), otro titular informaba de una nueva pastoral redactada por Álvaro Leyva, esta vez sobre Álvaro Gómez Hurtado, otro de los líderes conservadores de cuya amistad se ufana, lo mismo que de don José Eusebio Caro, de quien fue amigo de juventud. En uno de sus apartes, Leyva denunciaba que “quien lidera la cima del Estado, y un estrechísimo colaborador suyo” son adictos a los estupefacientes y el alcohol. Los más entendidos comprendieron la alusión. Se refiere a Armandito Benedetti, líder de las cimas. Y a su estrecho colaborador, el presidente Berto.

No es la primera persona que menciona las supuestas adicciones del presidente. Antes lo había hecho María Jimena Duzán, a la cual Berto respondió que su única adicción es al café: quizás con leche, lo que conocemos en Colombia como perico. De ahí el equívoco. Y de ahí su pelea de esta semana con el Banco de la República, al que le exige de forma perentoria bajar las tasas, so pena de tildar a sus miembros de uribistas y/o nazis. Se estaba refiriendo a las tazas de café.

Pero la noticia más pertinente para mejorar los índices del reality fue la del famoso chat del general Zapateiro —publicado por Daniel Coronell— en el que, con elegante y caballerosa sutileza, pedía a la mujer de un subalterno que le mandara fotos en kukos, con k: “quiero verte de pues a cabeza”, afirmaba, ambiguo, sugerente, acaso para ofrecer a la pretendida unas gotas de misterio: para que se preguntara si, tras ese error de tipeo, quería verla después, o, acaso, de púas a cabeza, en clara alusión a Papá Lindo, tan invocado por el general. 

Acto seguido, la instaba a ejecutar la tarea en el mingitorio en estos términos: “Cuidado vas al baño…”, escribía, sin precisar el sentido de la advertencia: ¿por qué “cuidado”? ¿Estaba tapado el baño, acaso? ¿Quién lo tapó? ¿Es el tape-tapen que suele darse en los negocios de aviones de guerra? ¿El hermano de Duque es mamón?

Y posteriormente remataba el mensaje apelando a una inteligente técnica de disuasión: “Cuando todo se quiere, se hace...”, la retaba, como si el asunto fuera un mero problema de ejecución. 

El general, pues, es el fundador del Kukos Klan: un colectivo de varones que se cubren la cabeza con los kukos que piden a sus pretendidas. Como salta a la vista, no se fijan en el físico, sino en el interior. Y tienen los calzones bien amarrados. A diferencia de lo que procuran en ellas. 

La reacción del presidente Berto al chat del general fue un trino conciso y de redacción clara en el que le habla de tú y le dice, entre otras cosas, que es un falso guerrero, y que, como oficial de Bolívar, y acá permítanme citarlo con comillas, “solo acostarás a una mujer, ya no por el placer que produces, porque no sabes seducir, como el caballero y por que no eres guerrero milenario, y no sabes defender el hogar, los hijos, la cueva, después de la cacería y no sabes defender la patria y el mar y, el pueblo (…)”. 

“La biblia dice que no desearás la mujer de tu prójimo”, remata el Berto moral. Le faltó regañarlo por volarse a Panamá con una amante.

Ahí tienen, pues, la fórmula para recuperar el rating del programa: involucrar a los personajes de todas esas noticias. Despedir al punk de Teusaquillo, a quien David Racero puede contratar en su Fruver, y firmar la paz total con Zapateiro para nombrarlo gestor de paz e invitarlo al próximo consejo-reality. El general instaría al presidente Berto a que ejecute (“cuando se quiere, se hace”) y acto seguido le pediría que le muestre los kukos. 

Pero el único interior que tendría por mostrar el presidente Berto es al ministro Armandito, que en ese momento podría estar encerrando en el baño a Álvaro Leyva. Ojalá no lo encuentre tapado. Con el famoso tape-tapen de los negocios de avión. 

No tenemos remedio. 

Que Papá Lindo se apiade de nosotros.

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