Enrique Santos Calderón
11 Mayo 2025 03:05 am

Enrique Santos Calderón

EL PAPA GRINGO

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“Habemus Papam Gringum”. Después de casi dos mil años y 266 papas, la gran mayoría italianos, llegó al Vaticano como sumo pontífice de la Iglesia Católica un cardenal nacido en la “ciudad del pecado”, como se conocía a Chicago en épocas de Al Capone.

No es de extrañar que un ciudadano de la primera potencia del mundo, con 54 millones de católicos, ocupe hoy el trono de San Pedro. Sí es novedoso que haya adquirido la nacionalidad peruana y que sea el sucesor de un papa argentino, lo que subraya la relevancia de América Latina en el mundo católico. Un mundo afectado por la progresiva deserción de sus fieles.

En el país de Robert Francis Prevost, nombre de pila de León XIV, el número de estadounidenses que se identifica como católico ha declinado en más del 20 % en los últimos años. Y en América Latina, continente católico por excelencia, el rebaño se redujo del 70 % en 2010 a 57 % en 2020, según sondeos citados por The Catholic Herald.

Son distintas las causas mencionadas: creciente secularización de la sociedad, escándalos de pedofilia en la Iglesia, inadecuado manejo del drama social de las comunidades más pobres o la atracción cada vez más fuerte que ejerce el evangelismo cristiano sobre esas mismas comunidades. Esto, pese a que la prédica católica contemporánea se concentra en los derechos de los más pobres de la sociedad, mientras la evangelista enfatiza más los valores morales.

El nuevo papa habla un impecable español, fue muchos años obispo de la diócesis peruana de Chiclayo, visitó a Colombia en más de una ocasión y le aguarda la compleja misión de suceder al pontificado de una figura tan carismática y auténtica como fue Francisco. Un ”papa cool”, como lo definió la revista Rolling Stone. Y, más complejo aún, redefinir el rol de la Iglesia en un mundo cada vez más anarquizado y multipolar.

Un vaticanólogo español señalaba que “tras un polaco, un alemán y un argentino, León XIV consolida el reinado de los papas no italianos”. Todo indica que será un pontífice conciliador y moderado pero comprometido con el medio ambiente y los migrantes, dos temas sobre los que ha cuestionado políticas de Estados Unidos. Trump se declara emocionado de tener a un compatriota como jefe supremo de la Iglesia Católica, al igual que su vicepresidente Vance que es católico. Pero ambos sobresalen por su intolerancia a la crítica y León XIV no será mudo. Interesantes serán las relaciones entre la Casa Blanca y un Vaticano con papa gringo.

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La segunda carta pública del excanciller Álvaro Leyva al presidente Petro levantó otro tierrero político. Insistió en que sus presuntas adicciones lo incapacitan para gobernar y lo conminó a abandonar el cargo porque está “enfermo” y no se comunica para nada con sus ministros, ni asume plenamente sus funciones ejecutivas. 

Luego de trivializar el asunto con chistes sobre la amigas de Benedetti y de calificar a Leyva como “un viejo loco, decrépito que está sacando la herida”, Petro decidió responder de frente y anunció que denunciaría a Leyva ante la Fiscalía por actos de sedición para sacarlo del poder, en un complot urdido con extremistas de derecha colombianos alentados por el congresista de Florida Mario Díaz Balart.

Y en un arranque de encendida retórica que se le puede devolver, agregó que “si eso llegase a pasar debe estallar la revolución porque es un infundio de los nazis en Estados Unidos. ¡Y no renuncio!”. Se sabe que Petro tiene una personalidad reclusiva, pero impulsiva, y en este caso su reacción un tanto descompuesta le hizo el juego a Leyva, cuyos cuestionamientos cobraron inusitado protagonismo.

Mientras unos voceros de la oposición le hacen eco a los cargos del excanciller e instan a Petro a hacerse exámenes médico-toxicológicos, otros decidieron demandarlo por “falsedad ideológica en documento publico” por irregularidades en el decreto que amplió su estadía en París, en aquel célebre viaje de junio de 2023 donde estuvo “desaparecido” dos días. Anticipos de lo que será la confrontación electoral de 2026, que el gobierno ya calienta con su agitación a favor de una consulta popular que aún no ha sido aprobada por el Senado.

Petro tiene todo el derecho de defenderse de los ataques de Leyva y de demandarlo por injuria e inclusive por sedición —si se demuestra—, pero debe mermarle a un lenguaje entre procaz y guerrerista que envenena notoriamente  el ambiente político, aun antes de que arranque en forma la campaña presidencial. Ese show con la espada de Bolívar fue poco menos que grotesco.

Leyva debe sustentar los delicados cargos que le endilgó a Petro y el jefe del Estado profundizar su denuncia ante la Fiscalía, sin olvidar la dignidad del cargo que ostenta. Lo demás es demagogia y populismo baratos. De parte y parte. 

P.S: Ahora resulta que el asesinato de siete militares en el Guaviare fue un lamentable “accidente” pues la disidencia de Calarcá –que casi le pide disculpas al ejército— confundió a los soldados con integrantes de la disidencia de Mordisco, con la que libra guerra a muerte. A la vez, unos y otros intercambian bala con el ELN, mientras que otra disidencia de Farc, el Frente18, anuncia ofensiva militar contra el Clan del Golfo en Antioquia por “sus complicidades con la institucionalidad” porque “no queremos más fuerza pública torcida”. ¿Habrase visto algo más surrealista?

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