
En un pequeño juego, María Cristina Lamus (MacLamus, para sus lectores) inspira sus décimas de esta semana en términos de confrontaciones: ¿se dice asperger o asperja?, ¿tiene razón Catherine Juvinao en la pelea con su examiga Agélica Monsalve?, ¿cuándo usar el usted y cuándo el tú? En cuanto a María Cristina, ¿la leen o prefieren oirla?
Asperjazo
(Asperger vs. asperjar)
Dos niños insoportables
jartaron al profesor,
y los papás, con rubor,
encontraron aceptable
una sugerencia fiable:
“La forma más expedita
de acabar la guachafita
—dijo el profe en baja voz—
es asperjar a los dos
con gotas de agua bendita”.
Algo va de Pedro a Pablo,
y aspeger nunca es lo mismo
que domar un sinapismo.
Pero ¿dónde estaba el diablo
que trajo a cuento el vocablo?
En la memoria remota,
a veces vive y rebota
el mamonazo infidente,
que molestó al presidente
y lo puso en La Picota.
Pendencias
(Juvinao vs. Monsalve)
Angélica y Catherine,
dos amigas de hace rato,
han montado un alegato,
consecuencia de un festín,
que es ya una pelea sin fin.
Antes hablaban con gana
del ayer y del mañana,
y hoy se están poniendo en jaque,
todo por tres guarilaques.
Y la concordia... lejana.
Inexperto tuteador
(Ustedeo vs. tuteo)
Buscaron un restaurante.
Un poquito ya cohibido
antes de hacer el pedido,
él pensó que era importante
tutearla, más elegante.
Comieron cuanto les plugo
y él ahí, con el tarugo.
Llegó el final de la cena
y le preguntó a la nena:
—¿Quieres frutas en “tu” jugo?
