Soy asiduo televidente de Máster chef porque me permite respirar ante las noticias de la política, pese a que cuando observo cocinados que tienen huevo y tortas de mermelada que se reparten entre todos, me siento en medio de un nuevo escándalo del gobierno.
Y, sin embargo, desconocía una sofisticada receta para reducir un lomo en salsa de mora hasta esta semana, cuando leí los chats de Diego Cancino, el recién nombrado director de la Sociedad de Activos Especiales, con la excontratista Viviana Vargas, la mujer que afirma que el directivo petrista la acosó sexualmente:
—Buenos días, mujer hermosa —la saluda Cancino antes de lanzarle dos llamadas seguidas y arremeter de nuevo con su as bajo la manga:
—Quieres almorzar en la casa? Lomo en reducción de mora? O cena?.
Todo es difícil: el saludo de mujer hermosa. Las llamadas. La insistencia posterior en la cena.
Pero el asunto de ofrecer lomo en reducción de mora como táctica de conquista es algo que jamás había visto: ¿por qué de mora?, y no lo pregunto como Laura Sarabia cuando no aparece Berto: “¿dónde está el presidente, por qué demora?”. Es una duda gastronómica: ¿existe acaso un plato que pueda parecer más espantoso? Si las moras son dulces, ¿se sirve de una vez como postre? ¿Dónde compra las moras el doctor Cancino? ¿En el Fruver de David Racero? Si el doctor Cancino las utilizaba para reducir el lomo, ¿con qué hacía el jugo entonces? ¿El lomo era de cerdo? ¿El hermano de Duque es mamón?
Posteriormente, el doctor Cancino le lanzó a la exfuncionaria el siguiente piropo: “Eres una mujer y ser hermosa. Bondad y fuerza para transformar”, le dijo, con lo cual demostró que maneja la concordancia de género mejor que la galantería.
En alguna parte de la tierra habrá una mujer—¿una ser hermosa?— que sueñe con que el doctor Cancino la amacice en un baile y luego le cocine una receta de lomo con moras, incluso un pato a la naranja. Pero es evidente que no era el caso de Viviana Vargas y ahora el célebre exprofesor está en la lista de aquellos funcionarios del Gobierno acusados de acoso, o acosados de acuso, frente a los que el presidente Petro, que señalaba y exigía la renuncia de César Lorduy antes del fallo oficial de la justicia, mira para otro lado.
Vivir en Circombia rejuvenece. Solamente esta semana el diario The Guardian recogió la noticia de que algunos miembros —si se puede decir de esa forma— de delegaciones internacionales tuvieron que pernoctar en moteles durante la COP16, y desplegaba a color el caso de uno de ellos, Robert Balukum, representante de Uganda, instalado por la organización en el motel Deseos. Al doctor Balukum seguramente le resultaba incómodo cuando, en las mañanas, un mesero le preguntaba cómo le gustaban los huevos. Y, de regreso a Uganda, todavía debe preguntarse por qué los hoteles de Colombia son tan extraños: por qué le entregaron tres jabones chiquitos y un rollo de papel higiénico como dotación; por qué le ofrecían como único menú un plato de arroz con pollo: por qué, en fin, la cama vibraba y le tocaba colgar la ropa en un tubo de poll-dance, a falta de armarios.
Pero no era la única noticia del momento: faltaba la del cónsul de Circombia en México, Andrés Hernández, que resultó acusado ya no solo de estafar a una exfuncionaria a la que, según ella, le robó los ahorros de toda la vida, sino de cometer otro abuso: otra subalterna denunció en el diario El País que el señor cónsul maltrataba al personal y lo humillaba con detalles de este estilo: “Una vez llegó con una bolsa negra llena de peluches en forma de miembros, de penes, y se los regaló a mujeres del consulado para que los pusiéramos en la oficina”.
Por si no fuera suficiente, el ministro de Minas redactó un decreto en el que anunciaba racionamiento de gas y enfureció contra la prensa por titular que habrá racionamiento de gas; el presidente Berto circuló la noticia falsa de que Laura Restrepo había muerto y casi enseguida reprodujo en su Twitter un extraño video de Lionel Messi que difundió con la frase “Muy bien, compañero Messi”. Para rematar, dio parte de que asistió al concierto de Paul Mc Cartney advirtiendo en su Twitter que él lo había traído cuando fue alcalde, y que Paul y él hicieron la revolución del amor: sir Gustav es el quinto Beatle, el hombre prodigio de la Liverpool Humana.
Para más excesos, en una entrevista posterior el acusado Diego Cancino hizo con su escándalo lo mismo que con el lomo: lo redujo. Y advirtió que no piensa renunciar al cargo en que lo acaban de nombrar.
Yo sé que, contrario a lo que pregonaba en campaña, cuando posaba con el pañuelo verde y violeta del feminismo amarrado en el cuello, el presidente Petro no sanciona a los miembros de su gobierno señalados de acosos o abusos: a sus funcionarios que deberían renunciar. Al revés: los empodera, como lo hizo con Hollman Morris (a cuya presunta víctima la Fiscalía le abrió proceso: solo en Circombia). O con Armando Benedetti. O con el cónsul en México.
Pero podría aprovechar el caso de Diego Cancino para montar una competencia de Máster chef en RTVC y de esa forma combatir los medios hegemónicos. El presentador sería el propio Hollman. El cónsul en México participaría con una receta italiana de pennes: pennes a la rabiatta. El presidente Berto prepararía un lomo al trapo envuelto en la pañoleta feminista que nunca más utilizó y se lo dará de probar, humilde, a su colega Paul Mc Cartney. El ministro de Minas cocinaría un corrientazo en leña, no en gas. Y al final el doctor Cancino obtendría la victoria con su receta de lomo reducido en mora, y el compañero Messi lo felicitaría por su triunfo en un video de voz falsa en el que invita a los moteles de Cali a ofrecer su plato en lugar del consabido arroz con pollo al cual el propio Cancino le agarra las pechugas de forma abusiva.
No somos un país viable.
A diferencia de Uganda.
CIRCOMBIA VUELVE A BOGOTÁ EN NOVIEMBRE
BOLETAS ACÁ
¡LLEGA LA GRAN GIRA NACIONAL DE CIRCOMBIA!
Haga click en cada destino para comprar las boletas:
Bucaramanga (noviembre 9)
Montería (noviembre 16)
Popayán (noviembre 21)