Aterrado ante la posibilidad de que Donald Trump regrese a la presidencia de los Estados Unidos, el profesor Pompilio Iriarte compuso una tira de décimas y un soneto para des-celebrar el posible triunfo de este des-cerebrado.
La Casa Blanca por cárcel
Que la agresión nos resbale
con frecuencia ha sucedido;
nos entra por un oído
y por el otro nos sale.
Con Donald Trump no se sabe.
Un corrido de la teja
apuntó el rifle a la ceja,
pero el tiro resbaló.
A Trump solo le rozó
el filito de la oreja.
Si le conceden a Trump
la Casa Blanca por cárcel,
¿quién puede tallarle en arce
al convicto su sillón?
¿Butaquita o butacón
en madera de aguacate,
de balsa o de cañaguate?
Cualquier banquillo sin brazos
para que ponga el culazo
el deslenguado magnate.
Aunque la gente rezongue
por lo que voy a decir,
es momento de admitir
que el hábito sí hace al monje.
No se ofusque, no se esponje,
no sostenga lo contrario.
¿Qué sainete extraordinario
hará Trump en el momento
de prestar el juramento
vestido de presidiario?
Para proteger mejor
a Donald Trump y a su gente,
pedimos urgentemente
que nos hagan un favor.
Rogamos al director
de la CIA, un tal José
(¿William Joseph? ¡Yo qué sé!)
que nos cambie por decreto
el tal servicio secreto
por guardianes del INPEC.
Y se verán muchas cosas:
Stormy Daniels en billetes;
en los tobillos, grilletes;
y en las muñecas, esposas.
Nada de esto huele a rosas,
Pero, bueno, no está mal.
Que en catre presidencial
atienda el gran presidiario
y próximo mandatario
la visita conyugal.
Astilla: Soneto en loa a Donald Trump
Decir que tú eres asno, badulaque,
berzotas y bodoque y calabaza,
o cenutrio o ceporro o gallinaza,
coprófago, cotilla y triquitraque,
charrán, chorra, chupóptero y pichaque,
cosiaca, cochambroso y farolaza,
energúmeno esbirro, picaraza,
escolimoso esputo y miriñaque,
estólido estafermo, gamborimbo,
ganapán o gaznápiro o culimbo,
jactancioso, ladilla y talabarte,
lechuguino, ladilla y mentecato,
mastuerzo, mazacote y candidato
es una forma fina de alabarte.
Pompilio Iriarte