Sonó el timbre, las compuertas se abrieron y del partidor presidencial acaba de salir la primera candidata oficial para las elecciones de 2026. Es MacLamus, quien, en lomos de su talento decimero, inaugura una nueva carrera hacia el solio de Bolívar. Mucha suerte, MacLamus: es decir, que ojalá pierdas...
Me lanzo
Lo he pensado seriamente,
mirando la numerosa,
variopinta y asombrosa
colección de pretendientes
que quieren ser presidentes.
Todos, sin mucha consciencia,
creen que su sola existencia
y sus supuestas virtudes,
calidades y aptitudes
ameritan su presencia.
Me lanzo, pues, muy segura
de que todos mis amigos
convendrán en que conmigo
se acabará esta locura
y vendrá la sabrosura.
Soy rival a la medida
de Vicky, la presumida,
pero siendo justiciera,
a Polo Polo quisiera
que le den una barrida.
Si Temístocles se lanza,
y dizque el Cauca lo aclama,
Vargas ya no lo reclama
como aliado fiel a ultranza
que le incline la balanza.
A tiempo que Claudia mira
con el desdén que la inspira,
a Bolívar y compinches,
estos se pegan cual chinches
a Petro, mientras delira.
Sé que no peco de ilusa
si con otros me comparo,
pero no tengo el descaro
de creer que soy la musa,
aunque tampoco una intrusa.
Cuando pido educación
no estoy dando una lección
ni estoy copiando a Cabal
en su lenguaje letal:
simplemente quiero acción.
Son mis posibilidades
fuertes en esta contienda,
en la que busco se entienda
que en feria de vanidades
no importan las cortedades.
Entre tantos jugadores
cosecharé mil favores;
no estoy sobrada de lote
mas cuando la patria vote
ganarán mis electores.
