
El martes empiezan los alegatos de conclusión en el tantas veces aplazado juicio al expresidente Álvaro Uribe. Según la versión suya, de sus abogados y de sus seguidores en redes sociales, nada le han podido probar en el proceso. La realidad es diferente. Contra Uribe pesan, entre otras evidencias, interceptaciones telefónicas en las que da instrucciones y aprueba procedimientos, que se extendieron durante meses, para hacer ofertas a testigos invitados a declarar a su favor; constancias claras de que fue informado sobre beneficios jurídicos prometidos a dos declarantes; grabaciones que muestran las presiones y también testimonios.
La defensa de Uribe, encabezada por el abogado Jaime Granados, ha intentado repetidamente voltear el caso para convertirlo en un juicio contra el senador Iván Cepeda, cuya conducta ya fue examinada detenidamente por la Corte Suprema de Justicia antes de decidir archivar el expediente a favor suyo y ordenar, en cambio, que se investigara a Álvaro Uribe por soborno de testigos y fraude procesal. Es posible que, en los próximos días, surjan nuevos intentos para criminalizar a Cepeda, apelando, otra vez, a una estrategia del expresidente contra quienes se han atrevido a denunciarlo.
El otro blanco es Juan Guillermo Monsalve, el testigo preso, que desde hace catorce años ha declarado que el señor expresidente Uribe y su hermano, el ganadero Santiago Uribe Vélez, estuvieron vinculados a la fundación del Bloque Metro de los paramilitares.
De acuerdo con el testimonio de Monsalve, esa agrupación criminal nació en la Hacienda Guacharacas, que fue propiedad de los Uribe Vélez y estuvo bajo el control de los Gallón Henao y los hermanos Juan Guillermo y Luis Alberto Villegas Uribe, este último conocido con el alias de Tubo. Todos ellos mencionados como partícipes en la conformación del grupo.
La declaración de Monsalve, que está en la raíz del juicio a Uribe, tuvo lugar en el año 2011. Un tiempo después, el 23 de marzo de 2012, dos reclusos trataron de matarlo a puñaladas en la cárcel de Cómbita. Cuando eso sucedió, no había guardias en el patio; las cámaras de seguridad no funcionaron. Los lentes de algunas fueron cubiertos con mantequilla, otras simplemente estaban desconectadas.
Para salvarle la vida lo trasladaron a La Picota en Bogotá. Poco después, en su celda encontraron un veneno descrito así en documentos judiciales: “un compuesto altamente tóxico que es usado como insecticida y rodenticida, se comercializa con el nombre de Matarratas Guayaquil. En Colombia está prohibida su venta”.
Por esa razón, la Corte Suprema de Justicia pidió protección especial para él y para otro testigo, Carlos Enrique Areiza, quien fue asesinado en 2018, pocos meses después de que el más alto tribunal solicitara que lo cuidaran.
En los últimos días, la defensa del expresidente pidió que se incluyera como prueba sobreviniente en el juicio, una solicitud de rebaja de penas de Juan Guillermo Monsalve, condenado a 44 años por secuestro. Solicitud que fue negada por un juez de ejecución de penas. De acuerdo con la interpretación del abogado Jaime Granados, esto demuestra que Monsalve espera recibir beneficios de su declaración contra Álvaro Uribe.
En el juicio al expresidente también atestiguó Óscar Monsalve Correa, padre de Juan Guillermo, quien fue grabado un día antes ensayando el libreto de lo que iba a declarar al día siguiente. Monsalve padre tenía el propósito de “cagarse en Cepeda” y conocía, de antemano, las preguntas que le iba a hacer el abogado defensor.

El papá de Monsalve terminó contradiciendo sus declaraciones anteriores y reconociendo que, simplemente, “se imaginaba” lo que sostenía contra Iván Cepeda.

Por todo eso era importante que Juan Guillermo Monsalve, que ya declaró en el juicio citado por la Fiscalía, fuera interrogado por la defensa del expresidente sobre las pretendidas pruebas sobreviniente. Su nombre estaba en la lista de los testimonios solicitados por Jaime Granados pero –de manera súbita– decidieron prescindir de su declaración.
Sus respuestas a estos hechos son de pleno interés público. Por eso, en las últimas horas, le pedí a Juan Guillermo Monsalve conversar sobre esos temas. Hablé con él durante un poco más de cuarenta minutos, y mañana publicaré la entrevista que, según él, podría ser la última de su vida.
