Por bien o por mal (sinceramente, por mal), el fiscal Francisco Barbosa es uno de los personajes del año. Nuestra decimera Beatriz Ordóñez lo considera su muso decembrino y nos entrega, como despedida de 2023, las siguientes estrofas.
El fiscal nos dice esto,
el fiscal nos dice aquello:
soy un personaje bello
y me mantengo en mi puesto.
Si me levanto o me acuesto
soy sin dudas el mejor;
tengo carisma y valor;
muchos me rinden honores,
pues hago cien mil favores,
sin recato ni pudor.
Y entonces alguien me dice:
“No friegue tanto, caray,
confórmese con lo que hay.
El fiscal se contradice
y ni modo que aterrice;
pero usted no entiende nada,
mejor quédese callada
no vaya a ser que se gane,
un coscorrón que no sane,
por no entrar en la jugada”.
El que calla otorga, leo.
Así que callar, ni modo;
yo opinando me acomodo.
No es así, pues, el paseo.
En cambio, yo no me creo
que deba pasar de agache,
cuando el fiscal se descache.
Aquí hay líos a montones.
No soporto los matones
ni me aguanto a ningún guache.
¿Qué será de este país
si continúa ganando
ese descaro nefando
que hace a la gente infeliz?
Ganan por una nariz
los corruptos al galope
y causan un despelote
imposible de arreglar,
pero ellos saben jugar
como un hábil zopilote.
Un narciso es peligroso
si se siente indispensable;
y es que resulta probable
que se crea un gran coloso
o un personaje famoso.
Que descuide sus funciones,
cometa equivocaciones
y cuando ofrezca mordida,
deje a la gente metida
y empiece revoluciones.
Beatriz Ordóñez