La decimera MacLamus se dejó venir con instrumento de cuerdas a propósito de un encuentro multitudinario de tipleros que hace poco impusieron un récord mundial en Bucaramanga interpretando el vals Pueblito viejo. Léase por fa mayor.
Guinness y el tiple
Por el tiple un alboroto
que no llegó a ser pelea
encrespó algo la marea.
(Advierto que lo que acoto
se da salvando mi voto).
Ya puestos en este empeño,
antes que ser antioqueño
o quizás santandereano,
el tiple fue colombiano
y todo el país su dueño.
El instrumento que rige
la música montañera
es canto, arrullo, quimera,
que al igual que alegra, aflige.
Está muy claro su origen:
caja de cuerdas pulsadas
de la que surgen tonadas;
precursora de su entraña
fue la vihuela de España,
y a su imagen recreada.
Patrimonio cultural
de la aldea y la región,
es clara su vocación
de instrumento nacional.
Dada su estirpe ancestral,
eso invocaron confiados
tiplistas inveterados,
antioqueños cual la arepa
cuando dieron en la pepa
de que el tiple fuera honrado.
Pero tercos, mis paisanos
de una vez se calentaron
y muy dignos replicaron:
“¡El tiple es santandereano
yo se lo aseguro, mano!”.
Mientras los paisas, conscientes,
actuaron condescendientes
al reconocer gustosos
como intérpretes virtuosos
a Santander y sus gentes.
Y fue zanjada la historia
de esta inocua discusión
cuando, con buena intención,
se dio una convocatoria
que quedará en la memoria.
Allá en la Ciudad Bonita
tuvo lugar una cita
sobre el puente La Novena
y en los oídos resuena
una canción que es bendita.
Pueblito viejo se llama;
la interpretaron certeros
unos seiscientos tipleros
que confirmaron la fama
de artistas que nos inflama.
Así cumplieron los fines
de elevar a récord Guinness,
cual máximos exponentes,
al tiple y los descendientes
de los hermanos Martínez.
MacLamus (María Cristina Lamus)