Caminando por la décima
1 Septiembre 2024 03:09 am

Caminando por la décima

RECORDANDO A ALAIN DELON

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MacLamus, a pesar de ser de la bravía tierra santandereana, es una sentimental. Así lo demuestra en esta oportuna, sabia y cariñosa evocación del actor francés Alain Delon, que acaba de morir, y su papel en la versión cinematográfica de El gatopardo, aquella gran novela sobre la Italia revolucionada.


Que todo cambie si queremos que todo siga igual
Giuseppe Tomasi di Lampedusa
El gatopardo


Ahora que murió Delon,
a los ochenta y ocho años,
sus películas de antaño,
recordamos con fruición.
Buen actor y fiel al guion,
se lució en El gatopardo
como un príncipe gallardo
que encarnaba la opulencia
de una casta en decadencia.
La hizo Visconti, un lombardo.

Luchino fue un gran cineasta
y el libro de Lampedusa
estimuló en él la musa
del derribo iconoclasta
de preconceptos que aplastan.
Don Fabrizio de Corbera,
que en el diecinueve era
gran príncipe de Salina,
receló de la interina
revolución justiciera.

Garibaldi y sus soldados
veían la unificación
como única solución
ante el divisivo Estado
de nobles privilegiados.
Llegaron, pues, los burgueses
que pronto hicieron las veces
de la clase más pudiente,
y en espiral ascendente
se enriquecieron con creces.

Es natural que a Fabrizio
frunciera este remezón,
y más cuando el muchachón
de su sobrino, sin juicio,
pensara en su beneficio.
Tancredi —así se llamaba—,
medía y se acomodaba:
“Que todo cambie, al final,
para que perdure igual”,
con cinismo aconsejaba.

Quizás esa sea la gracia,
de lo que ocurre en un mundo
de cambios dizque profundos;
ávida es la burocracia,
hija de la dedocracia.
Desengáñese, vecino,
si cree que un nuevo inquilino
transformará la política
obsolescente y raquítica:
el estatismo es un sino.

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