MacLamus, que nos tenía acostumbrados a su pasión por la música clásica, nos sorprende con estas décimas que endiosan al rockero Kevin Johansen, nacido en Alaska y criado en Argentina.
Kevin Johansen
Su voz no está en el radar
de varios de mis amigos,
despistados cuando digo
que gozo al verlo cantar
y lo admiro hasta rabiar.
Kevin Johansen me trama,
lo pongo a todo volumen,
pues en su genial cacumen
se enciende una viva llama
que nuestra atención reclama.
Sorprende la trayectoria
desde Alaska hasta Argentina
de este cantante que inclina
los gustos ante su historia
peculiar y meritoria.
Mezcla rock alternativo
con pop estadounidense,
y en el argot rioplatense
desgrana, muy emotivo,
un repertorio festivo.
“Des-generado” es su estilo,
él sostiene, y con razón,
pues habla de una fusión,
que en lo simple busca asilo
e invita a seguirle el hilo.
Sus letras, originales,
tan propias y coloquiales,
suman ingenio y humor,
acordes con el color
de sus notas musicales.
Fui a verlo recientemente
en una puesta en escena
que los auditorios llena
por su tono irreverente,
hipnotizando a la gente.
Mientras entona el artista
temas de una larga lista,
en papel, sobre un tablero
sigue la voz del jilguero
Liniers, caricaturista.
Su lápiz pinta figuras:
la de Daisy, “comehombres,
no preguntes ni te asombres…”,
o La cumbiera, una dura
en su intelectual postura.
Clásica en lo musical
soy yo, pero más carnal,
cuando cambio a Bach y Mozart
por la jerga contagiosa
de Kevin… ¡sensacional!
Ma. Cristina Lamus, MacLamus
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